Año: 2014
Editorial: Luhu
Género: Novela
Valoración: Pasable
A continuación traigo la que (salvo sorpresa) va a ser la última reseña de un libro que forme parte de los posibles candidatos al Premio Guillermo de Baskerville 2014. La edición de este año (la primera), va a contar con 16 títulos concursantes, número que estamos convencidos de que ampliaremos para el próximo año.
De modo que toca hablar de Indefenso ciudadano español, ópera prima de David López Rodríguez. Se trata de una autobiografía novelada donde se relatan las desventuras de un ciudadano promedio español, que en unos pocos años pasa de tener una situación estable, a quedar en riesgo de exclusión social. Para los que no conozcan la realidad española, esto es aquí algo tan común (y triste) como los atascos a primera hora de la mañana. El autor nos va mostrando paso a paso cómo uno puede arruinarse sin hacer nada especial, ni más arriesgado que ser un trabajador honrado en este país de mier estado miembro de la Unión Europea.
No sé si es porque los hechos relatados en este libro me indignan sobremanera o porque David López ha querido imprimirle esos sentimientos al texto, pero leer Indefenso ciudadano español da rabia, impotencia, desesperación, y unas ganas de salir a la calle antorcha en mano que dan miedo. Apoyado en la cruda realidad, el autor consigue que las sensaciones afloren en el lector, y es, bajo mi punto de vista, el gran acierto de este libro.
Sin embargo, existen un par de aspectos que no me terminan de convencer del todo. El primero es que la narración sigue de una forma tan veraz los acontecimientos, que en ocasiones resulta demasiado repetitiva. Es cierto que es muy importante que el lector conozca de primera mano el suplicio al que el banco somete al protagonista, pero esto hace que la temática se repita una y otra vez, usando además terminología, leyes y conceptos con los que es posible no estar familiarizado. Y no, no es divertido, ni simpático, ni entretenido. Esto convierte un libro de apenas 200 páginas, en un tomo de digestión ardua, and that’s not good, my friend.
Otro problema es el tono de protesta permanente y el lenguaje directo utilizado. No, no me voy a poner a defender la censura, ni mucho menos. Lo que quiero señalar es que una novela donde las críticas se realizan de forma sutil, velada, escondidas entre líneas, resultará siempre más imaginativa y elegante que al contrario. No en vano, fue precisamente así cómo se escribieron muchas de las grandes obras de la literatura universal. Y si la temática denuncia una injusticia flagrante que todo el mundo puede ver, se hace más necesario todavía el uso de la pluma delicada antes que el cincel y el martillo.
De cualquier modo, la denuncia cruda al estilo Gomorra, también tiene su gracia, por lo que tampoco quiero dejar de recomendaros este libro. Me quedo, más bien, en una tierra de nadie, ni frío ni caliente, esperando que la situación mejore y no sea necesaria una segunda parte.