Año: 2020
Editorial: Triskel
Género: Novela (terror)
Obra perteneciente a la sección oficial de los premios Guillermo de Baskerville 2020
Siempre he seguido muy de cerca la evolución del Premio Ripley. Fui parte del jurado en su primera edición y me consta que muchas de las autoras finalistas o ganadoras han publicado novelas o han ganado otros premios con posterioridad. Por tanto, para mí es un índice indiscutible de calidad, por lo que no podía perder la oportunidad de leer a la primera ganadora de la edición de novela: Verónica Cervilla, que además de ser escritora dirige la revista Tártarus. Como autora la conocía por la serie Poker Kingdom, por lo que me interesaba mucho saber cómo se desenvolvía con el terror. Y debo confesar que Quién cuidará de ti me ha maravillado y horripilado a partes iguales, ambas para bien.
Cuida y calla
Partamos de la certeza de que Quién cuidará de ti es una novela de terror de las que me gustan, de las de corte realista en el que el elemento sobrenatural, si es que existe tal cosa, se fusiona poco a poco con la realidad hasta hacerse indistinguible. ¿O acaso fueron diferentes en algún momento? Sin embargo, mientras algunas obras se nutren de personajes de dudosa moralidad, en este libro no se llevan los defectos al extremo para inducir terror, sino todo lo contrario: consigue despertar las sensaciones adecuadas gracias a que los personajes son tan reales como tú o como tu vecino. Y si no lo crees, te lo digo yo, porque lo que se narra entre estas páginas lo he vivido en carnes.
Amelia está en la cincuentena, se divorció hace unos meses, tiene dos hijos que deambulan entre la adolescencia y la adultez y una madre que lleva maltratándola psicológicamente toda su vida. Aun con esas, cuando doña Petra se rompe el brazo, es ella la encargada de llevársela a casa para cuidarla durante unos días. Y con este simple acto, las inseguridades que persiguen a Amelia día y noche se abalanzan sobre ella hasta dejarla casi sin aliento. Porque eso es lo que ha bebido siempre: que todo lo hace mal, como hija, como hermana, como esposa, como madre, como trabajadora, como ama de casa. Doña Petra hurga en ello como un dedo lleno de sal en una herida supurante y podemos aspirar el olor a podrido.
Ya es usted padre, tiene derecho a elegir entre darle un abrazo o una paliza a su hija y aun así estará obligada a limpiarle el culo en el final de sus días. Firme aquí y recoja su certificado.
De esta manera, Cervilla crea una atmósfera más que propicia para desarrollar una historia llena de crítica social donde seguimos las oportunidades de recuperar su vida que Amelia deja pasar con tal de no entrar en conflicto. Y es tan real y tan frustrante lo que cuenta que en alguna ocasión tuve que cerrar el libro con enfado e irme a otra parte, porque para mí era revivir una parte de mi vida, no de manera exacta, pero sí muy cercana. No sé qué experiencias y sentimientos ha volcado la autora en Quién cuidará de ti, pero desde luego a mí me ha sacado un montón de la rabia que llevo guardada desde hace tiempo. Y eso no es tan fácil.
Y es que, cuando a alguien la machacas como a la protagonista, es muy fácil hacerla callar y que cargue con todo. Porque lo único a lo que aspira es a dejar de ser el trozo de mierda que le han dicho siempre que es y que ha interiorizado de manera enfermiza. Puede que a alguien le parezca que es una persona débil y sin personalidad, pero es la realidad de mucha gente que ha crecido en un entorno inhóspito.
La crítica social
Además de la crítica al entorno familiar y el trato hacia Amelia, el peso de Quién cuidará de ti recae en todo lo que tiene que ver con los cuidados. De hecho, la novela empieza así:
«El 89 % de las personas cuidadoras de ancianos en España son mujeres. La mayoría de ellas son familiares de la persona dependiente (hijas o esposas). Las mujeres de menos de 65 años, especialmente las de 45-64 años, contribuyen con más de la mitad de todo el volumen de cuidado (medido en horas) aportado por todos los cuidadores, sin remunerar y sin recibir ayuda».
Amelia, además de tener que cuidar a doña Petra, trabaja en una residencia de ancianos. Cuando la echaron de unos grandes almacenes con cuarenta años, la única posibilidad que tuvo fue cuidar de gente mayor (y seguramente en negro) para poder mantener a su familia. Gracias a ello consiguió el trabajo en la residencia.
El problema es que, cuando su madre tiene que irse a vivir a su casa, Amelia no deja de trabajar. Cervilla denuncia el trabajo invisibilizado de tantas mujeres y la carga mental que supone para ellas. Cuando por fin sus hijos están cerca de independizarse y son en gran parte autónomos o colaboran con la economía familiar en la medida de sus posibilidades, cuando por fin ha conseguido deshacerse de un marido parásito y maltratador, cuando por fin parecía que podía vivir, Amelia recibe un nuevo niño en casa. Un nuevo niño criticón, contestón, desobediente y altanero que cuenta con el beneplácito de su hermana para seguir menoscabando su autoestima.
Durante toda la novela asistimos a la desesperación cada vez mayor de la protagonista, a sus pensamientos más oscuros (aviso de que llega incluso a autolesionarse) mientras la situación empeora cada día más. En esos momentos, la realidad, las pesadillas y los deseos son una amalgama difícil de distinguir, incluso para el lector. ¿Te atreverás a juzgarla? Porque yo no.
El día en el que Dios descansó, las mujeres seguían trabajando, era ley de vida.
Mil formas de terror
En Quién cuidará de ti, Cervilla recoge varios elementos clásicos de terror y los transforma para amoldarlos a lo que pide la historia. El caso más obvio es la casa como escenario, como lugar asfixiante, pesado, podrido, lleno de silencios rabiosos y palabras vacías.
El segundo son las visiones, ya que doña Petra no viene solo con un brazo roto. También habla con gente que no existe y huye de unos enemigos que nadie más oye ni ve. ¿Son fantasmas? ¿Son alucinaciones? ¿Tienen algo que ver con las de una de las ancianas de la residencia?
El tercero es la muerte, pero no esta en sí sino la manera en que llegamos a ella. Los estragos de la vejez. Dejar de ser dueño de tu cuerpo, a veces incluso de tu mente. Perder el pudor, perder la dignidad y perder incluso la humanidad. Ahí reside el verdadero terror de Quién cuidará de ti. Todos esos pensamientos que a algunos les quedan más cerca que a otros pero que, con el debate de la eutanasia en primera línea, siempre tenemos presentes. Y ya no solo por uno mismo sino también por los demás. Amelia se pregunta una y otra vez, con la situación que tiene con su madre: «¿haré yo lo mismo con mis hijos?».
Al final, todos estos elementos se reúnen en un colofón lleno de angustia, pero no exento de reflexión. Porque este es el gran valor de Quién cuidará de ti: te exhorta continuamente a preguntarte qué harías en esa situación, o qué pensarías. Juega en un abanico de grises donde los límites morales se difuminan por la gran cantidad de variables que confluyen. Y es que la vida no es tan fácil como a veces nos quieren hacer pensar.
Creo firmemente que obras como Quién cuidará de ti son más que necesarias en un mundo donde si no lo cuentas en redes sociales es como si no existiera. Obras que sacan a relucir a esos colectivos invisibilizados y menospreciados pero que luego nos parecen tan necesarios e imprescindibles. En eso me ha recordado a Micosis, de Enerio Dima, cuya protagonista es una limpiadora y también tiene problemas graves de salud mental. De hecho, tienen más de una semejanza, más allá de que ambas me han gustado muchísimo y que las recomiendo. Os animo a que las descubráis, porque esta horda de jóvenes autoras de terror viene fuerte y ya está dando mucho que hablar.