Trilogía Los juegos del hambre — Suzanne Collins

Título original: The Hunger Games / Catching Fire / Mockingjay
Idioma original: Inglés
Año: 2008 – 2010
Editorial: Molino
Género: Ciencia-ficción
Valoración: Mejor no

Antes de nada, quisiera decir que no busco crear polémica, bueno, tal vez sí, un poco, pero me gustaría que este post se leyera completo y que luego cada uno opine como desee. Sé que Los juegos del hambre es una saga con millones de fans en todo el mundo, de la que se han hecho películas de Hollywood, de la que hay merchandising para aburrir, y que tiene más visibilidad en los medios que el pequeño Nicolás. Además, a su favor se suma que a) está dentro de mi temática favorita y b) ha sido la primera saga que me he atrevido a leer íntegra en su idioma original. Pues ni por esas le voy a hacer la rosca, amigos. Mis razones, a continuación.

Si existe una palabra que pueda definir a esta saga, en mi opinión, esa es disparidad. Hay mucha diferencia entre la calidad, interés y desarrollo de los tres libros, entre los personajes, entre las fases del relato, y entre el tratamiento de los temas. Empiezo por los personajes. Nos encontramos con la pareja protagonista, Katniss y Peeta, ambos muy bien perfilados, frescos, con carisma, bastante originales, con una evolución más que conseguida, atractivos a su manera. Eso muy bien. Pero a poco que miramos más allá de ellos damos con un vacío y una superficialidad de los que, muy a lo mejor, se salva Haymitch. Muy pobres y anodinos los personajes secundarios, poco definidos y, en su mayoría, sosos a más no poder. Luego nos encontramos con la distancia insalvable que hay entre la crudeza salvaje de ciertos pasajes de los libros (sobre todo los que relatan los primeros juegos, la situación del Distrito 12, o la guerra), y el cuento de hadas chupi-guay que toda adolescente promedio querría vivir (convertirse en una estrella de televisión con todo lo que ello conlleva: trajes, maquillaje, entrevistas, fama…).

No podemos olvidarnos de la diferencia cualitativa que hay entre el primer tomo y el tercero. Da pena comparar uno con otro, sobre todo porque una historia que va de más a menos deja un mal sabor de boca cuando se finaliza. A lo mejor es lo que me ha pasado a mí, no lo sé. Tampoco podemos dejar de señalar lo poco apropiada que resulta la relación/noviazgo/amistad/odio entre Katniss y Peeta, que en ocasiones roza el ñoñismo más burdo, en comparación con la situación extrema que les rodea.

Toda esta disparidad, si bien en el primer libro se puede justificar, a partir de En llamas comienza a tambalearse y a abrirse por las costuras. Esto es debido a que parece que la saga está construida a parches, mal atada, en un intento fallido de contentar a un público de todas las edades. Por supuesto, esto sólo puede convencer a lectores más bien jóvenes, adolescentes mucho más preocupados por el triángulo amoroso Katniss-Peeta-Gale, que por las inexplicables contradicciones del Capitolio y del Distrito 13, por ejemplo.

Y no culpo a nadie porque le guste esta saga. Creo que si hubiera caído en mis manos con 20 años menos, mi veredicto sería muy distinto. Pero justamente eso, el querer realizar una historia para jóvenes y adultos al mismo tiempo, es algo imperdonable para el mundo futuro creado por Suzanne Collins; un mundo que se merecía un tratamiento más serio, más firme, más igualitario en sus partes. Aquí me gustaría denunciar el uso y abuso de cliffhangers (sobre todo en el tercer libro) para mantener el interés de una historia que languidece, y cuyos giros argumentales cada vez se sostienen menos conforme se va acercando el final.

Esto es todo lo que puedo decir de estos tres libros sin spoilear más de lo necesario. Bueno, casi todo: sólo recomendaría Los juegos del hambre si se es menor de edad o si no se es un gran lector. La parte positiva es que, al menos, gracias a estas obras se crean nuevos aficionados a la lectura; los mismos que me querrán sacar la piel a tiras cuando lean esto.