Ha vuelto. O mejor dicho, ha vuelto a volver. Y qué alegría. Por novena vez, el Celsius 232 ha tomado Avilés del 19 al 23 de julio, tal y como hiciera el año pasado en fechas similares. He tenido la suerte de poder acudir dos de los días, al igual que en la edición anterior, y como siempre, la experiencia ha sido más que satisfactoria. Para aquellos menos familiarizados con el festival, se trata de un evento dedicado al terror, la ciencia ficción y la fantasía. Celebrado en Avilés, este año culmina su novena edición en la que se han desarrollado más de un centenar de charlas, presentaciones y actividades varias. Juegos de rol, clases de esgrima, presentaciones o cine al aire libre son solo algunos ejemplos. Aquí podéis consultar la lista completa de autoras y autores que han tomado parte. Nacionales e internacionales, consolidados y emergentes, con su primer libro o con el vigésimo… es un lujo poder contar con todos ellos en esta fantástica reunión.

Es posible que me llaméis exagerado, pero el Celsius 232 tiene un poco de magia en el aire. Pensadlo bien: seres que durante casi todo el año solo existen en las líneas del tiempo de tus redes sociales pasan a ser reales. Y por supuesto, allí están los creadores y creadoras de mundos. Te has metido durante horas en el espacio y el tiempo que han imaginado, y ahora puedes hablar con ellas y ellos. Los demiurgos están presentes y dispuestos a darte algo de sus secretos, aunque casi nunca todo. Por último, pero no menos importante, están las promesas, que vistas bajo cierto cristal, no son sino atisbos del futuro. ¿Qué traerá el año que viene? ¿Qué nuevos mundos habré visitado, y a cuántos habré vuelto? ¿Qué pistas he recogido para componer mis visiones?

Lo dicho, me paso de místico, pero es incuestionable que reunirse con amigas y amigos que viven lejos es siempre genial, y más si la excusa es buena. Charlar de las historias por las que se comparte el gusto sin pantallas por el medio, y poder cerrar con un «Pues no lo sé; tal vez podamos preguntarlo en la charla» es algo único de este tipo de eventos, y por alguna o muchas razones, el Celsius está en la zona alta de la clasificación, al menos para mí.

Reconócelo, la pila de pendientes de tu casa ya tenía más altura de la que puedes escalar. Pero si has estado en el Celsius 232 seguro que le has metido no pocos pisos más. El festival de Avilés nos confirma que somos Sísifos intentando subir la piedra de la lectura. En nuestro caso no rodamos hasta la base cada día, pero la cima se aleja irremediablemente. Si ya por hábito se cae en añadir «uno o dos más» de vez en cuando, los paseos entre las casetas y las conversaciones junto a ellas despiertan la voracidad del comprador compulsivo. Pero oye, sarna con gusto no pica, y en este caso menos que nunca.

La guinda del pastel es poder ponerle una medalla a alguno de ellos. Puede que te toque una buena cola, pero también puede que te merezca la pena con tal de llevarte esa codiciada firma de la que fardar. Lo que está claro es que ya seas asiduo de las charlas, cazador de firmas, ávido comprador o simplemente disfrutes del ambiente, si eres fan de los géneros mencionados, el Celsius es para ti. Si este año por desgracia te lo has perdido, no dejes que se repita el año que viene.

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