Título original: Spoonbenders
Idioma original: Inglés
Año: 2017
Editorial: Blackie Books (2018)
Traducción: Carles Andreu
Género: Novela (Fantasía urbana)
Un puzle perfecto
Llevaba un tiempo sin dejarme caer por aquí, pero no voy a entretenerme en excusas dirigidas a aquel manojo de lectores que pueda haber notado mi ausencia, pues lo que os traigo hoy compensa con creces cualquier falta cometida en el pasado (y solo estoy exagerando levemente). Si todavía no conocéis a la extraordinaria familia Telemacus, ay, amigos, qué feliz me hace ser yo quien os la presente.
Teddy Telemacus es un timador e ilusionista de poca monta que un día tiene la inmensa suerte de conocer a Maureen McKinnon, una mujer con poderes paranormales de verdad que se enamorará de él y le permitirá engendrar a tres niños con superpoderes: Irene, Frankie y Buddy. Todos juntos componen la extraordinaria familia Telemacus, que se dedica a recorrer escenarios con un show en el que muestran sus habilidades, hasta que ocurre algo que hace que todo cambie a peor. La trama principal se sitúa veinte años después, con Maureen ya muerta y los Telemacus convertidos en una panda de perdedores.
La extraordinaria familia Telemacus es una novela coral, cuyos capítulos alternan los puntos de vista de distintos miembros de la familia Telemacus. Además, dentro de cada capítulo se combina la narración ambientada en el presente (años noventa) con flashbacks que nos llevan a los sesenta y setenta. A través de estos flashbacks, iremos descubriendo poco a poco el porqué de la excentricidad actual de cada uno de los personajes, y qué ocurrió en el pasado para que la familia Telemacus pasara de extraordinaria a patética. No solo eso, sino que iremos comprendiendo las implicaciones más profundas de lo que está ocurriendo en el presente, así como las raíces de las motivaciones actuales de los personajes.
La estructura de la trama, en principio rota y caótica, esconde un trabajo titánico de planificación por parte de Daryl Gregory, pues cada uno de estos pequeños episodios es en realidad una pieza en un puzle enorme que se va desplegando sin prisa pero sin pausa. Al comienzo del último tercio del libro ya se va anticipando un final que promete ser apoteósico, donde todos los caminos converjan y den sentido a lo ocurrido y lo que está por venir. Gregory cumple con creces, algo que a esta humilde lectora le da mucho gustirrinín, porque, aparte del orgasmo literario que supone, me permite reafirmarme en mi opinión de que es infinitamente mejor ser un escritor de mapa que de brújula. Simplemente, una obra de este calibre está fuera del alcance de los escritores vagos de brújula, que pretenden saltarse el proceso de planificación. Novelas como esta deberían ser requisito indispensable de lectura para aquellos que piensen que en lo de brújula vs. mapa hay un debate real.
Pero dejemos a un lado la contienda y adentrémonos un poco más en las maravillas que ofrece este libro. Uno de los grandes aciertos de La extraordinaria familia Telemacus son los personajes. Los cinco personajes cuyo punto de vista conocemos de forma directa son todos entrañables y fascinantes. Teddy Telemacus, el patriarca, es a simple vista el menos interesante por su cariz de viejo verde y cascarrabias y por carecer de poderes paranormales, pero esta es una apariencia engañosa, pues como buen ilusionista tiene unos cuantos ases escondidos en la manga. Sus tres hijos, Irene, Frankie y Buddy, son sin embargo interesantísimos desde el principio: Irene, madre soltera con un trabajo muy por debajo de sus posibilidades, tiene la capacidad de intuir de forma infalible cuándo alguien está mintiendo; Frankie, casado con dos hijas propias y una hijastra, asolado por las deudas y acosado por la mafia, es capaz de mover objetos con la mente; Buddy, en apariencia más loco que las maracas de Machín, es capaz de predecir el futuro. A estos cuatro se suma Matty, el hijo adolescente de Irene, que al comienzo del libro descubre que es capaz de salirse de su propio cuerpo cada vez que se le pone el pito tieso, lo cual, teniendo en cuenta su edad, sucede bastante a menudo.
Sabía que podía abandonar su cuerpo. La parte difícil —en la que llevaba un mes trabajando con un éxito limitado— era conseguirlo sin tocarse. Nunca podría subir a un escenario si la única forma de usar sus poderes pasaba por hacerse una paja delante del público.
A mis lectores más sagaces y feministas no se les habrá escapado que entre estos cinco protagonistas hay una abrumadora mayoría de hombres. Quizá es la única pega que se le puede sacar al libro, pues de una novela escrita en 2017 se espera que se esfuerce por compensar las tendencias machistas del pasado e incluir elencos más paritarios, siempre y cuando el argumento lo permita (como es el caso). No obstante, es justo señalar que hay varias mujeres entre los personajes secundarios, y que, si bien figuran sobre todo como objeto de deseo, tienen también un peso importante en el avance de la trama. Entre ellas destaca Maureen, la más poderosa de los Telemacus, a la que conoceremos sobre todo a través de los flashbacks, y Mary Alice —o, como ella prefiere ser llamada, Malice—, la prima gótica de Matty, que será objeto de sus lujuriosas fantasías y dará lugar a más de un descojone.
Ten cuidado con lo que deseas
Aparte de los geniales personajes y de la estructura impecable de la trama, lo que más me ha gustado de la novela es el tono tragicómico que impregna todo, la permanente sensación de no saber si se está leyendo una comedia o una tragedia. A simple vista, La extraordinaria familia Telemacus es una comedia familiar, y de hecho se puede leer a un nivel superficial como tal y tan contentos. Para esto, ayuda mucho la estupenda traducción de Carles Andreu (quienes me sigan sabrán que no soy de regalar elogios a los traductores), que logra la difícil tarea de captar la comicidad del texto de Gregory, manteniendo la naturalidad e incluso adaptando los juegos de palabras. Para muestra, un botón:
—Joder no es el término más apropiado para lo que acabamos de hacer —dijo Irene—. Necesitamos una palabra mejor, algo más festivo.
—¿Polvorio? —propuso.
—¡Felacidad!
—¡Guarreque!
No obstante, como ya habrán comprobado por lo que llevamos de reseña, no hay que fiarse de las primeras impresiones en lo que a esta obra se refiere. Y es que hay una dimensión trágica que surca toda la novela y que añade un delicioso contraste y una siempre bienvenida profundidad filosófica. Tal vez sea esto un reflejo del propio tema del libro. ¿Quién no ha deseado alguna vez tener poderes paranormales; poder hacerse invisible a voluntad, saber lo que otros están pensando, teletransportarse a cualquier lugar del planeta? Este deseo colectivo de la humanidad seguramente explica la obsesión actual por las películas de superhéroes y su aparición recurrente como recurso en las novelas de fantasía. Es algo con lo que fantaseamos desde niños y a lo que no vemos más que ventajas. Pues bien, Gregory viene a contarnos que no es oro todo lo que reluce, y que tener poderes paranormales puede ser más una carga que una bendición. Y así es para los personajes de esta novela, especialmente para el bueno de Buddy, que se pasa todo el libro angustiado por su capacidad de anticipar parte de lo que está por venir y la responsabilidad que ello conlleva:
—¿Qué? —pregunta Irene—. Si quieres decir algo, dilo.
Pero [Buddy] no sabe qué decir. Ése es el problema con muchos de sus recuerdos futuros. Si no se acuerda de lo que dijo, no sabe qué se supone que tiene que decir. Como si alguien te empujara a un escenario sin un guión. Mejor no decir nada a arriesgarse a cambiarlo todo.
Este último es mi personaje favorito en la novela, y es que encarna como ningún otro esta tensión tragedia-comedia que vertebra la novela. Su obsesión por controlarlo todo le lleva a aparecer como el más excéntrico de los protagonistas, y permite toda una serie de situaciones desternillantes. Pero, a medida que vamos conociendo su punto de vista, vemos con claridad el infierno en el que vive, y cómo este personaje que parece el más cómico es en realidad el que más tristeza arrastra consigo. Una muestra perfecta de la elegancia y el buen hacer que despliega Daryl Gregory en esta ambiciosa novela. Nada más que añadir, señoría.
Hazte con un ejemplar de La extraordinaria familia Telemacus aquí.
¿Quieres conocer más obras de fantasía? Hazte mecenas de Libros Prohibidos para que podamos seguir con nuestra labor sin recurrir a publicidad. Sorteamos todos los meses UN EJEMPLAR EN PAPEL de nuestros libros favoritos entre nuestros mecenas.
Y si quieres conocer más sobre nosotros y estar al tanto de todas nuestras publicaciones y novedades, apúntate a nuestra maravillosa lista de correo.
Foto mujer: Monica Silva. Unsplash
Foto hombre: Jonathan Crews. Unsplash