Emilio Bueso: Subsolar

Subsolar. Libros prohibidos

Título completo: Subsolar. Los ojos bizcos del sol 3
Año: 
2020
Editorial: Gigamesh
Género:
Novela (Ciencia ficción)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

El camino llega a su fin

Y tres. Con Subsolar, Emilio Bueso llega al final de esta trilogía llamada Los ojos bizcos del sol, que comenzase allá por 2017 con Transcrepuscular y continuase con Antisolar. Una saga que ha dado mucho que hablar desde su misma concepción y que todavía tiene guerra que dar. Porque estamos ante una obra diferente en muchos aspectos, una propuesta a la que no podemos aproximarnos sin arriesgarnos a que cambie de alguna manera el concepto que tenemos de la literatura de ciencia ficción. ¿No me creéis? Os lo cuento después de la sinopsis.

Esta es la historia de cómo reunimos a las huestes de los pueblos libres para arrasar la Gran Colonia, de cómo recorrimos el Desierto del Mediodía en una caravana de escorpiones, en una alfombra voladora, en el Desert Express o surcando las corrientes freáticas que conectan el oasis. Y de la Batalla del Amanecer Eterno, que remató nuestro periplo con gloria y muerte, y que trató de cambiarlo todo para siempre.

Sí, eso que acabáis de leer era la sinopsis de Subsolar. Parece cualquier cosa menos una sinopsis y sirve a la perfección para ilustrar a qué me refiero con eso de que se trata de una obra diferente. La puesta en escena, tanto por parte de la editorial como del propio autor, es una cosa que no habíamos visto antes. Es una apuesta, desde luego, qué libro hoy en día con la que está cayendo no lo es, pero esto va todavía más allá: es un all in, un todo al rojo. Desde el formato de la edición básica —edición de lujo y superlujo así para empezar— hasta la propia historia en sí, cosa de la que vamos a hablar a partir del párrafo siguiente, todo es un salto al vacío. Podrá gustar más o menos, pero hay que reconocer —y agradecer— la valentía y la audacia volcadas en esta saga.

En este tercer y último capítulo, el grupo de aventureros prosigue el camino que iniciasen en la primera parte. Y si en los dos tomos anteriores daban un poco la sensación de huir hacia adelante sin mucho sentido, un poco como pollos sin cabeza, en Subsolar esta sensación incluso llega a incrementarse. El caos se apodera de la narración, como si fuera una consecuencia de que el Trapo ha terminado de hacerse con el alma del grupo. Subsolar. Caracol. Libros Prohibidos Los personajes se contagian de la influencia de este personaje y todo se termina de desmelenar. Esto, sin duda, le encantará a los fans de la saga, porque ser seguidores de Los ojos bizcos del sol es ser adoradores del Trapo. Eso es putamente así, por lo que, después de todo, no puede verse esto como un punto negativo, sino al contrario.

El avance de los capítulos es lineal, sin embargo, tampoco hay simpleza en esto. Para conseguir mayor impacto en el lector, Bueso vuelve a tocar a rebato con un estilo directo de eficacia inapelable. Se salta cualquier descripción que no sea estrictamente necesaria —y las que hay, las despacha de dos plumazos— en una carrera ansiosa por llegar al desenlace. Con los diálogos ocurre lo mismo, van desbocados y son, más que ágiles, frenéticos, como si los personajes no estuvieran interesados en intercambiar pareceres entre ellos, sino que buscasen dejar K.O. al otro. Aquí, una vez más, encontramos la alargada sombra del Trapo.

—¿No has visto hechicerías suficientes? —insistió la Regidora, negando con la cabeza como reproche a Wing Melin—. Tu falta de fe es también una forma de fe.

Y me preguntaréis que qué pasa, que si me ha gustado todo. Bueno, es difícil llegar a la tercera parte de una trilogía si no estás ya enganchado a la historia. Y una vez llegados a este punto, lo difícil es que no te guste. Sí que me habría encantado saber más de los personajes, verlos con mayor definición, ya que considero que espacio y oportunidades ha habido de sobra para ello. Pero no, el interés de esta saga no fluye por esos cauces. También me habría gustado un poco más de nitidez con respecto al escenario. Habría disfrutado una barbaridad si el autor no ya solo se hubiera detenido un poco en mostrarnos más de este mundo imposible, sino que se hubiese recreado. Pero, ¿sabéis qué? No necesita hacerlo para dejarnos ver que detrás de tanta correría hay un escenario de impresión. En realidad, a poco que lo pensemos, tiene mucho más mérito así.

Y, bueno, el tono sigue sin volverme loco. En esta ocasión que, como ya he comentado, creo que la narración ha sufrido el rapto del Trapo, esto se acentuado un poco más. Y no es que no me guste el personaje estrella de la trilogía, solo que no termino de encontrarle el tranquillo. Tiene cierta pincelada de un humor al que no me habitúo, o al que, simplemente, no le veo la gracia. Esto no hacía que cerrase el libro y lanzase una imprecación al cielo las veces que no me cuadraba algo, no era para tanto. Pero es mi «pero».

O la Antártida o el Sáhara

Es complicado hacer la reseña de un tercer libro porque no puedo ponerme a dar demasiadas pistas de lo que se va a encontrar el lector entre sus páginas. Además, soy muy consciente de que los únicos interesados en Subsolar son los seguidores de la trilogía, de modo que si no te llama la atención la misma es raro que vayas a clicar en esta entrada. Es un efecto lógico en sagas, pero más todavía con Emilio Bueso. Este autor es de o todo o nada, o te flipa o lo odias. Creo que él lo sabe. No, más que eso, le encanta incidir de esa manera en el lector; por eso mismo acentúa su estilo más y más con cada nuevo título. Y, mira, creo que no le sale mal del todo.

Tal vez por esto que acabo de comentar se levantó cierto revuelo cuando comenté en la reseña de Antisolar que si esta obra fuera del mundo anglosajón estaría mucho mejor valorada. Y sí, lo sigo pensando. A lo mejor no estoy hablando de un clásico instantáneo, pero sí de nominaciones al Locus, Nebula, Hugo y toda la pesca. ¿Estaré volviendo a exagerar? Después de haber leído unos cuantos ganadores de estos premios, mi opinión es que no. Pero bueno, no hacedme mucho caso que, después de todo, a lo mejor sí que soy fan del Trapo y no me he dado cuenta.

Apenas hacía viento y tiraba del carro una bestia informe. De las que no existen, de las que inventa la Gran Colonia al componer monstruos: cuatro piernas enormes, humanas y peludas, que daban a caderas rematadas por la cabeza aplastada de un loco, al trote y tirando del carro espejado. El carro, en su pescante, estaba pilotado por un anciano, que manejaba palancas, timón, volantes y bobinas, moviéndose como un adicto con epilepsia.

Y hasta aquí esta reseña. Si has leído los dos libros anteriores, Subsolar es una obligación para ti. Y si has venido buscando motivos para darle el primer tiento a la saga, espero habértelos dado.

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Fotos: Krzysztof Niewolny. Unsplash