Ganador del Premio Guillermo de Baskerville al mejor libro independiente de 2014
Año: 2013
Editorial: Triskel Ediciones
Género: Ciencia Ficción
Valoración: Muy recomendable
Puede parecerlo por esta reseña y las siguientes que van a venir en las próximas fechas, pero este blog no se va a convertir en un sitio especializado en ciencia-ficción, no de momento. Aunque por libros como “El rey tras el cristal oscuro” dan ganas de aficionarse al género futurista/espacial. Pero vayamos por partes.
Una nave, la Horizon, surca el espacio inmenso, solitaria, como solitario es su único tripulante. En realidad no es el único, pues en la cámara fría de la bodega viajan crionizadas ocho personas más. El hombre, ser anónimo cuyo nombre no llegamos a conocer, tiene la misión de hacer llegar la nave a su destino: un planeta a 15 años de distancia habitado por unos seres en un estadio evolutivo similar a los humanos, salvo por el detalle de que no conciben la existencia de Dios.
Bajo estas premisas arranca “El rey tras el cristal oscuro”. La novela, en un principio, sólo parece ofrecernos los pensamientos y luchas internas del tripulante, un hombre que lo ha dejado todo por cumplir una misión que le tendrá solo consigo mismo durante 30 años. Esta monotonía, aunque interesante, se antojaría insuficiente para sostener el argumento de un libro de más de 400 páginas. Pero Pablo Felder no es ningún sádico, al menos reconocido, y va aderezando la historia con recuerdos y, sobre todo, con incisos que muestran qué ha pasado en la Tierra y cómo se ha llegado a la situación en la que están. Por otro lado, y como no podía ser menos, las cosas en la Horizon no van según lo planeado.
Ésta es la primera obra de Pablo Felder, lo que no le impide atreverse con las pasiones humanas más bajas, con los pensamientos más enquistados, con los deseos más recónditos. No le tiembla el pulso a la hora de profundizar en los dobleces de los valores de los personajes, o de la compleja sociedad que él recrea, y que es hija de la nuestra. Creo que este registro narrativo, pese a la juventud y supuesta inexperiencia del autor, queda mejor que cubierto.
También cabe destacar que, pese a tratarse de un libro que habla de naves espaciales, el escenario no puede ser más simple: una sala de mandos (con sus lucecitas, pantallas, palancas y cachivaches varios), un pasillo, la mencionada sala fría, la cocina, la habitación, las bodegas y el vacío infinito. Nada más. Es tanta la austeridad del libro, que de convertirse en película (atención productores ávidos de ideas) no necesitaría un gran presupuesto. Por eso mismo, había ocasiones en las que, más que leer, yo veía los capítulos como representaciones de una obra teatral.
¿Y es posible armar una novela de ciencia-ficción interestelar sin grandes alardes técnicos, sin presentar espectaculares escenarios, sin ofrecer maravillas sensoriales? Por supuesto, ya que “El rey tras el cristal oscuro” es un libro tremendamente psicológico, que se te pega a la cabeza y, con cada nuevo detalle que da a conocer, acciona los mecanismos de la mente a su antojo, buscando tenerte intrigado y, en ocasiones, presa de una gran tensión.
Es éste el motivo por el cual esta novela puede llegar a gustarle a cualquier lector, independientemente de si es un amante del género o no. Desde aquí no lo dudamos, la recomendamos encarecidamente.