Damián Cordones: La era del espíritu baldío

La era del espíritu baldío. Libros Prohibidos

Año: 2017
Editorial: El transbordador
Género: Novela (ciencia ficción)
Valoración: Recomendable

El peor escenario posible mejor retratado que nunca

Esto que voy a contar ahora igual parece que no tiene sentido, pero sí. Hace un par de años nos llegó una obra cortita autopublicada llamada Fractal. Me pareció un libro muy interesante, pero que parecía una historia inconclusa, sin principio ni final, ni una conexión aparente con ninguna otra obra y, por lo tanto, sin mucho sentido. Por eso mismo lo dejé sin calificar. Este 2017, Damián Cordones, su autor, publicó con El tranbsbordador la serie completa en la que se incluye Fractal y que consta de otras 5 partes, todas ellas encuadradas dentro del mismo mundo. Eso ya tiene algo más de sentido. Su nombre es La era del espíritu baldío, y la sinopsis marca de la casa la dejo a continuación:

«En un futuro difuso, imposible de precisar si cercano o lejano, un cataclismo tectónico ha liberado un gas que ha arrasado con casi toda la vida del planeta. Mientras las corporaciones supervivientes buscan situarse y ganar poder entre los restos del mundo, los habitantes que quedan se encuentran en una situación difícil de definir, entre la desesperanza, la locura y la muerte que les ronda en forma de enfermedad, intoxicación o guerra.»

No os imagináis lo complicado que ha sido para mí todo lo referente a este libro. Su lectura no ha sido fácil —no está escrito para ser devorado en unas pocas sentadas— y reseñarlo me está costando lo mío. Cada vez que me dispongo a escribir un párrafo todo me lleva a la dificultad que entraña este La era del espíritu baldío, así que vamos a hablar de ello con propiedad. Damián Cordones ha compuesto aquí un rompecabezas digno del más retorcido de los matemáticos. No solo te suelta en mitad de una historia sin darte una mísera pista, sino que los propios protagonistas tampoco saben muy bien qué ha pasado con el mundo ni qué está pasando a su alrededor. La poca información que llega es mediante las impresiones de los narradores —uno por cada parte y siempre en primera persona, lo que hace más subjetivo todo— y los diálogos, pero estos últimos son crípticos y muchas veces contradictorios. Este caos, y aunque pueda parecer inverosímil, está bajo el estricto control del autor, quien pretende esa sensación de desorientación, de desamparo, de hastío en el lector. Y que lo consigue. El muy… sádico.

Por eso Gagosian dice que la felicidad es un tipo de locura. En tanto que la salud es el equilibrio, el estado de satisfacción originario viene siempre acompañado del gran monstruo llamado aburrimiento. Gagosian explica que la locura es la ruptura de ese equilibrio, la muerte de ese monstruo. «La locura es, a su vez, la madre de todos los problemas del espíritu. El problema es el hijo de la felicidad». Lo que entiendes por problema es una dirección. Eso es lo que en definitiva viene a decir Gagosian. «En el fondo», escribe como si estuviera confesando, «nuestra existencia persigue la anomalía».

Como se puede ver, el estilo es meticuloso, de laboratorio, donde lo poco que se sabe queda explicado al detalle —lo que, paradójicamente, aumenta la sensación de no saber dónde estamos—. El manejo de los tiempos es asombroso, quedando todo en su sitio, dejando cuidadosamente colocados los resquicios que van guiando al lector por este áspero mundo en descomposición. Y cuanto más se sabe, más claustrofóbico y agobiante se vuelve, de modo que uno ya no sigue adelante para conocer los porqués —todo está torcido y ya nada importa—, sino por puro y crudo morbo.

Y como supongo que no lo puede evitar por deformación profesional, el autor, profesor de filosofía, ha inundado las distintas tramas de cuestiones trascendentales, problemas irresolubles y preguntas a las que solo cada uno de los lectores puede encontrarles respuesta. En ese aspecto, La era del espíritu baldío se presenta como una invitación al viaje interno, a la introspección, a hacernos reflexionar sobre nuestras vidas y nuestra realidad a través de un mundo que casi no se puede reconocer como el nuestro. La novela te transporta a los confines de la realidad y te deja ahí, a ver si te encuentras a ti mismo, o la felicidad, o el sentido de la vida, o vete tú a saber qué. Buena suerte con ello, por cierto. Definitivamente, se trata de una obra que remueve las entrañas y muerde en lo más blando del sistema nervioso.

Cuerpo de papel, alma de libro de culto

La era del espíritu baldío. Fractal. Libros ProhibidosCon lo expuesto, y sin querer caer en pretensiones vacías, me pregunto si no estaremos ante lo que se conoce como libro de culto. Desde luego, su autor lo ha escrito con intención —no sé si esa en concreto—, pero se ve que estaba buscando terminar una obra compleja, intrincada, llena de significados ocultos y de mensajes de profundo calado. Damián Cordones quiere sumergir a sus lectores en un mundo posible con una novela imposible. No hay más que leer una líneas de La era del espíritu baldío para comprobar que el autor no se conformaba con contar una historia, sino que quería alcanzar cotas más altas. Vamos, que esta novela —o grupo de novelas cortas— ha sido concebida como obra de arte; que, como en su día diría Michelangelo, su autor ha visto el ángel en la roca y ha tallado para liberarlo. Tanto si lo ha conseguido como si no es algo que veremos en las reacciones de los lectores.

Durante toda mi vida me he preguntado cómo es posible que tantos individuos sean sometidos por tan solo unos pocos. De una u otra manera siempre he estado pensando en eso. «¿Por qué se dejan dominar? ¿Por qué no se sacuden?». El hastío es quien domeña. Nadie responde mejor a una orden que un ser hastiado. Una vez se ha perdido el afecto por uno mismo se abre la puerta de la jaula, que ya huele a docilidad. La indolencia es la gran baza del domador, que ejecuta su gran número sobre fieras cansadas.

Sería una lástima que esta novela no pudiera, al menos, disfrutar de la oportunidad de ser puesta a prueba por el público. Pongo aquí mi granito de arena particular animándoos a vosotros, queridos usuarios de Libros Prohibidos, a leer este título y valorarlo, sea o no un libro de culto. El viaje es arduo, pero merece la pena.

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