Ana García Herráez (Segovia, 1971) estudió Filología Inglesa y ha sido, entre otras cosas, profesora de literatura inglesa y traductora de textos literarios en la Universidad de Valencia. Fue galardonada con el premio Tagus de la Casa del Libro en 2017 con El sendero de la palabra (2019, Apache Libros). Su última novela publicada es Muerte, tú morirás (2020, Apache Libros). También cuenta con relatos en antologías como Donde hadas no se aventuran (2020, Apache Libros).
Las historias de Ana García Herráez saben a fantasía y leyenda, te hacen viajar entre sombras y nieblas vespertinas, en mundos inconcebibles para la razón, pero marcados en el corazón y memoria de los que viajan entre letras.
Hola, Ana. Gracias por concedernos un ratito para responder estas preguntas. Me gusta empezar la casa con unos buenos cimientos, así que las primeras preguntas son más personales.
I: ¿Cuál es tu primer recuerdo ligado al mundo de las historias?
A: El primero es de cuando era muy pequeña, yo creo que tendría unos cinco o seis años. En aquella época mi principal pasatiempo era jugar con mi hermano, cinco años mayor, a contarnos historias protagonizadas por unas gomas de borrar a las que les habíamos pintado caras. Comenzó mi hermano y yo le seguí. A partir de ahí, continuamos inventándonos historias, breves, claro, para entretenernos mutuamente.
En esos comienzos, como es normal, imperaba la oralidad, hasta que la curiosidad me llevó a los libros que había en mi casa. Es la ventaja de ser la pequeña de varios hermanos; que sus cosas e intereses, mucho más atractivos que los de una niña de mi edad, estaban por todas partes. Mi primera lectura memorable fue La historia interminable, lo cual es un clásico entre los escritores de fantasía. Creo que para muchos fue la puerta de entrada a un mundo del que nunca querremos marcharnos. Después vino El Quijote, que, por supuesto, tendré que releer con una mirada adulta. Y a partir de ahí ya llevaba inoculado el veneno de la literatura, un veneno que no mata, sino que da vida.
I: Profesora de inglés, filóloga y enamorada de Irlanda, ¿cómo afecta tu carrera y recorrido vital a tus obras?
A: Pues me da la sensación de que ambos recorridos, el de mi vida y el de mi obra, están ligados desde el principio. Concibo la literatura como la sangre que circula por mi cuerpo. Ha estado ahí desde el comienzo. Primero como entretenimiento y evasión de una niñez quizá un poco solitaria y, después, como una habitación de juegos vacía, en la que yo era la encargada de llenarla de historias, de distracción, de mundos maravillosos en los que cobijarme.
El mundo anglosajón, como lectora ávida, filóloga inglesa y después profesora, me ha dado inspiración y consuelo y me ha llevado, por suerte, hasta Irlanda y su folklore. Hasta la magia de las narraciones que allí se respiran por doquier. Y gracias a todo este bagaje, surgió mi primera novela, El sendero de la palabra, donde muestro mi amor por la cultura irlandesa y las narraciones orales. Después llegó la segunda, Muerte, tú morirás, nacida de mi interés y cariño por el mundo anglosajón y la época victoriana. Así que podríamos afirmar que mi recorrido vital ha nutrido y nutrirá siempre mis obras. Creo que es inevitable.
I: Si tuvieras que escoger un título, sólo uno, ¿cuál sería y por qué?
A: Elegir una es muy complicado… pero vamos allá: El cuarteto de Alejandría. Me parece la obra perfecta, compuesta de cuatro volúmenes complementarios. Cada uno aporta una perspectiva que contribuye a crear la historia global, poliédrica. En ella encuentras la diversidad y riqueza de la naturaleza humana, la constatación de que cada uno vemos el mundo de una manera distinta, incluso interpretamos de forma diferente un mismo hecho. Pero si prestamos atención a lo que otros perciben, a cómo interpretan esa historia, entonces esta cobra nueva vida y nos permite comprenderla mejor. Me parece un espejo maravilloso de las relaciones humanas y está impecablemente escrita por Lawrence Durrell.
I: ¿Qué piensas sobre la visualización de la mujer en el mundo de la escritura? ¿Y en el de género?
I: Creo que hoy en día somos muchísimas las autoras que escribimos historias, muchas. No sé si más o menos que antes, pero al menos se nos ve, oye y lee más. Eso no quiere decir que las cosas estén igualadas con respecto a nuestros compañeros escritores. El camino es largo y me parece que aún falta mucho para que todas las mujeres que se dedican a la literatura tengan la visibilidad que merecen. En ese sentido, estoy convencida de que las autoras de géneros tradicionalmente considerados más marginales, como los de la fantasía, la ciencia ficción y el terror, están creando muchísimo y contribuyendo a que esa visibilidad aumente.
El hecho de que cada vez haya más antologías en las que varias autoras participan ayuda mucho a que los lectores de género, tal vez un poco reticentes antes a leer cosas escritas por mujeres, vean la riqueza de la producción actual. Y lo mismo puede decirse de novelas de género escritas por mujeres; cada vez hay más y, aunque nos cuesta mucho llegar a ser visibles en las librerías, luchamos con fuerza para que eso cambie. Los lectores, a secas, sin género, creo que van eligiendo más y más obras de mujeres y eso es algo que debemos celebrar y difundir, para que se sepa y las nuevas voces de la literatura lleguen a ser conocidas.
I: Oscuridad y feminismo, ¿qué lazo hay entre la feminidad y lo insólito? ¿Por qué crees que está tan en boca de todos ahora mismo la literatura oscura escrita por mujeres?
Oscuridad y feminismo parecían términos aparentemente antagónicos. Antes se concebía a la mujer como creadora de vida, como ser positivo que alumbra (da luz y da a luz) y guía a los hijos que concibe. Todo muy tradicional, luminoso y dentro de lo que cabía esperar. Cada uno en su papel. Sin embargo, sabemos que nadie escapa a la dicotomía de una naturaleza que no siempre es positiva ni está equilibrada. Hay veces que la parte oscura que todos portamos dentro se impone al lado más benévolo e inocente. Y eso ocurre también en el ámbito de lo femenino, aunque muchos no lo hayan visto o querido reconocer hasta ahora. Las mujeres poseemos ese lado oscuro también y somos capaces de enfrentarnos a la oscuridad de otros. Y lo más importante, también nos apasiona crear mundos en los que lo extraño, lo insólito, es algo tan habitual como lo cotidiano. El hecho de que cada vez se descubra a más autoras y de que vayamos alzando la voz para que se oigan y escuchen nuestras palabras está dando como resultado que historias que en otras épocas no se hubieran escrito, y mucho menos publicado, se estén dando a conocer a los lectores. Y con ello ganamos todos, porque la naturaleza humana y, en particular el mundo femenino, son mucho más ricos de lo que algunos pretendían reconocer.
I: ¿En qué géneros te mueves más cómoda, como lectora y como escritora? ¿Y con cuál/es te sientes a disgusto?
A: Mi espacio ideal para imaginar y crear ha sido, desde el principio, la fantasía. En ella he podido volcar todo lo que llevaba dentro, historias, miedos, deseos… Sin embargo, las narraciones surgen y buscan su espacio, su cauce. Yo nunca he pretendido escribir una obra de un género u otro; he tenido una historia que contar y lo he hecho. Después, según sea el rumbo de los hechos relatados, el texto se va acomodando de manera natural a ciertas convenciones de un género, pero yo siempre me he negado a dejarme atar por etiquetas. No me parecen naturales. La vida, la real y la inventada en cada narración, posee elementos que cabrían en varias clasificaciones y prescindir de hechos que pueden contribuir a la riqueza, al significado global de una obra, no es algo que quiera ni pueda hacer. Por eso cada proyecto literario en el que me embarco va siendo distinto del anterior. Empecé en la fantasía, seguí con el steampunk (más cercano a la ciencia ficción que a la fantasía), seguí en mi tercera novela con la narrativa contemporánea y ahora estoy escribiendo una novela negra. Cada historia que nace me lleva a donde ella quiere y yo la sigo mansamente. De momento, no he encontrado un género con el que no me sienta a gusto. Y espero seguir así, creciendo como autora y explorando posibilidades para mis textos.
I: Tus novelas mezclan ficción y realidad hasta confundirlas, ¿por qué ese juego? ¿Qué buscas provocar en el lector?
A: Supongo que intento llevar al lector conmigo a mundos que me interesan. Muchas veces me apetece más la realidad y otras una vida imaginaria, un mundo donde todo es posible. Y la posibilidad de transitar entre ambos puntos me da mucha satisfacción, porque sé que para muchos lectores, como yo misma, la evasión es una de las principales cualidades de la literatura. ¿Y qué mejor forma de evadirte de tu realidad que escapar a un mundo imaginario? Siempre podemos regresar a terreno seguro, al mundo que conocemos… o no. Depende de la magia de la literatura. Y si no que se lo pregunten a Bastian, el protagonista de La historia interminable.
I: ¿Inspiración o método?
A: Ambos. La inspiración viene primero, en mi caso y supongo que en el de muchos de quienes nos dedicamos a escribir. Las historias nacen en mi mente como una chispa, como el Big Bang de un mundo, de una historia. Sin embargo, es evidente que después llega la segunda parte: el método, el trabajo constante para convertir en palabras las poderosas imágenes, para darle vida a los personajes y para trazar un hilo narrativo que lleve al lector hasta el final de la historia conmigo. Lo primero no requiere esfuerzo, pero lo segundo necesita centenares de horas y trabajo.
I: ¿Eres de orden o de caos? ¿Cómo es tu proceso? ¿Y tú como persona y lectora?
A: Soy un poco caótica al principio, aunque he mejorado con la experiencia y los años. Las ideas son muchas y mi memoria mala. Debo apuntar o grabar en una nota de voz cada idea que se me ocurre. Los post-it, las anotaciones en libretas (que comenzaron en un orden impecable destinado a un caos irremediable), flechas y demás recursos para insertar capas en la estructura narrativa y enriquecer la historia acaban todos juntos, formando un mundo que para ojos extraños podría resultar incomprensible. Por suerte, para mí no lo es. Pero, como decía, el proceso de creación de la historia va estando más claro con cada novela y cada relato, el tiempo de escritura se acorta, se van aprendiendo estrategias que facilitan llegar al final de una forma más depurada.
Como persona intento ser organizada, pero todo con mesura, que el caos también posee cierto encanto. En serio ahora, el orden creo que es necesario para las tareas cotidianas, en el trabajo y, desde luego, en la escritura. Sin embargo, también necesito dejar algunas cosas al azar y no tenerlo todo programado. Como lectora elijo dependiendo de si estoy escribiendo algo que requiere de documentación o como ambientación para entrar en el tipo de texto que esté escribiendo. No obstante, suelo elegir mis lecturas por placer y selecciono la siguiente pensando en qué mundo me apetece refugiarme. Conmigo no sirven recomendaciones. Si no es el momento, no puedo leer un libro, por muy bueno que sea.
I: ¿Qué opinas de la documentación?
A: No es solo algo esencial para escribir una buena historia y no quedarte en mera imaginación (ojo, que algunas narraciones no necesitan de nada más). Lo mejor es que también es una parte del proceso de escritura que disfruto sobremanera. Es una forma de explorar y aprender sobre temas que ya me interesaban y, al mismo tiempo, me permite crear una historia más coherente y con los detalles necesarios para que resulte creíble. En mi caso, el proceso de documentación me ha llevado a pasar horas en bibliotecas maravillosas, a viajar a los lugares que aparecen en mis novelas, a mantener conversaciones muy interesantes con especialistas en algún aspecto que me apasionaba o con personas que hubieran vivido una situación que yo no he experimentado.
I: Si tuvieras que convencer a alguien para que se iniciara en el mundo del género, ¿qué le dirías?
A: Le diría que se trata de un mundo donde va a encontrar una tipología de historias tan amplia que seguro que hay muchas que pueden interesarle. Muchísimas. Y, lo más importante: si se trata de alguien que no se siente atraído hacia mundos que no son realistas, que piense que casi todo lo que se narra en un libro de fantasía, ciencia ficción o terror tiene un vínculo directo con la experiencia humana. Con lo que conoce. Va a encontrar situaciones con las que se puede identificar: miedo, alegría, la pérdida de seres queridos, el deseo de explorar nuevos mundos, los lazos familiares, los remordimientos, la amistad, la culpa… Todo lo que nos hace humanos aparece en esas historias, por muy diversos que puedan ser los escenarios en los que tengan lugar y muy extraños los protagonistas. Hay algo esperando a cada lector en cada una de esas narraciones. Solo tiene que encontrar la que le interese más.
I: ¿Con qué autora iniciarías a un/a profano?
A: Quizá, por hablar de autoras conocidas (aunque hay muchas contemporáneas que merecerían una mención), con Ursula K. Leguin. Pero también con Emilia Pardo Bazán o Elia Barceló. Sus historias son tan dispares como la selección que acabo de hacer. ¿Qué tienen en común tres autoras tan distintas entre sí, una americana y dos españolas de períodos y estilos muy diferentes y que escribieron/escriben obras pertenecientes a géneros diversos? Que las tres nos llevan a mundos donde todo es posible: el horror, lo inimaginable, lo maravilloso, lo insólito. Se puede empezar con ellas y seguir con las muchas autoras de género que tenemos en España y en otros países.
I: ¿Qué opinas del mundo editorial actual? Y de los lectores?
A: Como autora emergente, para mí se trata de un mundo muy complejo en el que resulta difícil hacerse un hueco. Hay muchos lectores, pero (voy a caer en un tópico inevitable) hay también un número inconmensurable de personas que escriben y desean llegar hasta esos lectores. Y, por desgracia, las editoriales no pueden publicar todo lo que se escribe, de manera que cuesta mucho que publiquen tus obras.
En cuanto a los lectores, por fortuna, cada vez tienen más ganas de experimentar y darle una oportunidad a nuevas historias. Creo que los nichos existen y cada género tendrá siempre a su público fiel. Sin embargo, incluso para tantas obras de género con gran calidad como las que tenemos hoy en día, resulta complicado llegar hasta el último eslabón de la cadena: los lectores. El único modo de conseguirlo para muchos es en ferias del libro y presentaciones literarias, donde los autores publicados por editoriales más modestas podemos entrar en contacto con ellos.
I: Háblanos de tu último libro.
A: Mi último libro publicado se llama Muerte, tú morirás y es una obra steampunk ambientada en el Londres victoriano. En ella cuento la historia de un científico que intenta cumplir su sueño: derrotar a la Muerte. Y en esa lucha tan peligrosa y que, en teoría, está destinada al fracaso, nos muestra la belleza de la vida y su poesía. Se enfrenta a nuestros miedos, a la pérdida, vive con intensidad el amor e intenta conseguir lo que para algunos sería un sueño: la inmortalidad. La idea, en un juego metaliterario, surge de un soneto de John Donne que da título a mi obra y que está presente durante la misma como recordatorio del tema principal: es la Muerte quien debería morir, desaparecer, y no nosotros.
Tengo una tercera novela aún inédita, El anillo de Ariel, para la que estoy buscando editor. Es una ficción contemporánea con la que regreso a Irlanda para contar la historia de una mujer que intenta descubrir sus orígenes. También es un juego metaliterario, esta vez con una obra de William Shakespeare.
I: ¿Tienes algo entre manos?
A: Me encuentro en plena escritura de una novela negra en la que exploro temas como la identidad, lo diferente, el miedo y la necesidad de sobrevivir en un mundo que, a veces, nos rechaza con total crueldad. Está ambientada en lugares tan dispares como Segovia (mi ciudad natal), Edimburgo y algunas ciudades de Dinamarca y Noruega. Al mismo tiempo, estoy escribiendo varios relatos para algunas antologías y sigo explorando ideas para las que serán mis siguientes novelas.
I: Muchas gracias por habernos regalado este ratito. ¡Nos leemos!