Isaac Pachón: Te diré que estoy vivo

Te diré que estoy vivo. Libros Prohibidos

Año: 2019
Editorial: Cáprica Ediciones
Género:
Novela (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020

Pura fantasía

Si hay un autor que podría considerar a Libros Prohibidos como su segunda casa, ese es Isaac Pachón. Aquí le hemos reseñado sus dos obras autopublicadas, el libro de relatos Cosas que escribí mientras se me enfriaba el café y el poemario Buscando el lado frío de la almohada. También lo entrevistamos cuando inició su BookBlogTour, allá por el verano de 2016. Y es que nos parece un tipo valiente, currante como el que más y humilde, además de un escritor interesante. Pues claro que lo íbamos a reseñar cuando sacase su primera novela: Te diré que estoy vivo, esta vez con editorial (Cáprica Ediciones).

He vivido la posibilidad de saber de lo que somos capaces si echamos de menos a quien un día se convirtió en un recuerdo, haciendo del dolor lo único real. ¿Y si pudieras empezar de nuevo? No os engaño cuando os digo que las entradas más fantásticas no tienen forma de puerta.
¿Qué le dirías a esa persona que ya no está? A donde vayamos, Ciudad Recuerdo nos espera
Una historia de realismo mágico que nos adentrará en un mundo secreto donde el tiempo, la nostalgia y el recuerdo son los verdaderos protagonistas, invitándonos con delicadeza a pasear por esa fina línea que separa la realidad del sueño.

Lo primero que tengo que hacer en esta reseña, aunque parezca feo, es desdecir lo que viene en la sinopsis. Y es que Te diré que estoy vivo no es realismo mágico. El realismo mágico tiene una regla fundamental, y es que no hay sentido de la maravilla, no hay extrañeza en los personajes ni en la misma narración con los elementos fantásticos. Si un personaje produce conejitos es normal, si otro asciende al cielo, también. Todo normal, aquí no ha pasado nada. En el caso de esta novela no es así. El protagonista se maravilla con lo que le está ocurriendo, hay un cambio de mundo que todos perciben —incluso los propios habitantes de Ciudad Recuerdo son conscientes de la diferenciación con el mundo real—. De modo que estamos hablando de una novela de fantasía pura, sin rodeos. Un género que, por cierto, nos encanta en Libros Prohibidos.

Fue una sorpresa para mí ver el interés por la fantasía en Isaac Pachón. Hasta el momento solo le conocía textos mayormente realistas —de lo que se conoce como narrativa, vamos—, aunque es cierto que apuntaba maneras, que le gustaba transitar por sendas más mágicas, como las casualidades, las serendipias, los «¿y si?», los giros del destino o el valor de los sueños. Vamos, que si lo pienso bien, la semilla de la fantasía siempre ha estado ahí y en Te diré que estoy vivo ha germinado y florecido.

Algo que no podemos pasar por alto, que también estaba en textos previos del autor y que ahora viene con más fuerza, es esa atmósfera onírica, ese surrealismo más allá de la verdad, el otro lado del espejo. Esa realidad paralela que todos habitamos aunque no nos demos cuenta y que está siempre ahí con nosotros.

Me acerqué a la entrada de aquel bar de toldo azul, señalado por el italiano. «Bar La Memoria» rezaba en letras blancas la parte frontal del toldo. Al abrir la puerta, una puerta de cristal repleta de pegatinas con marcas comerciales y un ancho tirador de aluminio, sonó una campanilla. El mismo sonido, el mismo tintineo que me había hecho correr el día anterior en el cementerio y exactamente el mismo que escuché cerca de treinta años atrás aquella tarde de sábado en el tanatorio.

Coqueteando con el dreampunk

Te diré que estoy vivo. Dreams. Libros ProhibidosNo estoy diciendo que Te diré que estoy vivo sea dreampunk, tranquilidad, que no panda el cúnico. Pero sí que tiene ciertos elementos característicos de este subgénero que me parecen muy interesantes y que me gustaría mostraros. Porque Ciudad Recuerdo, el mundo paralelo al nuestro que aparece en la novela, es a un mismo tiempo bello y terrible, esconde una buena cantidad de significados ocultos y simbología, y en él opera su propia lógica —que no siempre se corresponde con la de nuestro mundo—. Y, bueno, no es Alicia en el país de las maravillas, la carga fantástica es menos acusada, pero consigue transportar al lector de una forma similar.

Parte de esa atmósfera propia de los sueños viene por el gusto del autor por la nostalgia, por el tiempo que ya no volverá y qué pena más grande por que sea así. Hay en este libro una reivindicación del pasado, una idealización de momentos mejores a diferencia de lo que tenemos hoy en día. La figura del abuelo del protagonista es fundamental, así como los elementos propios de hace treinta años, que no veas si ha cambiado la cosa desde entonces. Y aunque esta no es mi forma predilecta de entender el mundo, he de reconocer que razón no le falta a Isaac Pachón.

Esto convierte a Te diré que estoy vivo en una obra muy íntima, muy personal por parte del autor, ya que es él mismo quien reivindica su infancia, su mundo de cuando era un chavalín y no tenía mayores preocupaciones porque había buena gente que velaba por él. Esa energía hace vibrar todo el libro; cada página está contagiada por esas sensaciones y esos recuerdos. No sé cómo lo hace, pero de alguna manera eso traspasa el papel y llega al lector. Y resulta, como poco, enternecedor.

Apenas habían pasado seis días desde mi paseo por el espigón de la Mar Bella, antes de acercarme al cementerio, pero mi sensación era de haber pasado meses en Ciudad Recuerdo. Lo interpreté como una especie de resaca en la que en vez de mezclar vasos de vino con copas de ginebra lo que estaba alternando eran emociones con saltos en el tiempo.

Entiendo que esta obra tiene un público bastante definido. Por eso mismo os animo a darle una vueltecita por si os cuadra en vuestros gusto ir a por él sin dudarlo. Y si os sugiere alguna persona especial, regaládselo. Sí, es una orden.

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Foto: Martin Kníže. Unsplash.