Año: 2016
Editorial: Tyrannosaurus Books
Género: Novela
Valoración: Recomendable
Conocimos a Pablo García Naranjo como finalista del último premio Guillermo de Baskerville con su anterior novela Coburn, que fue la gran sorpresa entre los finalistas y que estuvo a punto de alzarse con el galardón. Gustó mucho por su desparpajo, por su acción sin concesiones y por el manejo habilidoso que el autor demostró de los clichés de género. Una obra que se leía de una sentada y que dejaba un agradable regusto a pólvora, maledicencia y película de pistoleros.
Muchas de las virtudes mencionadas están también en Purgatorio, aunque esta es una obra más elaborada, más ambiciosa y completa. Tyrannosaurus Books parece que confía en este autor por cómo casan sus historias con el fondo de armario de la editorial. He de decir que me parece una buena decisión, es importante tener en nómina escritores que sean capaces de despertar en el lector el reconocimiento de un tipo de literatura concreto. Cuando alguien con un estilo personal e intransferible se instala en las tripas de un catálogo, fideliza a los seguidores, los mantiene contentos y expectantes, ansiosos de novedades.
Como he dicho, en Purgatorio se reproducen muchos de los aciertos que ya pudimos disfrutar en otras novelas de García Naranjo. Por ejemplo, el uso que hace de los tópicos que nos hacen reconocible la historia, que nos permiten encuadrarla en una tipología concreta de la que sabemos qué esperar. Esto que algunos verán como inconveniente, denota en realidad una puntería en el narrador casi tan atinada como la de sus personajes de gatillo fácil; porque ese tópico es la base, la argamasa de la historia, su justificación si queremos, y sobre él, con dosis adecuadas de innovación y novedad, se construye esta novela. Escribe de lo que conoces, se suele aconsejar al escritor novel (Pablo García Naranjo hace tiempo que superó esa etapa); advertencia que en el caso que nos ocupa se modificaría para quedar así: escribe de lo que conocen los demás, de lo que tienen asumido e interiorizado, aporta un par de pinceladas de tu mundo personal y obtendrás una novela adictiva, agradable de leer y que, además, a los amantes de los géneros de suspense y de terror es muy probable que apasione.
La historia se nos va abriendo poco a poco desde dos vértices de un triángulo ocupados por personajes que viajan hacia el que queda libre. En ese avance se nos van desvelando las motivaciones de unos y otros, se va acumulando la tensión y se nos desvelan pistas por si queremos jugar a eso que tanto agrada al ser humano desde que el primer australopiteco encontró una lupa en mitad de la sabana africana: a ser Holmes, Poirot, Miss Maple, Marlowe o nuestra tita la de Cuenca capaz de averiguar quién mató a Laura Palmer sin ver siquiera la serie.
Conoceremos a la aparentemente ejemplar familia Dunne y a la detective Laura Noonan cuyas historias irán acercándose, entrelazándose y convirtiéndose en una. No quiero desvelar muchos detalles de la trama porque en ella está uno de los mayores placeres de esta novela, en su armazón sencillo pero bien trabajado, en cómo el narrador va aproximando las vidas de los personajes principales hasta hacerlas coincidir en un choque final. Sólo diré que los Dunne huyen de una vida idílica. Más concretamente la madre, Sarah, y su hija, Julie, emprenden un viaje que atraviesa las polvorientas carreteras de Estados Unidos con destino a una misteriosa casa que Sarah habitó en su juventud; del padre, Albert, iremos conociendo el porqué no las acompaña a través de las conversaciones entre madre e hija y también por las referencias que de él hacen los inquietantes seres que irán encontrando en su huida. Conoceremos también la obsesión de la detective Noonan por atrapar a un asesino meticuloso y escurridizo que se le resiste desde hace tiempo.
En la sinopsis que la editorial recoge en su web podemos leer:
“Purgatorio es una road movie de terror psicológico. Una historia sin redención; de amor materno, remordimientos y sombras.”
Estoy de acuerdo, pero añadiría que también puede considerársela como una novela negra con tintes sobrenaturales que me ha recordado a la obra de John Connolly y su detective Charlie “Bird” Parker.
Quiero insistir en la evidencia de que esta obra ha sido muy bien trabajada por su autor. Ya hablé antes de su estructura y ahora quiero hacerlo de su lenguaje. Se trata de un estilo que le va como un guante al tipo de historia que se nos ofrece: vocabulario acorde con los personajes y la ambientación, que se inserta en frases cortas y tajantes. Destaca también la presencia redundante de símiles originales y chascarrillos reconocibles como parte del mundo que crea el autor, expresiones que nos suenan de otras obras afines y que nos conectan automáticamente con la narración. En ocasiones, pocas, ese estilo “forzado” tan característico lastra un poco la construcción de los diálogos quitándoles naturalidad. Pero esta traba no es algo generalizado y para nada entorpece al lector en su avance.
El único punto negro es la asimetría entre las dos partes o los dos grupos de personajes que campan por Purgatorio. Conocemos bien la historia de la familia Dunne, pero no tanto la de la detective Noonan. En los capítulos que a esta le corresponden se echa en falta algo más de desarrollo en los antecedentes personales que explican la obsesión de la protagonista por atrapar al Asesino de Sutton (aunque tiene un motivo que de sobra justifica sus acciones). También hubiera enriquecido la novela un aprovechamiento mayor del papel de su compañero de andanzas (que tiene mucho de Sancho Panza), el detective Endricks. Cómo digo, la sustentación de los personajes admite más desarrollo y el narrador ha pecado de lacónico y prudente.
Pero estos pequeños lunares no restan interés a una obra muy meritoria, capaz de atraer lectores de gustos dispares (ya quisieran para sí esta cualidad muchos partidos políticos). Purgatorio puede ser leída, y disfrutada, por amantes del terror, de las historias de carretera con redención incluida, de la novela policíaca; pero también por todo lector curioso que guste del suspense como base de la historia.
Ah, el título no está elegido al azar, tiene mucho que ver con la trama, con el viaje de los Dunne hacia la enigmática Casa Roja y con la forma de vivir de Laura Noonan y su escudero fiel, Endricks. Otro acierto, y es que elegir título no es tan sencillo como pudiera parecer.
En definitiva, he encontrado un libro con afán de pequeña gran novela, pero que no renuncia a ser representante híbrido de varios géneros. Una buena opción fronteriza que satisfará a muchos, con una pretensión clara de contar una historia truculenta y contarla bien, que ya es mucho. La he disfrutado y creo que permaneceré atento a lo que Pablo García Naranjo escriba de ahora en adelante.