«Escribir en la actualidad y escribir bien es un acto casi heroico. Porque no hay tiempo ni mesura para hacerlo».
Seguimos anunciando a los finalistas de esta edición de los Premios Guillermo de Baskerville. Hoy le toca al penúltimo de ellos, Iban Petit, nominado por Los abismos.
Iban Petit y nació en San Sebastián el 21 de julio de 1978. Después de una carrera de más de diez años como promotor y gestor cultural, en la actualidad combina la escritura con la labor de editor en Expediciones Polares.
A comienzos de 2014 le concedieron una beca para dedicarse un año a escribir su primera novela. Fue publicada un año y medio más tarde, se tituló Anotaciones circulares y resultó finalista del festival Premier Roman de Chambéry (Francia).
Con ella aprendí definitivamente lo que era escribir y enfrentarse a una historia al uso. Fue un satisfacción muy grande cuando la vi recomendada en Página2 o cuando El País la incluyó dentro de las cinco joyas imprescindibles de la Feria del Libro de Madrid de esta primavera.
En noviembre de 2016 vio la luz Los abismos, su segunda novela. Nos cuenta que tardó más de un año en producirla, no por la escritura, sino por la documentación que necesitó. En realidad, estuvo más de cinco años recopilando información alrededor de la historia y de sus personajes.
A finales de este verano publicó junto a la ilustradora Susi Quiu su primer libro infantil, Los animales y sus oficios molones, un proyecto completamente nuevo para y al que le tenía mucho respeto, pero que no para de darle satisfacciones.
Es alucinante ver cómo los niños se emocionan leyendo tu libro, cómo lo manipulan, cómo lo señalan y hablan de sus protagonistas.
Ibán Petit está ahora mismo con varios proyectos simultáneos. Escribe su tercera novela, está corrigiendo un segundo libro infantil que verá la luz el año que viene, y colabora de forma constante con publicaciones y otros artistas en varios proyectos.
Se considera un escritor meticuloso y cartesiano. Escriba todas las mañanas y lo hace ciñéndose a una planificación minuciosa. Sé lo que va a escribir y cómo lo va a escribir.
A pesar de ello, a veces la historia cobra vida propia y me acaba llevando por caminos que no había previsto. Ése suele ser un momento emocionante, cuando siento que la historia se escapa de mis manos, y lucho para entenderla y volver a agarrarla.
Confiesa que es muy maniático en algunos aspectos. Siempre utiliza el mismo bolígrafo y la misma marca de libretas para escribir apuntes y dibujar escenas; siempre escribe en la misma silla y en la misma mesa; y siempre lo hace en silencio pero con los auriculares puestos. Reconoce que es algo absurdo y no sabe por qué lo hace.
Asegura no tener una referencia literaria clara, no es un admirador exagerado de ningún escritor en particular, y si lo tuviera que ser, lo sería de alguno de los escritores o escritoras jóvenes que están siendo publicados ahora. A pesar de no tener autores fetiche, Ibán Petit lee constantemente, sin parar, prácticamente de todo, casi siempre en español, aunque últimamente, por su trabajo como editor, ha empezado a hacerlo en inglés.
No podría vivir sin escribir, pero tampoco sin leer. Creo que lo uno está íntimamente unido a lo otro.
Nos dice que su único objetivo vital es poder seguir levantándose por las mañanas y tener el tiempo necesario para escribir. No piensa en más allá. Eso, y su hija de nueve años.
Mi día a día, además de girar alrededor de la escritura lo hace alrededor de ella. He tratado de no ser un padre pesado respecto a la lectura y a los libros. Le dejo hacer.
Aunque viaja bastante, vive en San Sebastián, de modo que se considera nostálgico. Le gustan el pop, el cine, la playa y le encanta nadar en el mar.
Puedes encontrar a Ibán Petit en Twitter, Instagram y su página web.