Beatriz García Guirado: La Tierra hueca

La tierra hueca - Libros prohibidos

Ilustraciones: Roberto Rodríguez Redondo
Año: 2019
Editorial: Aristas Martínez
Género: Novela (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2019

Cuando el joven antropólogo Alexander Gorski lee en la prensa: «Los restos del explorador Alexander Gorski son hallados en la jungla de Nakajo», se ve obligado a emprender un apoteósico periplo para esclarecer el malentendido. Pronto se verá inmerso en una delirante historia de profecías y maldiciones heredadas, iracundos espíritus e inexplicables lluvias de piedras, donde la selva no es un escenario, sino una entidad, con tan buena memoria como profundo rencor; en la que habrá de enfrentarse al mayor de los peligros: él mismo.

La tierra hueca, una novela personal

Es difícil clasificar La tierra hueca, segunda novela de Beatriz García Guirado (la primera fue La danza de las sirenas, en 2016). Así que la etiquetaremos con el término genérico de Fantástica. Es una novela de aventuras, y también una forma retorcida del viaje del héroe. Es, en cualquier caso, una novela personalísima de su autora. Tanto por inspirarse en sus propias vivencias en la selva de Brasil, detalladas en una extensa nota final, como por estar escrita sin concesiones al lector. Beatriz García Guirado no se lo pone fácil al público de La tierra hueca. Igual que no pensó en ningún público objetivo a la hora de escribirla.

En una interesante entrevista, la autora corrobora lo expuesto en la contracubierta del libro y en la citada nota final. Que su inspiración base para La tierra hueca son las grandes novelas de aventuras decimonónicas como Viaje al centro de la tierra, Las minas del rey Salomón o El corazón de la tinieblas. Ahora bien, el parentesco es mucho más cercano a la novela de Joseph Conrad que a las otras citadas, a las que podríamos añadir Las aventuras de Arthur Gordon Pym. Tanto por los rigores sufridos por el protagonista como por la posible oquedad de la Tierra que sugería el inexplicable final de la única novela de Poe.

Como el protagonista de El corazón de las tinieblas, el de La tierra hueca narra en primera persona un viaje que es tan físico como interior, donde el delirio acaba confundiéndose con lo real.

Del realismo mágico al pensamiento mágico

Porque la novela de Beatriz García Guirado atesora muchos elementos que la harían encajar en el realismo mágico. Sucesos extraordinarios que se producen en la cotidianidad, como lluvias de piedras dentro de una habitación. Pero La tierra hueca no tiene la amabilidad y la placidez que suelen ir asociadas al género: es una narración sórdida y desabrida. La selva de Nakajo y sus ciudades como Ombligo de Eva se parece mucho más a los pandemonia que describían William S. Burroughs en El almuerzo desnudo o, más recientemente, Miguel Espigado en La vida de los clones —novela que comparte colección con esta—. Cortes de los milagros de personajes pintorescos y quiméricos que recuerdan a los caóticos cuadros de El Bosco o Brueghel el Viejo.

La tierra hueca - Libros Prohibidos

La autora plasma sus experiencias reales en la selva, y refleja el pensamiento mágico de los indígenas del río Xingú, en el Mato Grosso, aquí sintetizados para convertirse en la selva de Nakajo y sus nativos. Pueblos que asumen lo fantástico como real y consideran natural la comunicación entre el mundo material y el espiritual. Algo que no los distingue demasiado de pueblos europeos como el irlandés o el gallego.

El viaje de Alexander Gorsky

El protagonista, Alexander Gorsky, se adentra en la selva de Nakajo en busca de sí mismo, literalmente. Porque allí aparece el cadáver de su amigo, el astronauta indio Gustav Valiente, pero identificado como Alexander Gorsky. Este viaje es físico, mental y espiritual. La magia chamánica se mezcla con la psicología jungiana y con la denuncia del expolio de la selva por parte de las multinaciones extranjeras. Los cuerpos paramilitares y las empresas mineras se confunden con las sectas, las guerrillas y las creencias religiosas sincréticas.

En este aspecto, Beatriz García Guirado logra que esta confusión se extienda al argumento y a la narración. La tierra hueca es un relato confuso, pero en el que todo encaja. Simplemente no es lineal, y no se ciñe al clásico esquema introducción-nudo-desenlace. Requiere predisposición por parte del lector, ya que no es una novela de fantasía al uso. Contiene largos pasajes de monólogo interior, delirante y psicodélico, al estilo de los del Jefe Escoba de Alguién voló sobre el nido del cuco. Como en la novela de Ken Kesey, cuesta diferenciar la paranoia de la realidad.

La tierra hueca, humor y frases

Aunque si hay algo notable en La tierra hueca, es el humor ácido e inteligente que posee Beatriz García Guirado. Es un humor afinado, certero, con reminiscencias de la ironía cáustica de una Angela Carter o una Elizabeth Smart. Al humor sumamos sus frases certeras y concisas. Sentencias que otorgan al texto una gran expresividad, sobre todo en lo sensorial.

No soy supersticioso; es decir, no más que el resto. Pero me sentí lleno de una inquietud que me hizo rememorar el extraño ritual en el que había participado hacía escasas horas, volviendo a él una y otra vez como si todavía estuviera lamiendo el cielo de la boca de la bruja, hilvanando en mi mente fantasías tan vívidas que las espantaba con las manos como si fueran moscas.

La tierra hueca - Libros prohibidosLos sabores, los olores, los colores, las sensaciones en la piel (picor, sudor, dolor)… Guirado lo transmite todo de forma palpable. En gran medida, porque La tierra hueca se beneficia del dominio que su autora tiene del lenguaje, propio de quien hace de él su profesión (Beatriz García Guirado es periodista). Ahora bien, no es una novela cultista. No se pierde en sinónimos imposibles ni tiene una intención exclusivista. Ya dijimos que la autora no enfocó La tierra hueca a ningún público diana. No es una novela ni posmoderna ni cultureta. Simplemente no es para todos los públicos porque su estructura alambicada y su caos de personajes y situaciones no agradarán a todos. Lo que no hace ni mejor ni peor al público ni a la novela.

Un gusto adquirido

A La tierra hueca le ocurre lo que a muchos sabores: son gustos adquiridos. El viejo adagio «a nadie le gusta la cerveza cuando la prueba por primera vez». Por experiencia, las obras culturales que entran muy rápido también se aburren y olvidan muy rápido. Beatriz García Guirado ha construido La tierra hueca a conciencia (tres años le llevó su escritura) y es una novela pensada para perdurar, para que los lectores la vayan descubriendo y se tomen su tiempo para entrar en el mundo retorcido y delirante de Alexander Gorsky, la jungla de Nakajo y su caterva de personajes estrafalarios. Eso sí, no lo conseguirá con todos.

Comentar por último que La tierra hueca incluye referencias numerosas y variadas, ya sean filosóficas, antropológicas o históricas. Entre ellas a Percy Fawcett, el explorador perdido en el Amazonas en busca de Z, una mítica ciudad perdida, una figura popular gracias al cine y la literatura. Al mismo tiempo, refleja la multietnicidad de Brasil y el mosaico de culturas y modos de vida que enriquecen a ese país gigantesco.

En lo extraliterario, señalar, como en el caso de La vida de los clones, el cuidado que Aristas Martínez dedica a su colección Pulpas, con una edición muy esmerada, en la que se dedica atención especial al diseño y al apartado visual.

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Fotografía de la autora: Selfie publicado en ABC

Fotografía del río Xíngú: O Eco