Editorial: Triskel Ediciones
Género: Relatos
Valoración: Recomendable
Hace unos días estuve revisando las entradas de este blog, que por cierto ha superado las 3600 visitas en sus cinco primeros meses. Me di cuenta de que la mayoría de reseñas son de novelas, lo que no me resultó extraño. Lo que sí me sorprendió fue la proliferación de libros de relatos cortos, con especial tendencia al humor. Me pregunté si eso era algo casual, o si por el contrario los colaboradores del blog y yo mismo, teníamos una especial tendencia a estas obras. A lo mejor era que el mercado estaba repleto de esto, no sé si saturado o no, no lo sabría decir. Recuerdo que me encogí de hombros y devolví mi atención al libro que en ese momento estaba leyendo: “De humor apocalíptico”, una colección de 15 relatos con fuerte tendencia al humor. Interesante, pensé.
¿Hizo esto que lo dejase de lado? ¿Que me rajase las vestiduras? ¿Que saliera corriendo a releer los clásicos con avidez? ¿Que acudiera inmediatamente al ordenador a compartir hechos de mi vida privada en las redes sociales? Para nada, no hay que ponerse melodramático, sobre todo cuando se tiene entre manos esta joyita.
“De humor apocalíptico” es más que una colección, es una selección de relatos cortos, brevísimos, donde el autor rescata momentos escogidos de absoluta cotidianeidad, y los convierte en particulares, en dignos de protagonizar su propia historia. No hay grandes superhéroes ni villanos aquí, ni siquiera personajes misteriosos que lanzan miradas sospechosas desde las esquinas envueltos en una nube de humo de su cigarro. No, es una sucesión de situaciones comunes, y al mismo tiempo únicas, con un inquietante hilo conductor: el Apocalipsis.
No sé cuántos de vosotros, queridos lectores, conocéis la ciudad de Sevilla, un lugar único, que fue mi hogar por muchos años. Tampoco sé si habéis tenido la oportunidad de habitarla, algo que recomiendo. Pero, sinceramente, casi todos los que hemos vivido allí, al menos alguna vez hemos querido verla destruída, completamente o en parte, de un modo o de otro. José María Maesa fantasea con esta posibilidad (en clave de humor, no se me enfaden), buscando un armagedón apropiado para la ciudad y a la altura de sus tradiciones, como si se tratase de Nueva York o Los Ángeles. Algo especial, espectacular, con muchos medios y efectos especiales.
Pero los relatos no están hablando continuamente del fin del mundo sevillano, ni mucho menos, sino que tratan la idea del final del camino, trágico o no, del cambio definitivo a cualquier escala. Para ello se sirve de todo tipo de situaciones, reflexiones tan geniales que rayan lo absurdo. Juega con maestría con la perspectiva, con los diferentes puntos de vista que adopta el lector, con giros y más giros que piden a gritos ser concluídos, lo que siempre termina sorprendiendo. Cada relato es una experiencia similar a penetrar en un laberinto de espejos, en presenciar un espectáculo de ilusionismo.
Yo destacaría especialmente “Excreción”, “Lógica aplastada por su propio peso”, “La tercera gran revolución” y “¿Hace un árbol rebelde ruído al caer si no hay nadie en el bosque para oírlo?”. Aunque os aseguro que todo entre estas páginas es más que recomendable.