Título completo: Ars Mítica: Metamorfosis de Mármol y Asfalto
Ilustraciones: Juan Alberto Brincau (portada)
Año: 2020
Editorial: Carlinga Ediciones
Coordinación: Carmen Romero Lorenzo y José Núñez
Género: Antología de relatos (fantasía urbana)
Obra perteneciente a la sección oficial de los Premios Guillermo de Baskerville 2020
En el año 8 d. C., el poeta romano Publio Ovidio Nasón competó su obra magna, el poema narrativo Las Metamorfosis, una obra de difícil clasificación que relata la historia del mundo desde su creación hasta la deificación de Julio César. En su paso por la cultura popular, todos estamos familiarizados en mayor o menor grado con las narraciones mitológicas que recoge el poeta, tales como la transformación de Dafne en laurel, de Aracne en araña o el trágico final del vanidoso Narciso.
Los nueve autores que participan en esta antología toman como punto de partida una de las metamorfosis de la mitología clásica inmortalizadas por Ovidio y se la llevan a su terreno; todos los relatos se enmarcan dentro de la fantasía urbana (o la ciencia ficción blanda), pero más allá de eso son tremendamente variopintos en cuanto a tono, tema y público objetivo. Lo que tienen en común ocho de estos autores es haber sido alumnos de las lecciones de escritura creativa que imparte la autora Concha Perea; la novena autora es nuestra Mariela González, que participa en calidad de invitada.
Mirando a los ojos de lo terrible
En las antologías con diferentes autores es casi imposible que nos gusten todos los relatos; en el caso de Ars Mítica, el tono y el tema van desde la fantasía juvenil hasta el thriller erótico con ambientación de ciencia ficción blanda. La calidad literaria de los relatos también es irregular: algunos de ellos, en mi humilde opinión, podrían brillar en todo su esplendor si se trabajaran y pulieran más. No obstante, otros tienen una calidad excelente y auguran un futuro emocionante para sus autores en el mundo literario.
Para mi gusto, el mejor relato de la antología es «Área de influencia», de Juan J. Aranda Jiménez. Se inspira en el mito de Alcíone y Ceix, en el que Ceix muere en un naufragio y Alcíone se arroja al mar, consumida por la pena; son transformados en martines pescadores por piedad de los dioses. O bien podría Aranda haberse inspirado en la versión en la que son transformados en pájaros como castigo por compararse con Zeus y Hera. Lo dejo al criterio del lector. «Área de influencia» narra la historia de una pandilla de adolescentes de Tarifa que comienza a coquetear con el tráfico de drogas hasta que una noche, tras encontrar un fardo perdido en la playa, ocurre algo terrible. Si ya es arrebatadora cuando se mantiene en el terreno de lo realista, cuando se transforma en una mezcla mediterránea entre Aniquilación y Akira, se convierte en algo de otro mundo. Una de esas historias que se quedan contigo horas y días después de leerla.
«Proyecto Medusa» de Irene Morales se basa en la versión de Ovidio del relato de una de las tres gorgonas, en el que no es tal sino una sacerdotisa de Atenea que fue violada por Poseidón; como castigo, la diosa transformó sus cabellos en serpientes. En el relato de Morales, la joven y bella influencer Medusa Gorgon es rescatada del mar tras caer del yate de recreo de Gorgias Nethuns, en circunstancias más que turbias. Tras su linchamiento público y desoyendo los consejos de su abogada, Medusa decide tomarse la justicia por su mano. Se trata de un relato sólido y bien escrito, si bien se le puede achacar que adopta una perspectiva de reinterpretación del personaje que hace tiempo que no es nueva.
La rara avis de esta colección es probablemente «Red String», de Jordi Noguera. Se basa en el mito de Procris y Céfalo, que no os contaré en detalle porque es un culebrón de ochocientos episodios, pero baste saber que se trata de un matrimonio cuya fidelidad se ve puesta constantemente a prueba. «Red String» es el tecnothriller erótico del que hablaba antes, un relato trepidante de sexo, deseo, engaños y traiciones ambientado en un círculo BDSM de un mundo donde las modificaciones corporales extremas son posibles (y bien ambientado en cuanto al BDSM, no como aquella trilogía que ya sabemos). No apto para cardíacos.
En cuanto al relato invitado, «Auriga», Mariela González parte del mito de Heracles y Yolao —su sobrino, su auriga, a veces su amante— y convierte al primero en Herakles, un músico multiinstrumentista de post-rock y al segundo en su técnico de sonido, agente y chófer. Con una voz poética y melancólica, González entreteje la figura del héroe clásico y la del músico famoso, ambos con sus luchas y sus finales trágicos.
Alas para volar hasta el Olimpo
Si viramos hacia los relatos más ligeros y con un tono diferente, nos encontramos, por ejemplo, con «Tras la tinta», de Olga Sanchis Terol, inspirado por el mito de Licaón, quien incurrió en la ira de Zeus por sus sacrificios humanos —aunque, personalmente, le encontré más parecido con la historia de Ícaro—. El Licaón de este teatro es un adolescente que convence a sus padres de que lo autoricen para hacerse un tatuaje de muto, una sustancia mágica que otorga al portador la capacidad de transformar su cuerpo o poderes sobrenaturales. Licaón no se conforma con este tatuaje que le da el don del vuelo, y decide hacerse otro con una fórmula experimental de muto que puede esconder de sus padres y concederle poderes que no se atrevía a imaginar. Este relato tiene un tono y una caracterización diferente del resto: se encuadra claramente dentro de la narrativa juvenil; me pareció bien ejecutado, pero no podría profundizar más, ya que no es un género que conozca con detalle.
«Acteón quiere ser como Shakespeare», de Gregorio Francisco es simplemente magnífica. Acteón es el cazador que fue transformado en ciervo y despedazado por sus propios perros como castigo por haber mirado a Diana, diosa virgen de la caza y la luna, bañándose desnuda. El Acteón de Francisco es un escritor fracasado de mediana edad que está dispuesto a todo, incluyendo un sacrificio de sangre, para conseguir la fama y la gloria en el mundo literario. «Acteón quiere ser como Shakespeare» es tragicómica, es socarrona, está bien traída y tiene una mordiente ambigua que hace sangre a todos por igual. Deliciosa.
En conclusión Ars Mítica es una antología francamente ecléctica en la que casi cualquier aficionado a la literatura de género puede encontrar algo que le agrade, además de empezar a seguir la pista a una serie de autores de lo más prometedores.