Año: 2007
Editorial: El cobre
Género: Novela
Valoración: Recomendable
No hay nada como una librería de las de toda la vida, tomarse uno allí su tiempo, observar los estantes, escuchar el silencio de los libros cerrados, respirar profundamente. El librero, ese personaje que en un alto porcentaje de las veces que se le pregunte, responderá como de mala gana, es también una fuente inagotable de conocimiento. Pedirle su opinión sobre qué libro llevarnos a casa es toda una aventura siempre precedida de un “¿sobre qué tema te apetecería leer?”.
Fue así como di con Donato Ndongo-Bidyogo y su “El metro”. La librera que me atendió era una chica muy comprometida con el tema de los inmigrantes en España. No en vano estábamos en una librería de Lavapiés, el barrio de los inmigrantes por excelencia de Madrid. Hoy en día esa librería es un café con libros, snob, hipster y aburrido. Una pena.
Volviendo a la novela, nos encontramos con la historia de un chico camerunés desde sus inicios en un pueblo a las afueras de Yaoundé. Vemos cómo crece, cómo es su vida allí, cómo la realidad le va empujando poco a poco a abandonar su tierra para buscar algo mejor. Incapaz de mantener a los suyos como desearía, el protagonista (que atención, se llama Obama) decide emprender el peligroso camino que leva a Europa, la tierra de las oportunidades para hombres como él.
Los detalles sobre las vicisitudes del día a día en el África subsahariana, el estilo de vida tan exótico, tan difícil… Todo queda plasmado con un estilo simple (a veces demasiado) pero rico en detalles. En ocasiones la historia no avanza todo lo que sería deseable, pero el interés por conocer más y por saber cómo ha llegado el personaje adonde está, empujan al lector. Y es que el drama que vive el protagonista no es ni más ni menos que la triste y cruda realidad para millones de personas no tan lejos de nosotros.
Obviamente, y es el punto fuerte del libro, lo interesante viene por el enfoque dado. En todo momento vemos el punto de vista del inmigrante: sus angustias, sorprendentemente tan fuertes como sus esperanzas. Ndongo-Bidyogo lo transmite de una forma natural y realista, que choca virulentamente con el lector que acostumbra a ver la realidad desde estelado de la alambrada. El ejercicio resultante consigue desarrollar la empatía, la conciencia social y la humanidad de forma altamente satisfactoria. Garantizado.
Por estos motivos, no puedo dejar de recomendárosla, muy especialmente y sobre todo a aquellos que opinan que personas como el protagonista de “El metro”, vienen aquí a robarnos el trabajo a los españoles. Para ellos es de lectura obligatoria, aunque nunca visiten blogs como este, ni nunca hayan tenido la ocasión de conversar con un librero.