Al principio fue el verbo
Tengo que escribir estas notas para hablarles de Las escritoras de Urras, el podcast literario que desde enero de este fatídico año 2020 emprendí en la compañía de Sofía Barker. Tengo que hablarles del proyecto más ambicioso que he desarrollado en mi carrera como promotora y mediadora de lectura; pero para ello, inevitablemente, debo primero contarles la historia de mi amistad con Piti Flusi.
A Sofía yo la desvirtualicé durante el AnsibleFest, el primer festival de ciencia ficción feminista, que se celebró en 2018 en Bilbao. Ella iba en representación de Pulpture Ediciones, con la que acababa de publicar Agua en los pulmones, una antología en que compilaba y traducía a tres autoras de género fantástico que, a pesar de su popularidad y trayectoria en el contexto anglófono, en España eran prácticamente unas desconocidas. Entre conferencia y conferencia nos escabullíamos para conversar de cualquier cosa; la mesa en que Pulpture vendía sus libros se convirtió en el sitio recurrente al que me acercaba cuando no sabía muy bien dónde ponerme, entre tanta gente nueva y desconocida para mí. Nuestra empatía mutua surgió de un modo rápido y natural. Nos recuerdo sentadas en el suelo, una al lado de la otra, aguantando infructuosamente las lágrimas durante la proyección del documental Los mundos de Ursula K. Le Guin, que clausuró aquel festival. No imaginábamos entonces que Ursula iba a ser la figura tutelar del proyecto que poco después nos uniría.
Como ambas vivíamos en Madrid coincidimos, más adelante, en otros eventos frikis, hasta que a finales de 2019, Piti Flusi —como se le conoce en redes sociales a Sofía Barker—, en un receso durante una Cerberada madrileña, me habló de su deseo de crear un podcast para difundir relatos cortos escritos por autoras. Sofía, como yo, es una gran consumidora de relato corto. Este formato para mí, como latinoamericana que soy, se encuentra en la base misma de mi formación literaria. Cuando me pongo a pensar en mis escritores favoritos, la mayoría son cuentistas por excelencia —Jorge Luis Borges, Elena Garro, Virgilio Piñera, Angélica Gorodischer—. Y Sofía, que devora mucha literatura en inglés, a golpe de revistas y antologías fundamentalmente, también estaba molesta por el implícito menosprecio que históricamente se ha operado en la Península para con el relato corto.
Del otro lado estaba el activismo que ambas veníamos realizando, independientemente, para difundir la obra de autoras de género fantástico; para ayudar a acabar de echar por tierra la absurda idea de que la participación de las mujeres en la escritura de ciencia ficción, fantasía y horror era algo puntual, escaso o excepcional; tal y como venían haciendo iniciativas como las antologías de Palabaristas, La Nave Invisible o La Ventana del Sur.
Sofía me explicó que muchos relatos que le hubiera apetecido traducir no iban a encontrar un sitio para existir y llegar a sus lectores, y esta perspectiva agotaba sus esfuerzos antes incluso de empezar. Yo le hablé de mi rabia ante la indiferencia europea frente a la literatura latinoamericana más contemporánea; como si toda ella empezara y acabara en el mal llamado boom literario de los sesenta. Y si ya no existían los escritores contemporáneos latinoamericanos, qué decir de las escritoras. Finalmente, a las dos nos atraía muchísimo el universo de los podcast literarios. De manera que la mesa parecía estar servida. Esta fue la génesis de Las Escritoras de Urras.
Nombrar las cosas
Las Escritoras de Urras es un proyecto transmedia, compuesto por un podcast y un blog. Allí emitimos y publicamos relatos cortos de ciencia ficción, fantasía, horror —y todo el híbrido espectro de lo fantástico— de autoras contemporáneas, latinoamericanas o que escriban originalmente en inglés. Dichos relatos son inéditos o poco conocidos en España. Este material se pone a disposición de los lectores de manera gratuita.
El nombre del podcast está inspirado en los mundos que crea Ursula K. Le Guin en Los Desposeídos. En contraste con la sociedad anarquista que vive en la luna, Anarres; en Urras se perpetúan las sociedades heteropatriarcales que invisibilizan y menosprecian el trabajo de las mujeres. De la misma manera, aquellas que estamos involucradas en los territorios de la literatura de fantasía, ciencia ficción y horror hemos tenido que oír en numerosas ocasiones que las mujeres escritoras de géneros fantásticos son una rareza o directamente no existen. Pero a pesar de sabernos habitantes de este Urras injusto, también creemos que no todo está perdido y mucho se puede hacer por cambiar las cosas.
Cuando finalice 2020 el podcast habrá emitido veintitrés audiorelatos de autoras de países tan disímiles como Argentina, Bolivia, México, Brasil, La India, Nigeria, Reino Unido, Cuba, Chile o Estados Unidos. Y queremos hacer lo mismo en 2021. De hecho, tenemos confirmadas ya, para el segundo año de nuestro podcast, a varias autoras que son un verdadero lujo, entre ellas: Ada Hoffmann, Laura Ponce, Christi Nogle y Cecilia Eudave. Sin embargo, otro pilar importantísimo de nuestro proyecto fue, desde un principio, pagarle a nuestras colaboradoras por su trabajo; cosa que estuvimos haciendo este primer año a partir de la plataforma Ko-fi, con aportaciones puntuales de nuestros oyentes. Esto, en lo que a asuntos fiscales se refiere, resultó ser más engorroso de lo que imaginamos, de aquí que este octubre decidiéramos lanzar una campaña de micro mecenazgo para financiar la segunda temporada de Las Escritoras de Urras.
La tinta sobre el papel
Lanzar una campaña de micro mecenazgo o crowfunding es una completa locura. Por suerte, hemos contado con un equipo increíble de amigos que nos brindaron su tiempo, sus conocimientos y su trabajo para echar a andar esta locomotora. Y a la cabeza de esa lista se encuentran Eleazar Herrera, Víctor Martín-Pozuelo y Miguel Garrido; sin los que nuestra campaña en Verkami no hubiera sido posible. A ellos se sumaron un grupo de ilustradoras, músicos, escritoras, podcasters, promotores literarios que han defendido esta iniciativa como si fuera suya. Para el momento en que escribo estas líneas hemos superado el 50% del objetivo de nuestra recaudación, a tan solo una semana de haberse lanzado. La acogida que se le ha dado al crowfunding nos ha dejado heladas de la emoción.
La recompensa principal que hemos fijado para esta campaña de micromecenazgo es la edición de una antología con las autoras que presentamos en 2020. Este libro, además, contará con ilustraciones increíbles de las cubanas Duchy Man Valderá, Elís Milián, Camila González y la española Jenn Scarlett, y llegará en su formato físico a territorio español, mientras que el ebook estará disponible para el resto de países. A medida que vayamos cumpliendo porcentajes de la recaudación iremos liberando entrevistas inéditas con nuestras autoras y varios especiales, como el capítulo de tomas falsas de nuestras grabaciones y dos emisiones en vivo de lecturas; por una parte, de un relato de Charlotte Perkins Gilman y por la otra, de un cuento inédito de Gabriela Damián, con invitados muy especiales. Para el momento en que este artículo se publique, algunos de los anteriores hitos ya podrán ser disfrutados en nuestra web.
Cuando nos decidimos a crear este podcast pensamos que solamente llegaríamos a nuestro círculo más cercano de conocidos. Sin embargo, hemos recibido la sorpresa de ser escuchadas desde los rincones más inverosímiles del planeta. Nuestra mayor audiencia se encuentra en América latina, pero los datos de iVoox arrojan que nos suelen escuchar desde Australia y África también. Esto nos intimida y nos provoca felicidad a partes iguales. Queremos hacer crecer Las Escritoras de Urras, poder continuar remunerando a nuestras autoras, contar con equipamiento técnico para lograr grabaciones de una mejor calidad, lograr distribuir, el año próximo, la antología del segundo aniversario por países latinoamericanos. Tenemos muchas ideas en la cabeza y muchas ganas de llevarlas a cabo. Y pensar que todo lo que hemos logrado se lo debemos enteramente al apoyo de una comunidad nos devuelve un poco la fe en este mundo; la certeza de que incluso Urras puede convertirse en un lugar mejor.