Año: 2015
Editorial: Autopublicado
Género: Relato
Valoración: Pasable
La reseña de hoy es de un autor independiente, Carlos Arroyo Cobos, que repite con nosotros con su segundo trabajo, Todo está bajo control. Desde aquí quiero agradecer al autor el volver a confiar en Libros Prohibidos y dejar claro que, pese a que le hemos vuelto a cascar un Pasable, hemos sido testigos de su progresión como narrador.
Corre el año 2050. En un centro de salud se da la voz de alarma por una infección de ébola. Para evitar la catástrofe y que cunda el pánico, todos los presentes son encerrados en el edificio y puestos en cuarentena. Buscando la noticia que catapulte su carrera, el joven periodista Luis Vallés decide investigar por su cuenta, destapando un rosario de incómodas verdades sobre el mundo en el que vive.
Lo primero que debemos decir es que no es fácil valorar una obra tan corta (apenas 50 páginas). Esta brevedad sin duda le resta a la valoración final, ya que considero que es una historia que podría tener bastante más recorrido. El posible futuro planteado por el autor es suficientemente atractivo como para generar atención y, sin embargo, esto no se llega a aprovechar del todo por la escasez de información. Y es que no es obligatorio dar explicaciones de todo, pero en este caso uno se queda con muchas (demasiadas) ganas de saber más sobre ese lúgubre 2050 donde los ciudadanos intercambian bienes básicos introducidos en bombos de lavar la ropa.
Y es que Todo está bajo control es un verdadero ejercicio de imaginación. No obstante, hubiera preferido que no se mencionase en ningún lugar el año, por dos motivos principales: por un lado causaría mayor impacto en el lector, y por otro ahorraría molestas objeciones temáticas como: ¿de verdad habrá centros de salud como los de ahora en el 2050? ¿y teléfonos móviles? ¿y coches? ¿y periódicos? ¿y envases de cartón para el detergente? ¿pero no se supone que en el futuro todo se lava con lejía? etc. En este último punto, la historia peca de naíf, lo que le resta buena parte del impulso y la credibilidad que sí consigue en los primeros capítulos. Esto es algo en lo que sin duda Carlos Arroyo Cobos deberá trabajar más a fondo para sus futuros escritos (que no dudamos que llegarán y estarán más perfeccionados).
Y es cierta la diferenciación entre el principio, el desarrollo, y el final de este libro. En el último tercio en concreto, pese a encontrarse la parte más dinámica, la narración pierde tensión y, en ocasiones, calidad (repeticiones de palabras, explicaciones innecesarias, desorden en las frases). Suele ocurrir en autores menos experimentados que el inicio de sus libros estén más cuidados que lo demás. También se da la circunstancia de que esas últimas páginas, por el hecho de tener que lidiar con la presión de resolver la situación, son más exigentes que el resto.
Con sus virtudes y sus defectos, Todo está bajo control es una historia interesante, de ritmo endiablado, que se lee en una tarde y que ofrece una nueva visión oscura de nuestro futuro (algo que, por otro lado, resulta cada vez más común). Algunos tal vez esperen más, pero los amantes del género deberían echarle un ojo.