VVAA: Malditas bastardas

Título completo: Malditas bastardas. El libro que habría gustado escribir a Quentin Tarantino
Año: 
2016
Editorial: Cazador de ratas
Género: Colección de relatos
Coordinadora: Pepa Mayo
Valoración: Pasable

Ya se acerca el 20 de octubre, fecha límite del plazo para la sección oficial del Premio Guillermo de Baskerville 2016, que en esta edición serán por primera vez Los Premios Guillermo de Baskerville. Hoy traigo Malditas bastardas, uno de los primeros.

En un pueblo de Texas llamado Santa Úrsula, muy cerca de la frontera con México, se encuentra La Grange, el club de alterne más grotesco, sucio y chungo que se pueda encontrar. En él, bajo las férreas órdenes de la perturbadora Lomita Villalobos, trabaja un atajo de putas peligrosas que tienen en común, además de la indudable capacidad de hacer gozar a sus clientes, alguna/s tara/s física/s. Bienvenidos a La Grange, el nido de las Malditas bastardas.

No está muy clara la procedencia de este libro para el público en general. He tenido que investigar un poco en la red para convencerme de que Malditas bastardas no está basado en ningún guión inédito de Robert Rodríguez. Finalmente creo que encontré el rastro de la escritora Macu Marrero, que en 2012 autopublicó un relato llamado Los crímenes de Santa Úrsula bajo el pseudónimo de Greta Spaulding. Pese a que la obra pasó sin pena ni gloria por el mercado literario, ahora, cuatro años después, se ha realizado esta recopilación de relatos con las profesionales de La Grange como protagonistas. Para la ocasión han contado con 15 autores, uno para cada prostituta, además de las ilustraciones de Roc Alemany, quien ha sabido captar a la perfección el carácter dantesco y desagradable del libro.

El subtítulo de esta obra dice que es el libro que le habría gustado escribir a Quentin Tarantino, afirmación con la que no puedo estar más en desacuerdo. No creo que localizar la acción en la frontera USA-México, hacer ostentación de imágenes gore y poner palabras malsonantes en todos los diálogos sea algo necesariamente tarantinesco. Es más bien algo propio de los malos imitadores de este cineasta. El libro que le hubiera gustado escribir a Tarantino tendría un ritmo endiablado, estaría lleno de conversaciones únicas, de situaciones imposibles, de anécdotas inimaginables, de imágenes estremecedoras (no necesariamente por el exceso de sangre). Huiría de las situaciones repetitivas y de los tópicos, por muy a la mano que estuvieran. En todo caso, ya fuera algo parecido a una obra maestra como Reservoir Dogs o a un pufo como The Hateful Eight, sería un libro innovador. Y, salvo por alguna excepción, nada de esto ocurre en Malditas bastardas. Los relatos son una sucesión de eventos de mal gusto, con tendencia a resultar planos y, después de tanta casquería, simples y sosos. Vistos como un todo, los relatos tienen una fuerte tendencia a resultar muy similares entre sí y a aburrir. Se salvan (a sí mismos y a la colección en general) Dominó de Javier Trescuadras, Marianne (tal vez el mejor de todos) de Joe Álamo, Big Mama Black Hole de Athman M. Charles, Doggy Doll de Cristina Béjar y La cobra de Ave Marcos.

En resumen, si te gusta el gore, las imágenes desagradables y los chistes de puticlub, te gustará Malditas bastardas. Si no, vas a tener que echarle muchas ganas y estómago para disfrutarlo.