Katherine Dunn: Amor de monstruo

Amor de monstruo - Libros Prohibidos

Título original: Geek Love
Idioma original: Inglés
Año: 1989
Editorial: Sexto Piso (2019)
Traducción: Jordi Mustieles Rebullida
Género: Novela (Fantástico)

Amor de monstruo, de Katherine Dunn, se publicó originalmente en 1989, aunque la autora había comenzado a escribirlo diez años antes. En 2019 regresa a España en castellano en una cuidada edición de Blackie Books con nueva traducción. Su anterior edición en castellano, y única hasta ahora, databa de 1990.

La editorial distribuye Amor de monstruo con una faja promocional en la que relucen nombres como Chuck Palahniuk, Kurt Cobain, Terry Gilliam o Tim Burton.  La apuesta por la novela cuyos derechos compró el propio Burton en los 90 —para una frustrada y nunca realizada adaptación— es alta, tanto que hasta han deformado a la perrita de su conocido logo, dotándola de tres patitas para la ocasión.

Todos somos el monstruo

Porque la novela de Katherine Dunn trata sobre una familia de geeks, cuando este término definía a lo que conocemos como monstruosfenómenos de feria y no a un obseso de la tecnología. Leídos los primeros pasajes, son inevitables —y agradecidas— las reminiscencias a películas como Freaks (Todd Browning, 1932) y El hombre elefante (David Lynch, 1980), o a cómics como el truculento Freak Show de Bernie Wrighston (1984).

Antes de continuar, comentamos que la autora tuvo una vida muy poco convencional. Su familia era algo desestructurada y pasó la mayor parte de su infancia en continua mudanza. Sufrió varios arrestos y cumplió una condena breve. Vivió en varios países (España entre ellos) y desempeñó trabajos muy diversos. Por tanto cabe pensar que reflejó muchas de sus experiencias en Amor de monstruo, y que esta refleja su visión del mundo nómada, un tanto precaria y totalmente ajena a los convencionalismos sociales.

Al igual que las obras citadas, Amor de monstruo retrata de cerca y humaniza a sus protagonistas, la familia Binewski, propietaria de la feria ambulante Fabulonia. Pero en este caso Dunn va a huir de la candidez y del buenismo, dando una vuelta de tuerca muy perversa a los Binewski y a sus relaciones intrafamiliares. Su tesis es clara: todos somos monstruosos, cada uno de nosotros, y no somos muy distintos a los geeks de un circo, aunque acudamos a ellos para sentirnos superiores y aliviados por nuestra fortuna.

Amor de monstruo - Libros Prohibidos

Perversa y enfermiza

La novela está narrada en primera persona por Olympia «Oly» Binewski, una mujer enana, jorobada y albina que relata la historia en dos momentos diferentes. La actualidad, para la que emplea el presente de indicativo, en la que trabaja en la radio leyendo relatos —ocupación que ejerció también la autora—, y el pasado, narrado en pretérito, en el que recuerda la vida en la feria con su familia, a lo largo de más de diez años, hasta que tiene 18 y todo su mundo desaparece de un plumazo.

Amor de monstruo no es, en pureza, una novela de terror. Pero sí es lo bastante enferma, cruel y retorcida como para herir alguna susceptibilidad. Partimos de que el matrimonio Binewski —Alouysius «Al» y Liliana «Crystal Lil»— deciden voluntariamente engendrar hijos con deformidades, sus creaciones, para lo cual se someten a drogas, tóxicos y productos químicos. Los resultados son las siamesas Iphigenia «Iphy» y Electra «Elly», el chico con aletas Arturo «Arty», la propia Oly y Fortunato «Chick», normal en apariencia pero con poderes mentales sensibles. Esta práctica metódica y aplicada produjo además una serie de abortos y muertes prematuras conservados en formaldehído en El Sumidero, el museo familiar.

Ya adulta, Oly tiene una hija, Miranda. Miranda apenas tiene una pequeña deformidad, a la que saca partido en un espectaculo de burlesque. Y desconoce que Oly sea su madre, aunque vivan en el mismo hostal, regentado por una Crystal Lil ahora enajenada. Oly se desvelará para protegerla de Mary Lick, una obesa multimillonaria aficionada a desfigurar irreversiblemente a jóvenes hermosas. Las razones se desvelarán a lo largo del texto, y están lejos de lo que parecen ser al inicio.

Muchas reminiscencias

La editorial describe Amor de monstruo como «Un cruce perfecto entre David Lynch, Tod Browning y American Horror Story». Pero recuerda a muchas más cosas, no siempre anteriores. El Libro Primero es un desfile surreal de personajes y lugares demenciales, a ritmo frenético, que hace rememorar al William S. Burroughs de El almuerzo desnudo (1959). En los Libros Segundo y Tercero, los que concentran los recuerdos de Oly de su vida en la feria, sabe a cine de Kusturika y Toni Gatlif. El retrato de Arty y su culto de fanáticos se relaciona directamente con novelas y películas que retratan el mercado de predicadores que mueven masas en los ciertos estados de los EE. UU., como Gato Mágico de Whitley Strieber (1986) o Los senderos del terror de Robert McCammon (1999).

El mundo de las ferias ambulantes queda retratado en Amor de monstruo de una forma agridulce, con sus penurias y con la vida que queda oculta a los visitantes. Imposible no pensar en películas circenses como El mayor espectáculo del mundo (1952), Trapecio (1956) o la no-tan-infantil Dumbo (1941).

«Puede parecer extraño que no tenga ni idea de dónde nos encontrábamos, pero cuando la feria estaba viva y en funcionamiento —sobre todo por las noches— era como un universo completo y siempre tenía el mismo aspecto, estuviésemos donde estuviésemos. De día aún podíamos darnos cuenta de que aquello era Coeur d’Alene o Poughkeepsie, pero de noche lo único que veíamos era la feria»

En boca de Oly, la feria ambulante es un microcosmos, un mundo autónomo y autárquico cerrado al exterior. Como más tarde insistiría Stephen King en Joyland (2015), existe una dicotomía entre los visitantes —los normas— y los trabajadores de la feria. Pero…

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El hecho diferencial

Lo habitual en historias sobre fenómenos es destacar su humanidad, resaltando lo bello que ocultan bajo su aspecto monstruoso. El ejemplo más claro sería la citada Freaks. Pero los Binewski de Katherine Dunn no se sienten iguales a los normas, sino mejores que ellos. Consideran que sus diferencias los hacen excepcionales y se sienten felices, orgullosos de su aspecto grotesco. Esto cristaliza en la figura de Arty, Aqua Boy, que termina convertido en un ídolo de masas, un líder religioso seguido —literalmente— por miles de fanáticos. Esto puede verse como uno de los puntos negativos de Amor de monstruo. Arty se convierte por momentos en el foco de la narración, fagocitando al resto de los personajes. En ocasiones Oly queda relegada a narrador testigo, en línea con su papel secundario en la feria, siempre eclipsada por sus hermanos.

De igual manera, Dunn no muestra a una familia patética unida por su desdicha, sino un ecosistema donde no faltan envidias y rencores. Arty es tremendamente competitivo con sus hermanas Iphy y Elly, y estas compiten entre sí. Oly, la eterna segundona, y Chick el sensible, el casi-norma, son los únicos que se mantienen inocentes, ajenos a la lucha por la popularidad.

American Gothic

Amor de monstruo es una historia gótica, con sus estados sureños, sus pequeñas poblaciones rurales y su oscuridad moderna. También con toda la expresividad de lo grotesco, de lo monstruoso. El culto a la deformidad de los arturianos, con sus brutales mutilaciones voluntarias, la fascinación por los espectáculos morbosos —personas grotescamente gordas o delgadas, faquires, tragasables, escupefuegos—… Katherine Dunn se muestra así como influencia clave del terror y de la imaginería de los años 90, tanto en la literatura como en lo visual. Puede comprobarse revisando videoclips de la era grunge.

Narrativamente, Amor de monstruo fluye a buen ritmo y con transiciones suaves entre las dos líneas argumentales, actualidad y pasado. Tal vez el final resulte precipitado, un tanto brusco, aunque puede tratarse de algo intencional. Siendo una novela de personajes, estos están construidos con mimo y solidez, tanto los componentes de la familia Binewski como los secundarios que forman la sociedad de Fabulonia. La doctora Phyllis, cirujana de la feria y sociópata, el periodista Norval Sanderson, periodista de investigación con todas sus consecuencias, o Zephir McGurk, devoto factótum de Arty. Y Mary Lick, probablemente el mayor monstruo de toda la novela.

Katherine Dunn —fallecida en 2016— solo dejó unas cuantas novelas antes de volcarse en el mundo del periodismo deportivo. Ahora, los amantes de las historias febriles disponen de esta edición de Amor de monstruo para disfrutar de una verdaderamente excéntrica.

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