Idioma original: Inglés
Año: 2018
Editorial: Orciny Press
Género: Antología de relatos (Bizarro)
Traducción: Hugo Camacho y Francisco Jota-Pérez
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2019
Bizarro en cápsulas
Las sorpresas pueden ser terribles o maravillosas. Y a veces las dos cosas al mismo tiempo. Si llegan para chafarte un plan, se llaman contratiempos, y si aparecen para solucionar un problema, son milagros. A ver, yo no la catalogaría como milagro, que me parece demasiado, pero esta pequeña sorpresa que me he encontrado titulada Monstruos bizarros, me ha alegrado los cuatro ratos que he invertido en leerla. Y es una sorpresa porque hasta que su editor no me hablase de ella en el pasado festival Celsius, desconocía su existencia. Me alegro de que ese momento ocurriera. Antes de meterme en faena, pongo por aquí la entrevista que hizo nuestro compañero Lucas a Hugo Camacho y Francisco Jota-Pérez durante la presentación de este libro en Madrid, que siempre viene bien para calentar.
Monstruos bizarros es un libro corto de extensión, editado en lo que yo considero el formato idóneo para un libro de relatos. Una muestra de literatura bizarra muy bien escogida y de fácil disfrute y lectura. Nada de tochos monstruosos ni 24 millones de autores. Un libro cortito, liviano, para llevar encima y disfrutarlo sorbito a sorbito, como creo que debería ser. Más pronto que tarde escribiré algo sobre el tema de las antologías. Sigan atentos.
Los relatos que podemos encontrar en esta selección pertenecen a las plumas de 5 escritores reconocidos dentro del movimiento/género/subcultura que lleva el nombre de «bizarro», traído a España y potenciado por la editorial Orciny Press —cuyo trabajo nunca podremos agradecer del todo—. Estos son Christoph Paul, Michael Kazepis, Mandy de Sandra, Tiffany Scandal y Leza Cantoral, aunque hemos de advertir que Mandy de Sandra es un alter ego de Christoph Paul, por lo que, en realidad, son 4 autores. Pero también hay que decir que, como veremos, «El vampiro onanista» y «Ciudad en llamas» no tienen demasiado que ver entre sí.
Para Juan Cortés, el tiempo se movía rápido y lento a la vez, cosa que suele suceder cuando te masturbas de manera crónica. («El vampiro onanista», de Christoph Paul).
Por último, antes de ponerme a hablar de cada uno de los cuentos —que se las traen—, me siento en la obligación de hacer una pequeña definición de lo que supone para mí este fenómeno que es el subgénero bizarro —ya que la de Monstruos bizarros es mi primera reseña de uno de estos libros—. Tomad la trama de la peor peli de serie b que podáis recordar, introducid dos o tres tipos que no tienen ni idea de qué va esto y que pasaban por allí —los llamaremos «protagonistas»—, dadle al zombi de David Foster Wallace una dosis de Ayahuasca para que improvise el guion en 15 minutos, y poned a David Lynch y a Buñuel en un duelo a muerte, ya que quien sobreviva dirigirá todo esto. Sírvase frío, fresco, del tiempo o magmático, lo mismo da. Et voilà.
Los monstruos bizarros, uno a uno
La colección la abre el ya mencionado «El vampiro onanista», de Christoph Paul. Una historia tan bestia como cachonda, que enlaza de forma descarnada la conquista de América con el origen de los vampiros. No se corta un pelo, algo que, aviso, es la tónica general de todo el libro —y el subgénero, ya puestos— y que puede convertir su lectura en una experiencia poco apta para públicos sensibles. Su escritura es simple pero efectiva, va a lo que va, que es plasmar su mensaje: que le den a todo. Pero con humor, que siempre es mejor.
Seguimos con «Tiempo a la sombra de aquello demasiado grande para ser visto», de Michael Kazepis, que para mí, así de claro, es el mejor relato de todos los que he leído en 2018. Y han sido unos cuantos. Con este título más propio de un cuadro de Salvador Dalí —nombre de su protagonista, por cierto—, nos encontramos aquí con una historia imposible, ucrónica, que no puede ser real, pero que a la vez lo tiene todo para estar ocurriendo ahora mismo. Todo ello narrado de una forma que va más allá de lo bien escrito. Original, rompedor, que te deja con la perenne sensación de pero qué coño acabo de leer. Lo dicho, el mejor puto relato que he leído en el último año. Solo por él merece la pena hacerse con este libro.
Dalí salió dando tumbos del último tren cuando este llegó a su parada. Los taquilleros y los seguratas se habían marchado ya a casa. Vomitó en la calle después de saltar la verja. Las luces de la torre Eiffel chispeaban. Sonrió, le entró frío y se tomó el pulso. No podía asegurarlo del todo, pero parecía que seguía teniéndolo. («Tiempo a la sombra de aquello demasiado grande para ser visto», de Michael Kazepis).
El tercer corte de Monstruos bizarros es el también mencionado «Ciudad en llamas», de Mandy de Sandra —AKA Christoph Paul— y que, para mí, ocupa el segundo lugar. El arte que tiene para crear una historia frenéticamente surrealista a partir de las teorías conspiranoicas se merece un apartado especial. Mantiene la categoría del subgénero, por supuesto, pero lleva todo ese absurdo, brutalismo y humor salvaje un paso más allá. Tan explícita como divertida.
Todavía más duro y gore, es «Me llaman monstruo», otro perfecto ejemplo del movimiento bizarro, esta vez escrito por Tiffany Scandal. Engaña al principio, ya que coquetea con el realismo, y la parte sobrenatural tarda en aparecer. Pero vaya si está presente. Es una historia tierna a su manera, que incluso puede hacerte sentir empatía si eres capaz de quitarte de encima todo lo inquietante y lo estremecedora que resulta. Pero, de nuevo, es bonita a su forma y hay que quererla también.
Finalizamos con «Dibujos animados en el Bosque de las Suicidas». Es un poco desconcertante su comienzo, con un poema tan abstracto como barroco, onírico y obsesivo. Cuando empieza la historia en sí, podría decirse que el lector conoce el hilo conductor debido a la «presentación» del poema, aunque tampoco es muy de fiar. Se trata del cuento más experimental, y decir eso en una colección de bizarro, es mucho. Una locura, vamos.
Y hasta este repaso a Monstruos bizarros, libro de relatos que os recomiendo con gusto. Pero cuidadín, que muerde.
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Foto: Vinicius Amano. Unsplash
