Idioma original: Italiano
Título original: Mia Nonna Fuma
Año: 2012
Editorial: Libro Aperto Intern. Pub. (2012) / Autopublicado (2016)
Traducción: Alessandro Raschellà
Género: Novela
Valoración: Está bien
El avance de la autopublicación en el mercado editorial es ya imparable (y si algunos lo niegan es simplemente porque de alguna forma esto va en contra de sus intereses económicos). No solo hay un incremento constante de nuevos autores que optan por esta fórmula, sino que también comienza a producirse el caso contrario: autores publicados que también empiezan a autopublicar. Estos escritores híbridos, cosa impensable hace solo unos años, nos ayudan a hacernos una idea del panorama editorial que se nos viene encima. Mi abuela fuma, obra que reseño hoy, publicada en italiano por una editorial tradicional y ahora traducida al castellano para su autopublicación, es otro ejemplo de este cambio irreversible.
Esta es la historia de un tipo de nombre desconocido, que sufre alguna especie de síndrome que le afecta a la empatía (posiblemente Asperger) y que le hace prestar más atención a la música que al nombre de las personas con quienes interactúa, por ejemplo. Le acompañamos en sus viajes, aventuras y desventuras por Europa, Inglaterra (ahora son un continente aparte como Australia o la Atlántida, ¿no?) y Estados Unidos, desde que deja su ciudad natal para ir a la universidad. A través de sus ojos y particular punto de vista, conoceremos una gran cantidad de personajes y ciudades peculiares, todos ellos sin nombre, claro.
Como muchos habrán descubierto en la no-sinopsis que acabo de hacer, nos encontramos ante una novela inclasificable. Directa, actual, urbana, hija de nuestra más cercana realidad, Mi abuela fuma es una historia que, pese a su estructura caótica y su poco afortunada traducción, fluye bastante bien. Sí, siento decir lo de la traducción, ya que el autor ha realizado un gran esfuerzo para llevarla a cabo por sus propios medios. Y es cierto que Alessandro Raschellà muestra un dominio impresionante de nuestra lengua, pero el texto no termina de quedar natural; no termina de sonar 100% español y eso se nota a la hora de entregar el mensaje al lector. Tampoco ayuda en esto el estilo escogido para la narración, en primera persona por parte del protagonista, que si bien muestra de forma bastante convincente el síndrome de este simpático tipo, dificulta la correcta ejecución. Me da la sensación de que el autor ha sido demasiado ambicioso, al igual que estoy convencido de que en italiano esto está completamente logrado.
Volvemos al personaje principal, narrador y verdadero protagonista de esta historia. Su psicología es uno de los aspectos a destacar en Mi abuela fuma. Es un tipo inteligente, intuitivo, observador, cuyo interesante juicio y forma de entender el mundo (su obsesión con la música, las películas o los números impares, por ejemplo) le convierte en alguien gracioso sin pretenderlo en ningún momento. También sin pretenderlo, es alguien irónico y ácido, lo que le viene de perlas al autor para criticar a fondo nuestro mundo en general (y la situación sociopolítica de Italia en particular), cosa que comentaré en el párrafo siguiente. Los otros personajes, que son muchos y para cada uno de ellos hay un mote (del estilo ‘Chileno excelente’ o ‘Mecánico hippie’) también sufren diversos trastornos más o menos estudiados y tipificados por la psicología. Pero, en realidad, no sabemos si son así de raros o es la particular óptica del protagonista que los distorsiona.
Tal y como ya avancé, en este libro nos encontramos con una fuerte carga de crítica. Alessandro Raschellà se sirve del personaje creado para ridiculizar nuestro mundo y la verdad es que resulta de lo más convincente. Me alegra que seamos de ideologías parecidas, ya que me hubiera resultado bastante difícil de tragar esto de ser al contrario. No obstante, y pese a las coincidencias de pensamiento, creo que la forma de tratar este tema, a través de las opiniones del protagonista, tiende al adoctrinamiento. Para la crítica política siempre prefiero la sutileza, el estilo más indirecto y dejar en lo posible la duda (no la aseveración) de qué opción sería la mejor y cuál la peor. Como muestra, ofrezco la genial Muerte accidental de un anarquista, del también italiano y siempre lúcido Darío Fo.
En fin, con sus aciertos y sus errores, considero que Mi abuela fuma es una obra interesante y que, por el esfuerzo realizado, merece la pena darle una oportunidad.