Título original: City of the Chasch
Idioma original: Inglés
Año: 1968
Editorial: Tyrannosaurus Books (2016)
Traducción: José Óscar H. Sendín
Género: Ciencia ficción
Valoración: Está bien
La nave de Reith es disparada con un proyectil desde un planeta extraño; su compañero muere y él quedará a merced de los habitantes del lugar. Así se inicia la aventura de este explorador que, desde el momento en que pone pie en el mundo (Tschai, se llama), comienza a luchar por lograr su objetivo, a saber, encontrar de nuevo la nave espacial para retornar a la tierra. Pero a medida que su estancia en Tschai se incrementa, descubre que algunos de sus inquilinos necesitan su ayuda de forma urgente.
Esta es la premisa de que parte Los Chasch, la primera novela del ciclo de Tschai del célebre autor estadounidense Jack Vance, que fue recuperada el año pasado por Tyrannosaurus Books con una nueva traducción. Los que me leáis de forma habitual sabéis que me gusta la ciencia ficción, más por las posibilidades que ofrece que porque me apasionen las obras que he leído (que son pocas). Sin embargo, tengo que reconocer que, dentro de esta ciencia ficción que me interesa, me tira más aquella de corte más filosófico que la que se decanta por las aventuras. Esta obra es del segundo tipo. Podría decirse que es más Star Wars que Cita con Rama, por hablar de dos productos muy conocidos y comentados (salvando las distancias, aborrezco Star Wars y Vance me ha gustado). Me explico: Los Chasch es una novela de aventuras en el espacio, hasta tal punto que en muchas ocasiones parecemos estar asistiendo a un mundo de fantasía más que a uno de ciencia ficción. Esto no es algo malo, por supuesto. De hecho, el libro cumple su función de producir aventuras, una tras otra, de una forma excelente; sin embargo, advierto a aquellos menos interesados en el género.
En este sentido, se trata de una novela terriblemente entretenida e ingeniosa. De forma constante aparecen nuevos obstáculos en el camino de Reith que deberá esquivar para alcanzar sus objetivos, y cuando no hay problemas, se los crea él solito, demostrando su sobrada habilidad para ello. Tanto estructura como argumento del libro son lineales y sin demasiada complejidad, lo que palia en cierto sentido la ligera complejidad de los seres que pueblan esta tierra, cuya presentación puede resultar algo confusa. Hay que reconocer que, en este sentido, el mundo está un poco desaprovechado, pero esto se debe, pienso, a lo introductorio de la novela (la serie está formada por cuatro libros). De todas formas, todos los personajes de Tschai tienen una serie de características marcadas o relevantes que les separan, casi oponen, del resto, y que se van conociendo a partir de adquirir ellos importancia en la trama y que resultan de inmensa ayuda durante la lectura. A partir de personajes concretos y de sus características y sus diálogos (a veces de forma algo abrupta y torpe) Vance desvela los entresijos del mundo creado.
Lo único que me ha chirriado mucho de este Los Chasch ha sido el personaje principal. Hacía tiempo que no me encontraba con un protagonista de carácter tan mesiánico. Es el rey del putoamismo, el que todo lo consigue, fuerte, inteligente y, por supuesto, con una marcada altura moral con respecto a los pobladores de Tschai. Su asunción de que por ser hombres como él (es decir, de la misma apariencia que él) han de ser los gobernadores de la Tierra, y su sorpresa al ver que están supeditados a otras razas, es bastante sorprendente y divertida. Reith actúa como si en la Tierra no hubiese habido jamás esclavitud ni opresión, y esto me fascina. En este aspecto me recuerda un poco a la actitud que toma el protagonista de El planeta de los simios.
A mi modo de ver, Los Chasch es una novela cuyo mayor interés radica en el entretenimiento que aporta. Se trata de una lectura ligera cuya recuperación merece la pena, pues abre una saga con una serie de posibilidades que, ya planteadas en este primer tomo, resultan francamente interesantes. Pese a no pertenecer a mi(s) tipo(s) de literatura predilecto(s), me ha resultado una grata y agradable lectura.