Título completo: La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre
Idioma original: Inglés
Título original: The Shock Doctrine
Año: 2007
Editorial: Paidos
Traducción: Isabel Fuentes García, Albino Santos, Remedios Diéguez y Ana Caerols
Género: Ensayo
Valoración: Recomendable
Hace tan solo unos meses, ni tú ni yo pensábamos que Trump tuviera alguna opción de ganar las elecciones presidenciales de EEUU. Del mismo modo, tampoco creíamos que el Brexit pudiera prosperar hasta el punto de ganar un referéndum democrático. Estas son decisiones populares fruto de acciones y situaciones del pasado, y también del miedo a un posible futuro apocalíptico.
En La doctrina del shock, la periodista e investigadora Naomi Klein realiza un recorrido histórico, económico y político (sobre todo económico y político) del mundo occidental contemporáneo, ofreciéndonos un prisma de visión abierto a la autocrítica y a la reflexión que ayuda a entender mejor las decisiones que hoy toman las sociedades supuestamente soberanas y libres.
Previo a este recorrido, Klein enfatiza la importancia de los experimentos denominados MKUltra, realizados por la CIA alrededor de la década de los sesenta, y el impacto de estos a la hora de implantar (o imponer, más bien) modelos económicos agresivos en países supuestamente necesitados de ayuda. Estos experimentos estaban basados en la premisa de que, a través de la terapia con electroshock, se puede borrar por completo la mente de una persona, quedando una tabula rasa sobre la que empezar de cero, es decir, volver a construir una mente partiendo de la nada. A raíz de estos MKUltra, la CIA crea un manual de actuación para interrogatorios en el que explica detalladamente cómo anular la voluntad y personalidad de los individuos, incluso hasta llegar a estados de regresión.
De esta idea de tabula rasa parten los economistas norteamericanos de la época, la famosa Escuela de Chicago con sus Chicago Boys, encabezados por Milton Friedman. Su idea era imponer sus marcos y medidas económicas en países con economías supuestamente al borde del colapso. Una economía colapsada es aquella que invierte y gasta sus recursos en la ciudadanía en vez de en el capital de riesgo financiero, o una en la que el gobierno no favorezca los intereses de las grandes empresas extranjeras frente a la pequeña empresa local.
La función de la escuela liberal denunciada en La doctrina del shock es borrar todo atisbo de democracia y enfocar los esfuerzos de un país hacia una economía de mercado libre fundamentada en las ganancias del capital extranjero, principalmente norteamericano. Para ello, imponen su plan económico radical: primero acaban con las prestaciones sociales, las ayudas y las becas; a continuación, reforman el sistema impositivo haciendo que quien más tenga pague lo mismo que quien no tiene nada; después, liberalizan los precios provocando que los productos de primera necesidad pasen a valer cantidades desorbitadas, asegurándose así de que solo la clase pudiente prospera; por último, pero no menos importante, cambian las regulaciones laborales para bajar los sueldos y para cerciorarse de que los trabajadores y las trabajadoras no se organizan en sindicatos, ni hacen huelgas que puedan afectar a la producción.
El uso de la fuerza militar es otra característica en la imposición de estos modelos económicos, ya que, evidentemente, la ciudadanía suele oponerse a este tipo de cambios tan poco provechosos para ella, como la bajada de salarios y la subida de precios. Por eso, estas contrarrevoluciones económicas, que surgen también como respuesta al keynesianismo que imperaba en América Latina en la segunda mitad del s XX, necesitan de la fuerza militar para afianzarse y transformar una sociedad. Solo a través del miedo y el shock se consigue callar a una multitud enfurecida por carecer de derechos y estar plagada de deberes. Solo a través del miedo y el shock es posible conseguir una sociedad tabula rasa a partir de la cual construir un sistema capitalista agresivo en el que el dinero lo es todo.
Bajo mi punto de vista, La doctrina del shock es un intenso y extenso trabajo de investigación que da pie al lector a la búsqueda de información adicional. Cierto es que no se trata de la lectura más agradable o apetecible, ya que este libro es un ensayo político y económico plagado de cifras y fechas que en algunos momentos parecen amontonarse sin ningún sentido, incluso llegando a agobiar a quien lee. Dejando esto al margen, la escritura de Klein es clara y concisa, y dentro de que los temas que trata son bastante arduos, los relata de forma entretenida. El libro es recomendable, pero recomendable para lectores asiduos a los que les interesa el tema de la globalización y la organización política y económica.
Marian Conde