Título completo: Venus elevado a V
Autor: Raúl Gonzálvez del Águila.
Año: 2021
Editorial: Cerbero. Colección Wyser nº38
Género: Novela corta (ciencia ficción)
Ciencia ficción dura a cargo de Raúl Gonzálvez del Águila y Editorial Cerbero. Nos embarcamos en la Kipling para explorar las nimbociudades venusianas y la superficie del planeta, en busca de respuestas. Venus elevado a V ganó el XXXI Premio Alberto Magno de Ciencia Ficción de novela corta en 2019.
Raúl Gonzálvez del Águila nació en Almería en 1977. Ligado desde hace mucho tiempo al mundo de la ciencia ficción y la fantasía, ha autopublicado las novelas La balada de Kure-Kagira (2017) y La doncella de Hierro (2019), una ucronía en la África colonial del siglo XIX. Ha publicado también varios relatos en diversas antologías y en 2019 ganó el XXXI Premio Alberto Magno de Ciencia Ficción con la novela corta que traigo hoy a Libros Prohibidos, de original título: Venus elevado a V.
Venus, 140 años después
No suelo leer ciencia ficción dura. Tampoco sabría decir si Venus elevado a V lo es, aunque yo diría que sí, al menos para alguien no acostumbrado a este tipo de lecturas, como es mi caso. Así pues, empiezo dándole un mérito importante al autor de este libro, antes de profundizar en él: pese a no interesarme demasiado el lenguaje científico que utiliza, abigarrado en ocasiones, ni las explicaciones sobre el funcionamiento de este o aquel aparato, ha logrado engancharme a la historia y que pase las páginas con el interés creciente de saber qué ocurrió, qué está ocurriendo realmente y qué va a ocurrir.
Los cohetes y las naves espaciales, los satélites que estamos creando ahora; estamos polinizando el universo. Neil Young.
Pongámonos en situación. Han pasado ciento cuarenta años desde que la Tierra sufriera el Apagón, suceso que puso fin a la Era Digital. La humanidad considera una amenaza todo lo que huela a proceso informático; pese a ello, el ser humano, que tiene cara a, b y c, por no seguir con el abecedario, monta una misión que lleva a la Kipling hasta las inmediaciones de Venus.
Allí, bajo la espesa neblina que rodea a nuestro planeta vecino y a 55 km de altitud respecto a su superficie, se construyeron en su momento ocho nimbociudades que fueron abandonadas en su momento, al igual que el proceso de terraformación iniciado. Los colonos venusianos huyeron a la Tierra casi siglo y medio atrás para encontrarse con el Apagón y la muerte y ahora la Kipling, con savants (personas con cierta discapacidad pero con una destreza muy destacada en algún campo concreto), científicos, militares y mecanimales a bordo, tiene una misión (en principio): reactivar la Botticelli, comprobar el estado de las otras nimbociudades y el de la superficie del planeta.
La descripción que el autor comparte de las condiciones de Venus consigue que el lector se sitúe de lleno en ese mundo en el que la expedición encuentra algo inesperado y que es mejor que no destripemos aquí.
A pesar de la neblina que opaca la superficie de Venus, a pesar de las imágenes apenas esbozadas y de la semipenumbra constante que oculta el fondo, es imposible no verlos. Hay miles de ellos. Cientos de miles. Millones.
La historia pergeñada por Raúl Gonzálvez nos va descubriendo quién o qué era Vishnu, la inteligencia artificial que se fue de las manos, los secretos de los Digitales, las exploraciones de las abejas y la gaviota, las colonias de los biontes, más conocidos como los pulpos, su organización, los cambios ocurridos en Venus, el protagonismo de las gemelas, así como secretos ocultos durante mucho tiempo y que nos desvelan poco a poco que algunos personajes tienen su propia misión que cumplir. La discrepancia entre la misión oficial y el objetivo oculto de algunos personajes dota a la trama de un interés adicional.
La narración alterna capítulos en primera persona a cargo de Ka, Savant grado ocho, y la tercera persona, desde el punto de vista de distintos personajes de la expedición. El lenguaje utilizado por el autor es técnico pero accesible, entendible para cualquier lector habitual del género.
Siente vértigo al pensar que esto solo era un esbozo. Los Digitales pretendían unir el círculo de ciudades, primero con enormes rieles flotantes y, más tarde, alzar una superciudad en el centro del círculo, como una ciclópea tela de araña.
Muy acertada también es la forma en la que Gonzálvez cuenta qué ocurrió en la Tierra ciento cuarenta años atrás y cómo se llegó a la situación que narra en la novela, así como la reflexión que impregna toda la obra acerca de la inteligencia artificial, sus ventajas e inconvenientes, así como sus límites, en caso de que haberlos.
La resolución de la trama es efectiva y aclara las preguntas que el lector va acumulando página tras página. He de confesar que en un momento dado pensé, vista la extensión de la obra, que el final podía ser apresurado o fallido, pero nada más lejos de la realidad. Venus elevado a V es de esas novelas cortas en las que nada falta y, tal vez más importante aún, nada sobra. El autor sabe medir los tiempos y dosificar las respuestas hasta llegar a un final que da pie a interesantes reflexiones.
La verdad es que he disfrutado con la lectura de este libro y estoy seguro de que los aficionados a la ciencia ficción dura se deleitarán aún más con las descripciones de los escenarios y artefactos, su funcionamiento y ese lenguaje más técnico utilizado por el autor y que para otro tipo de lector puede pasar algo desapercibido.