Nahikari Diosdado: Lauburu

Lauburu.Portada.LibrosProhibidos

Ilustraciones: Calavera Diablo
Año: 2019
Editorial: Cerbero
Género: Novela corta (fantasía)

Obra perteneciente a la sección oficial de los premios Guillermo de Baskerville 2020

Milia, María y Epifanía son tres brujas que fueron encarceladas y torturadas por la Inquisición hace cuatrocientos años. Tras sufrir varias reencarnaciones, se han reencontrado y parece que por fin podrán compartir amistad y disfrutar de una vida tranquila. Por desgracia, un grupo de neonazis está dispuesto a jorobarles la existencia.

Conociendo Lauburu

Lauburu es una novela corta publicada por editorial Cerbero dentro de la colección Argos, dedicada a la fantasía. Como es habitual en las obras de su autora, Nahikari Diosdado, entre sus páginas se mezcla la seriedad con el mamarracheo, logrando una combinación que, personalmente, me gusta mucho.

En Lauburu esta diferencia de tono la marcan las dos líneas temporales que se entrecruzan y tejen la historia. Los recuerdos del pasado están impregnados del drama sufrido por las cuatro mujeres encarceladas por la Inquisición. Vemos su cautiverio, su sufrimiento, su rabia y también cómo vivió cada una la noche traumática que posibilitó su reencarnación en futuras existencias. Son fragmentos duros, claustrofóbicos muy bien dosificados a lo largo de la narración, tanto en su disposición dentro de la novela, como por la longitud de cada uno.

Puede que yo me merezca estar aquí, que María no haya tampoco sido la mejor samaritana, pero no es el caso de Epifanía, cuya bondad roza la estupidez.

La narración en presente tiene un toque más ligero, en buena medida gracias a las personalidades del trío protagonista. Son tres brujas que, tras varias reencarnaciones, están de vuelta de todo y han decidido disfrutar de las bondades de esta vida. Eso a veces implica pasar la tarde juntas tiradas en el sofá viendo pelis o lo que toque. Por lo demás, cada una se toma las peculiaridades de su existencia de distinta forma. Para las dos mayores, la segura reencarnación es una excusa para tomarse la vida con una pachorra absoluta, pasar de ejercicio o devorar lo que les apetezca, pues tampoco es tan importante cuánto les dure esta vida, si luego van a reencarnarse. La más joven piensa que, para una vida en la que tiene salud, mejor cuidarse.

Pese a las diferencias de edad o personalidad, los recuerdos del pasado y las circunstancias vitales las unen. También pueden separarlas, porque, entre diálogos ingeniosos y momentos cómicos, Diosdado también nos muestra acertadamente el lado negativo de esa existencia; el peso de los recuerdos, la culpa, el costo del pacto que les permite reencarnarse, el sufrimiento que implica lidiar con los recuerdos de vidas pasadas y sentir que, en el fondo, esta es otra más, no su «verdadera» vida.

Un contraste efectivo

Como comentaba, a pesar de que la historia sucedida en el presente no está exenta de seriedad, el contraste entre ambas narraciones es profundo.

Más allá de que en el pasado impere el drama inherente al cautiverio o la tortura, frente a la ligereza cotidiana con la que se inicia la narración en tiempos actuales, las voces narrativas en ambos momentos son muy distintas.

En las narraciones en pasado, Diosdado recurre acertadamente al monólogo interior para mostrarnos retazos de cómo vivieron las cuatro mujeres el cautiverio y la noche que marcó sus existencias futuras. La historia en presente está contada en tercera persona subjetiva, lo que sigue permitiendo explorar los sentimientos de los personajes, claves en la historia, pero también otorga mayor dinamismo a su desarrollo. La atmósfera del pasado, como comentaba en un momento previo de la reseña, es dura, opresiva; la del presente, más informal incluso en momentos difíciles; también más reivindicativa y guerrera en algún pasaje.

Lauburu.Brujeria.LibrosProhibidosEsa mezcla tan acentuada de tonos es, para mi gusto, uno de los puntos fuertes de Lauburu. Los toques de humor no solo nos brindan alguno de los momentos más memorables de la novela, también otorgan a sus protagonistas un tono muy cercano. No son brujas superpoderosas alejadas del mundo, sino personas normales a las que las circunstancias les han permitido reencarnarse y realizar ciertas hechicerías. Podrían ser perfectamente esa vecina que tiene bautizadas a todas sus plantas o la persona que tradujo el manual de tu microondas.

Lauburu. Mitología e Historia

Parte de esa cotidianidad se refuerza con el escenario escogido para la historia. Euskadi. La narración en el año 1600 transcurre en Barasoain; la del presente; en Hernani. De este modo, logra que la versión contemporánea de los personajes sea muy cercana. Sean brujas o no, son personas con las que nos podríamos cruzar por la calle y muchas de sus aficiones, manías o conversaciones (hechicería aparte), podría tenerlas un grupo de amigas un poco mamarracho. Pero, sobre todo, esta ambientación, brinda mucha profundidad al pasado de los personajes.

Si habéis leído otras novelas de Nahikari Diosdado ya sabréis que la cultura vasca está siempre presente en sus obras. Incluso recurría al euskera como lengua hechiceril en Prácticas Mágicas. En Lauburu la vinculación es más profunda.

Lauburu.Lauburu.LibrosProhibidosLa mitología vasca está presente desde el propio título de la novela. El «lauburu» es una cruz de brazos curvos similar al tetrasquel, aunque gira en dirección contraria a la de este.

Pero aún es más importante la presencia de la Historia entre las páginas de esta novela. Diosdado se ha sumergido en la misma historia de los juicios por brujería que se celebraron hace cuatro siglos en la comunidad autónoma. Además de recuperar los nombres de procesadas reales para otorgárselos a los personajes protagonistas, transmite a la perfección la injusticia de aquellos procesos. Cómo, en la inmensa mayoría de los casos, las procesadas eran mujeres cuyo único crimen era ser pobres, viudas, conocer la utilidad de algunas hierbas o caer mal a quien no debían. Incluso si no estaban libres de alguna culpa, desde luego no se merecían ese destino. Esta novela es una justa reivindicación de todas ellas.

Sin medias tintas

Como quizá ya hayáis deducido por lo explicado hasta ahora, Lauburu es una novela que toma un partido claro en sus posicionamientos.

Las brujas en una y otra época se llevan sus simpatías, y las mías; de hecho, las propias lectoras o nuestras antepasadas podríamos haber estado en su pellejo. Son mujeres como nostras, con sus virtudes y defectos. Incluso aunque no estén exentas de cometer injusticias, tienen sentido de la autocrítica hacia sus propias acciones. Más importante aún, en una y otra época transmiten la importancia de la sororidad.

Quizás le he echado una maldición a la vecina queriendo pero sin querer, como cuando se me cayó un poco de lejía sobre la colada que tenía tendida.

Por otro lado, tanto inquisidores como neonazis quedan reflejados en esta novela como la escoria que son. Además, la autora tampoco se corta a la hora de reflejar la presencia que estos últimos siguen teniendo en las mismas instituciones que deberían estar ahí para proteger a los ciudadanos.

Habrá a quien esto no le guste. Para mí, es uno de los puntos fuertes de Lauburu. Es más, en algunos pasajes, especialmente de la narración contemporánea, me hacía dar palmadas con las orejas. Lo único que no ha terminado de convencerme es el tempo narrativo de la historia presente en algunos momentos; a veces tenía la sensación de que se aceleraba demasiado y el final me resultó un poco brusco. No obstante, esto no hace menos disfrutable la novela.

Así que si os apetece disfrutar de una historia que se lee en dos tirones, cargada de sororidad, señoras mamarrachas, con algún momento más angustioso y sabor a mitología vasca, echadle un ojo a Lauburu.

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Fotografía de Pexels vía Pixabay.

Imagen Lauburu obra de Clker Free Vector Images vía Pixbay.