Obra ganadora de los Premios Guillermo de Baskerville 2018. Categoría de novela.
Año: 2018
Editorial: Dilatando Mentes
Género: Novela (fantasía)
Ojos verdes, verdes, con brillo de faca…
Me pongo copla en el Spotify y os cuento de qué va esto. Aurelia debuta como coplista en Sevilla una noche de 1935. Tras la velada, y debido a un acontecimiento inesperado del que es, en parte, culpable, se ve obligada a huir con su hermano muy lejos, a un pazo de una aldea gallega donde se reencontrará con un amor del pasado. No se trata esta, sin embargo, de una historia de reencuentros al uso, sino que el realismo que parece reflejar la trama de la novela esconde todo un abanico de presencias, secretos y oscuridades que afectan de forma directa a personajes, espacios y conflictos.
En este momento que estamos viviendo de reivindicación de una fantasía patria que utilice los tropos mitológicos más castizos de nuestra tierra, me topé con Ojos verdes, negra sombra, donde parecía que encontraría algo de aquello. Os hago un (minúsculo) spoiler: lo hice. No solo porque aquí hay nombres reconocibles y perfiles familiares, sino porque la atmósfera, los espacios, son también cercanos, tienen un timbre a hogar, a lo que llevamos oyendo mucho tiempo. No se trata solo de los elementos fantásticos, sino de la ambientación general que aparece en la novela: Andalucía y Galicia se unen en el brumoso y húmedo espacio de esta última para dar lugar a un conglomerado de elementos característicos de las dos comunidades. El pazo,con su característico entorno, la coplista gitana, el caciquismo, los albores de la Guerra Civil que sacudió el país como un ruido de fondo al que no se le da más importancia de la asumible en el momento y el lugar en que se desarrolla la historia. Todo ello hace que la novela adquiera un carácter de corte muy cercano, muy amable, en el que el elemento fantástico se introduce con suavidad pero también eficacia narrativa.
Todo lo que las rodeaba, voluble como las leyes de la memoria y los sueños, se doblegó bajo el peso de aquella copla. Y entonces afloró una nueva realidad. Un mundo donde el Cristo del altar dejaba de tener significado, reducido todo él a un simple pedazo de madera con cabeza y extremidades. Un mundo donde el altar se convertía en un peto de ánimas que ya solo admitía oraciones por las almas de ellas dos.
Coplas en Galicia
Cuando pienso en Ojos verdes, negra sombra, me vienen a la mente varios conceptos clave. Los dos más relevantes son el Romanticismo y la elegancia, dos de los aspectos más claros que utilizaría para describir la obra. Por un lado, para mí está claro que se trata de una novela muy romántica en su desarrollo: esas raíces y esa tradición que tanto pesan, esa naturaleza que afecta como algo irremediable a los personajes que pueblan las páginas, el gran dramatismo de las acciones y los afectos. Pero por supuesto, este deje romántico se vincula a la elegancia, que reviste toda la narrativa. Quevedo Puchal evita la rimbombancia, busca unir la expresión más típica española (para lo que le viene bien el refranero español) con un tono muy elegante, elevado sin serlo, sobrio sin serlo. Esta forma le viene de perlas a un contenido que no elude la tragedia pero que tampoco se centra en ella, pues absorbe otros temas (no deja de ser una historia de amor) para incluirlos en la obra de modo dinámico y activo. La carga dramática es inmensa: si bien no pasan muchas cosas, todo lo que pasa es clave, necesario y muy importante, con gran dominio de tempo, del ritmo y de la selección de elementos.
La imaginería que Quevedo Puchal crea, por tanto, es muy visual, muy intensa, tan densa como la atmósfera que recubre al libro pero captando a la perfección la elegancia quebrada, el antiguo brillo y la soledad acompañada que sienten los personajes en todo momento. Hablando de lo cual, me parece que otro de los puntos más fuertes de la novela son precisamente estos personajes: más allá de que la presentación esté bien escrita, bien hecha, que se combine muy bien narración y diálogo, lo cierto es que Aurelia, Liberto y compañía tienen tanta potencia que esto podría estar mal escrito y seguir teniendo fuerza. Hay escenas tan vibrantes (como el momento de la copla, o el primer encuentro con Vidal, o por supuesto el segmento inicial con las hermanas Heredia) que Ojos verdes, negra sombra te atrapa sin remedio, te domina y se convierte en una pequeña obsesión durante el tiempo que dura la lectura. Y no os comento, por supuesto, el tremendo giro de guion que aporta aún más originalidad al libro y que, seguramente, podría ser calificado de spoiler.
Le encantaba aquel momento. Escuchar cómo los chasquidos secos del cepillo se imponían al silencio de la casa. Sentir los tirones de las cerdas amenazando con arrancarle el cuero cabelludo. Disfrutaba aquel ritual de soberbia, pagano y privado, que tenía lugar tan solo un par de horas antes del otro ritual.
No quiero irme sin hablar de la fantástica edición que ofrece Dilatando Mentes, como ya viene siendo habitual. Lo mencioné en mi crítica de Al final del bosque, pero tengo que volver a quitarme el sombrero. Ojos verdes, negra sombra viene con una cantidad ingente de material adicional como se puede apreciar en la entrada que le dedicamos en nuestra cuenta de Instagram. Así, al final de la novela encontramos un ¡¡genial!! relato extra, un texto sobre temas vinculados al libro, escrito por Juan Ángel de Dios, y un repaso a obras y fotografías de temática variada (la época de la preguerra, la mujer en la sociedad española, las comunidades femeninas representadas en el cine o la copla andaluza). Pero eso no es todo, porque también hay ilustraciones de autores variados, un código bidi que dirige a una playlist de música recomendada para leer la novela y una serie de fotografías bastante ominosas de Fernando Villanueva Martín-Consuegra que dialogan con la obra. Una de ellas ilustra la portada. Desde luego, así da gusto gastarse el dinero.
En definitiva: ¿os gusta la literatura brumosa que se mueve entre géneros, que es algo fantástica pero se ambienta en un mundo que tal vez sea el nuestro, que aúne elementos tradicionales y familiares y que esté escrita que da gusto? ¿Os gustan las ediciones bonitas? Si la respuesta a estas preguntas ha sido sí, no sé a qué estáis esperando. Ojos verdes, negra sombra es una apuesta estupenda.