Philip Fracassi: Contemplad el vacío

Contemplad el vacío. Libros Prohibidos

Título original: Behold The Void
Idioma original: Inglés
Ilustraciones: Juan Alberto Hernández
Año: 2018
Editorial: Dilatando Mentes
Traducción: José Ángel de Dios
Género: Libro de relatos (Terror)
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2019

Atmósfera y suspense

Hay nombres que nos resultan desconocidos pero que, una vez descubiertos, son ya difíciles de olvidar. Es el caso del estadounidense Philip Fracassi. Tras una larga carrera en cine y televisión como guionista, ayudante de director o encargado de localizaciones, vestuario y decorados, ahora llega a España en su faceta de escritor con su antología de relatos Contemplad el vacío, de mano de la editorial Dilatando Mentes.

El estilo de Fracassi se mueve en el terreno del terror contemporáneo que toma sus influencias de autores de la segunda mitad del S.XX como Stephen King, Sheri S. Tepper, Ramsey Campbell, Richard Matheson o Robert R. McCammon. Aunque Fracassi tiene su propia voz y, como bien indica el prologuista Laid Barron en su texto «Nadie está a salvo», retuerce los tropos del horror para entregar argumentos despiadados, crueles y hostiles.

Se impulsó con los brazos y las piernas, apartándose de la oscuridad que se ensanchaba, pero no tan lejos como para no verla, no lo suficientemente lejos como para no ser testigo de lo que estaba por llegar.

Los relatos de Contemplad el vacío

Son un total de nueve narraciones en las que Fracassi va a mostrar su notable habilidad para el terror, manejando con solvencia las dos herramientas claves del género: la atmósfera y la tensión narrativa, esa capacidad de mantener al lector en vilo que llamamos suspense.

«Construcción blanda de una puesta de sol» es una historia de tono weird sobre telequinesis, dos hombres y una infidelidad. Parte del supuesto fantástico de que se pueden doblar cucharas con la mente —nada de trucos a lo Uri Geller—. Un argumento perfecto para un episodio de The Twilight Zone.

«Altar» Toma una escena cotidiana —una mujer y sus dos hijos acuden a una piscina pública a pasar el día— y la convierte en una historia de terror cósmico y entidades arcanas con escenas de horror dantesco. Philip Fracassi se muestra aquí inclemente con sus personajes, pues incluye muertes de niños en pasajes splatter.

«El ladrón de caballos» transcurre en una ambientación fronteriza que, por su escenario y su prosa seca pero expresiva recuerda a la obra de Cormac McCarthy. Un ladrón de caballos mexicano roba una yegua y la transporta de noche en su vehículo, moviéndose por un paisaje espectral, con una sensación ominosa de tragedia flotando en la atmósfera.

«El ataúd» destaca su tono sensorial, donde los aromas tienen un papel preponderante. La relación de una niña y su abuela Nana se rompe un buen día. El funeral de Nana, con su cuerpo rodeado de flores, puede ser el momento de reconciliarse.

Contemplad el vacío. Libros Prohibidos. Philip Fracassi

«La cuidadora» gira en torno a la figura de Amelia Dyer, «La ogresa de Reading», y es el relato más clásico del volumen, con hechuras de terror gótico. Combina la narración diegética con supuestos extractos del diario de Dyer, en los que reproduce la prosodia de los escritos de finales del S. XIX.

«Surfer Girl» es un relato extraño, profundamente weird en su desenlace, que se precipita de repente y de forma impredecible. El terror procede de la imposibilidad de entender la actuación del protagonista, de explicar sus motivaciones.

«Madre» una historia de brujería de final macabro. Narrada en primera persona, produce una sensación funesta que crece a medida que el testimonio del protagonista se va volviendo más desquiciado.

«A prueba de fallos» Otra historia weird que sorprende por el aplomo y la frialdad del protagonista, un niño cuyo padre construye una habitación de seguridad, en la que su madre debe ser encerrada cada cierto tiempo, cuando sufre una transformación que apenas nos es esbozada. Fracassi juega aquí con las omisiones, con lo que queda velado.

«Mandala» es, por su extensión, toda una novela corta. Fracassi muestra su dominio del suspense, logrando mantener la tensión narrativa durante todo el relato, tanto en la trama principal como en la subtrama fantasmal que termina confluyendo con la primera. Mike y Joe, dos niños de vacaciones en la playa, juegan a policías y ladrones. Joe toma prestadas las esposas de su padre policía y esposa a Mike a una baranda de la playa. Un imprevisto le hace olvidarse de Mike, que no puede escapar mientras la marea sube. Una historia que podría firmar el propio Stephen King.

Tras los pasos de los mejores

En conjunto, Contemplad el vacío es una lectura que provoca continuas reminiscencias a viejos conocidos, a aquellos autores y autoras que asentaron el género de terror anglosajón entre los años 70 y 90. Fracassi consigue producir sensación de desasosiego, de que algo va mal desde el principio, de casi desear que concluya la historia para liberar la tensión. En este aspecto, su estilo narrativo se beneficia de su experiencia cinematográfica, y es posible imaginar sus relatos como episodios televisivos. La mejor forma de presentar su antología es referenciarla a un primer Stephen King, al de El umbral de la noche.

Era la cabeza de un caballo. Estaba a diez pies de altura, clavada en un poste grueso y chamuscado que había sido incrustado a gran velocidad contra el suelo compacto.

Al igual que sus referencias ya citadas, Fracassi hace surgir el horror de lo ordinario, de escenarios cotidianos: una casa, una piscina, una pequeña localidad rural estadounidense, un hotel en Acapulco. Solo en dos ocasiones explicita el origen del terror: «Construcción blanda de una puesta de sol», con poderes mentales, y «Madre», donde recurre a la wicca y al neopaganismo. Para el resto prefiere dejarlo velado, que sea inexplicable, como la posible brujería de «El ataúd» o el pavoroso fenómeno de «El altar». En «Mandala» directamente vemos que no se necesita un componente sobrenatural para que una historia produzca angustia y estremecimiento, basta con el suspense y una situación agónica, en la línea de «Cujo» o «El juego de Gerald» del de Maine.

De modo que, siendo un recién llegado a la literatura, Philip Fracassi se presenta como un autor muy recomendable, al menos en el formato breve, y del que cabe esperar que lleguen a España sus sucesivos trabajos.

En lo extraliterario, es necesario destacar la calidad de la edición de Dilatando Mentes, con un volumen muy cuidado, que incluye numerosas ilustraciones y fotografías —una de ellas obra de Fracassi— e información adicional. Se trata de una edición limitada de 300 ejemplares numerados y viene acompañada de cuatro láminas, una de la portada de Hugo Giner y tres de ilustraciones interiores.

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