Año: 2016
Editorial: Autopublicado
Género: Novela negra
Valoración: Mejor no
Cerramos la semana con un nuevo libro autoeditado, Elizabeth, el 12º que reseñamos en lo que va de año. Por favor, en el día del Brexit no quieran relacionar la baja valoración con un posible despecho hacia una novela ambientada en su totalidad en el Reino Unido. Por el momento, y solo por el momento, seguimos interesados exclusivamente en la literatura.
El político Gerard Brown es secuestrado por Brigitte (también conocida como Elizabeth), una atractiva joven que le había seducido en un restaurante. Durante su cautiverio, Gerard sufre las constantes vejaciones de Elizabeth, quien mantiene una macabra actividad delictiva que trae de cabeza a la policía de todo el país.
Vamos al análisis. Muy pronto, con solo leer unas pocas páginas, el lector ya puede comprobar que Elizabeth es un libro lastrado por problemas a varios niveles. Empezando por la narración, vemos que se ve entorpecida por numerosos cambios de tiempo verbal sin justificación (incluso hay un cambio de tercera persona a primera a la altura del 16% que no tiene explicación), y por la falta de control de los puntos de vista adoptados. No queda la cosa ahí, ya que el narrador tiene demasiado afán por contarlo todo, de manera que muchas veces adelanta los hechos (a veces los spoilers son los propios títulos de los capítulos) y para cuando los personajes hablan, ya sabemos qué van a decir. Esto es especialmente manifiesto cuando pasamos de ver qué hace Elizabeth para luego, unas páginas más adelante, comprobar cómo la policía se entera de lo ocurrido: es una forma redundante de ver dos veces la misma cosa.
No es la primera vez que lo decimos a la hora de reseñar una novela negra, pero es fundamental que esta resulte seria y creíble, y Elizabeth apenas lo consigue. Los métodos y motivaciones de Brigitte/Elizabeth son poco claros, su desdoble de personalidad es muy difícil de creer, la policía no da ni una (o directamente no se entera de nada), el psiquiatra dice siempre lo justo que tiene que decir (aunque, como ya se ha visto antes lo que hace o piensa hacer Elizabeth, sus intervenciones tampoco resultan demasiado relevantes), y otros detalles están muy mal calculados o poco trabajados, como que se dé por hecho que uno de los secuestrados ha muerto porque encuentran su coche siniestrado (sin rastro de él). Una novela negra no puede ser tan naíf. Con incluir escenas duras no basta en absoluto.
Me dejo algunas otras cosas mejorables en el tintero, pero considero que con lo expuesto ya nos hacemos una idea aproximada de las carencias que presenta esta obra en el formato actual. Necesita un buen repaso a todos los niveles, pero sobre todo su autor necesita tener más clara la idea de novela que quiere desarrollar y el tipo de historia que quiere contar.