Año: 2015
Editorial: Cazador de ratas
Género: Ensayo
Valoración: Está bien
Traemos una nueva obra salida de la guarida de Cazador de ratas. Como sigan produciendo libros a este ritmo, vamos a necesitar una nueva web sólo para ellos. El título que hoy nos ocupa es Drácula: Año cero.
La figura de Vlad Draculea, también conocido como Vlad Tepes (el empalador), ha levantado una gran expectación desde que, a mediados del siglo XV, gobernase con mano de hierro la región de Valaquia, en el actual territorio de Rumanía. Sus inclinaciones esotéricas, su energía casi sobrenatural, y la extrema crueldad con la que se empleaba le llevaron a ser tan conocido como temido por sus coetáneos. Tanto fue así que su fama trascendió la historia y lo elevó a la categoría de mito cuando, cuatro siglos después, Bram Stoker decidió usar su leyenda para crear al más famoso vampiro de la literatura universal: el conde Drácula.
Drácula: Año cero es una obra diferente, peculiar, muy difícil de clasificar. Relata una historia real pero se deja mezclar con la ficción; es un ensayo pero sigue una narración más inclinada a la literatura; muestra datos concretos pero los expone al mismo nivel que las creencias populares. Se trata de una apuesta arriesgada, que, de no ser por el interés que despierta el personaje, no funcionaría tan bien. Y sí, funciona.
Tal vez por deformación profesional, por el hecho de haber tenido que empaparme de multitud de textos históricos académicos durante mis años en la universidad, echo en falta un poco más de rigor en este libro. No digo que lo aquí expuesto por Antonio Sachs no sea verídico, de hecho parece que se ha documentado a conciencia. Sin embargo, faltan notas a pie de página que indiquen de dónde se ha sacado la información, así como una bibliografía que sustente los datos. Supongo (y entiendo) que el autor no pretende de ninguna forma presentarnos un texto académico, pero sin bibliografía este libro parece desnudo.
El atrevimiento de su autor no se queda en la elección de la temática de este Drácula: Año cero, sino que, además, una vez presentados todos los datos, se atreve a narrar qué fue de Vlad Draculea una vez que lo dieron por muerto. En esas pocas páginas, Sachs zambulle al lector en un breve relato gótico que narra la metamorfosis del personaje hasta convertirse en el monstruo que protagonizó la novela de Bram Stoker.
En definitiva, un libro heterogéneo, tan interesante como innovador, que puede atraer a cualquier lector curioso, ya sea amante o no de la historia o de los libros de vampiros. Está bien.