Sam G. C.: The Quiet Man

Año: 2018
Editorial: Impresiones Privadas
Género:
 Novela corta (fantasía)
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2019

No juegues con los sueños de un hombre sin libertad

Hace menos de un año, nos vimos sorprendidos por el anuncio de una nueva publicación de relatos pulp en formato bolsillo y con carácter trimestral. Aquel invento venía abalado por sus creadores, Santiago Eximeno, Tomás Rivera y Sam G. C. y su nombre era —y sigue siendo— Revista Tantrum. Además, hacía una fuerte apuesta por el diseño y la edición con estilo, cosa SIEMPRE de agradecer. El proyecto capturó de inmediato nuestra atención. Tanto fue así, que pese a que no hacemos reseñas de publicaciones periódicas, quisimos saber más de ellos y mostrároslo mediante esta entrevista a Tomás Rivera. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ahora sí le hacemos una reseña a la revista? Pues porque resulta que el último número contiene una novela corta firmada por Sam G. C., The Quiet Man. Y de ella os voy a hablar hoy.

Cuando el ex capitán y piloto Marcel Marlier es condenado a cadena perpetua en la isla-prisión de l’Île de l’Aire, siente que su vida ha terminado. Nadie vuelve a casa una vez el barco atraca en su angosta costa. Por suerte —o quizá por desgracia— posee una llave en su interior que le abrirá las puertas a un mundo más allá de la realidad. Una llave que tal vez pueda devolverlo a los brazos de Bernadette y así poder cumplir su promesa.

Siguiendo la esencia con la que se fundó Tantrum, Sam G. C. nos ofrece una historia que tiene mucho de pulp. También bebe de ese aire steampunk que se respira en los relatos que transcurren durante la Primera Guerra Mundial. Ojo, que esto solo forma parte de la ambientación y el trasfondo, ya que lo que realmente impregna a The Quiet Man es la fantasía sobrenatural. Cuando hablo de fantasía sobrenatural no me estoy refiriendo a fenómenos paranormales, sino a la existencia de un componente mágico sin que haya una magia definida de por sí; sino de un poder, un «algo» que surge de los sueños. Esto es muy abstracto, lo sé, pero para no incurrir en spoilers prefiero que comprobéis por vosotros mismos a qué me refiero.

No puedo dejar de comentar la facilidad que tiene el autor de transportarnos al sórdido escenario donde tiene lugar la acción. Desde prácticamente la primera línea podemos vernos a nosotros mismos rodeados por ese frío mar, bajo ese cielo lejano y plomizo, y dentro de ese terrible penitenciario enclavado sobre una roca en mitad de ninguna parte. Llega un momento en el que es la propia narración la que pide que el escenario sea así de lúgubre, que de otra forma no sería posible contar una historia como The Quiet Man. Y es un acierto absoluto. El entorno no es solamente tratado como un personaje más, sino como un protagonista. Se puede notar su presencia en todo momento, hasta podría decirse que tiene su propia voz.

Y, claro, una obra que explora con tanta soltura —e incluso podría decir que dedicación— un entorno hostil y tétrico, siempre existe cierta tendencia a la tragedia. No hay más que leer un par de páginas para comprobarlo. Esto me parece bastante interesante, ya que, en realidad, The Quiet Man es una obra de aventuras llena de acción, y lo normal en estos casos —o, al menos, así lo entiendo yo— es encontrarnos con más vitalidad, alegría, y donde caben ramalazos de géneros como el humor o hasta el romance ocasional. Pues no, nada de eso. Avisados quedáis.

Escuché mi nombre y abrí los ojos. Me descubrí tumbado en mitad del patio, el mundo girado noventa grados. Todavía de noche, había una luna enorme sobre un firmamento lleno de estrellas amarillas y picudas. Estaba todo en silencio. Había oído mi nombre y ahora… nada.

The Quiet Man. Tantrum. Libros Prohibidos

Y también en el número 3

Hasta aquí mi repaso de The Quiet Man, novela corta que podréis encontrar íntegra en el #3 de la revista Tantrum y que os recomiendo. Voy a aprovechar este espacio para hablaros un poco del resto del contenido de este número. En efecto, yo también participo como autor —autor invitado, nada menos— y además de un relato, aporto una entrevista. Pero como no he escrito este post para eso, solo os diré de «Confía en mí» que se trata de un cuento de terror de cachava y boina pero ambientado en un mundo protohistórico y que os va a gustar mogollón porque es la host

El siguiente corte, «Desahuciada», le corresponde a Santiago Eximeno, quien nos demuestra una vez más el dominio que tiene de la narración, y que le da igual 3.000 o 30.000 palabras para engatusar al lector y llevárselo por donde le da la gana. Y eso sin renunciar a hacer crítica social mientras te saca una sonrisa. Simplemente genial.

Sigue Tomás Rivera con «Pueblo», relato con el que nos lleva a una especie de prehistoria, un mundo dominado por la magia chamánica y los poderes animistas. En él, un mago busca su sitio en este mundo. Me ha encantado la crudeza del relato, su tendencia a rechazar la luz y viajar siempre hacia la oscuridad. Y cómo está escrito. ¡Cómo está escrito!

A todo esto hay que añadir la ficha de Smoke Signals Studio, que es el encargado de ilustrar los tres relatos y la novela corta; también un mini juego de mesa creado por Santiago Eximeno, la portada principal de Cristòfol Pons, y todo el maravilloso diseño editorial de Sam G. C. Un lujazo de revista con tamaño —y precio— de bolsillo.

En fin, un ejemplar redondo de una publicación necesaria. Ojalá volver a aparecer como autor invitado en el número 100. Eso significaría que han ocurrido muchas cosas buenas.

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