Título original: Educación para la ciudadanía. Democracia, Capitalismo y estado de Derecho
Idioma original: Español
Año: 2007
Editorial: Akal
Género: Ensayo
Valoración: Recomendable
Hoy traigo un poco de polémica a este blog con un libro que no está prohibido pero casi. A comienzos de 2012, nuestro bienamado ministro de Educación, Jose Ignacio Wert, leyó un par de fragmentos de este libro en la cadena SER para demostrar el sectarismo de la asignatura homónima, y justificar así su eliminación del programa de adoctrinamiento educativo que ya por aquel entonces empezaba a rumiar. Personalmente, no voy a utilizar este espacio para defender esta asignatura (más bien al contrario). Pero sí voy a recordar un pequeño detalle que pasó por alto el hombre más capaz que pudo encontrar el actual gobierno en materia de educación. Y esto es que el libro del que estamos hablando jamás fue libro de texto de dicha asignatura. ¡Bravo señor Wert, un nuevo trabajo perfectamente ejecutado!
Incompetencias aparte nos preguntamos: ¿es realmente tan sectario este Educación para la cuidadanía? Bueno, mi respuesta es: según como se mire, como todo, claro. Den un paso adelante los acusados: Carlos Fernández Liria, Pedro Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero. Con el pincel, ilustra Miguel Brieva. Cualquiera que conozca a alguno de ellos ya se imaginará de qué pie cojean estos señores. Efectivamente, son reconocidos marxistas con muchos trabajos publicados a sus espaldas. Y ahora que nos hemos presentado, vamos al contenido.
Como muchos ya estarán pensando, los autores no pretendieron que este libro fuera un manual para la asignatura (o si lo pretendieron, nunca lo consiguieron), sino más bien era una crítica a la asignatura, denunciando que no es posible una educación para la ciudadanía en un sistema donde no existe un Estado de Derecho como tal. Aun así tuvieron que defenderse de quienes lo bautizaron como el manual de Zapatero. Aquéllos aclararon que se trataba realmente de un antimanual “que intenta hacerse cargo del tipo de cuestiones que, a nuestro entender, resultan imprescindibles para abordar la cuestión de la ciudanía y que, sin embargo, brillan por su ausencia en los programas previstos de la asignatura”. Además de tratar de “denunciar el gran espejismo en que se basan en general nuestros pretendidos Estados de Derecho y, por supuesto, el hecho de que ese espejismo sea el principal contenido doctrinal de la asignatura”.
Estamos utilizando mucha palabrería aquí, casi toda despectiva y acusatoria, por lo que vendría bien saber qué viene a decir el libro. Esto es sin duda lo mejor. Este ensayo viene a preguntarse asuntos como en qué consiste la ciudadanía, qué condiciones deben cumplirse para que no sea una ilusión, cómo se relacionan ley y libertad, o qué es un Estado de Derecho. Para ello comienza por Sócrates y Platón, y relate el viaje que han realizado (que están realizando actualmente, de hecho) sus ideas a través de los siglos hasta llegar al Estado de Derecho, democrático y libre, en el que vivimos hoy en día. No, en serio, hasta llegar al capitalismo sangrante en el que nos encontramos enjaulados.
Haciendo uso de la razón, los autores tratan de demostrar el valor de las leyes, la importancia de que la nada ocupe su lugar en el centro de la ciudadanía, y qué ocurre cuando algo o alguien usurpa este lugar y se enmascara como ley. Poco a poco, y partiendo desde lo más básico (en esto sí que parece que es un libro de texto), el ensayo va mostrando concepto tras concepto hasta llegar a las conclusiones que se ha propuesto. Podemos destacar los ejemplos de por qué capitalismo y democracia son términos incompatibles, o por qué nunca se ha podido llegar al comunismo por una vía democrática. Y ciertamente, la dialéctica y el modo en el que se expresan los autores es directo, conciso (aunque a veces demasiado rico en ejemplos), y claro. Tanto, tanto, que leer este libro y ponerse a pensar son dos realidades que van tan unidas como televisión y basura.
Es por eso por lo que le doy esta puntuación a Educación para ciudadanía. Y si no le doy más es por dejar abierta la posibilidad de que esté defendiendo una ideología imperfecta y sujeta a matizaciones. Pero lo que es seguro es que todo aquel que cierre el libro por su última página habiendo comprendido el mensaje, al menos habrá reflexionado y se habrá cuestionado muchas verdades de nuestro mundo. De modo que de ser un libro de texto impartido obligatoriamente a jóvenes en aulas, sería la única forma de verlo doctrinario o sectario. Pero esté usted tranquilo señor Wert, que esta aberración nunca llegó ni llegará a ocurrir.