VV. AA.: Estrellas Rotas

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Título Original: Broken Stars
Idioma original: Inglés (Traducido del chino por Ken Liu)
Ilustraciones: Octavi Segarra (diseño de cubierta)
Año: 2020
Editorial: Alianza. Runas.
Traducción: María Pilar San Román Navarro
Género: Antología (ciencia ficción)

Estrellas rotas es una antología que, siguiendo la estela trazada por el propio Ken Liu con Planetas Invisibles, nos ofrece una panorámica de la ciencia ficción china contemporánea. Lo hace a través de dieciséis relatos y tres artículos que sirven de colofón al libro.

Impresión general

Estrellas rotas es mi primer contacto con la ciencia ficción china. No puedo establecer por tanto comparaciones con su predecesora, Planetas Invisibles, pero sí afirmar que la experiencia ha sido más que satisfactoria.

Me he encontrado con una antología sólida, equilibrada, entretenida, reflexiva en algunos textos, sin eludir los relatos con toques de humor. Pero sobre todo Estrellas rotas es una antología variada que se percibe realmente seleccionada y pensada para que un publico poco familiarizado con la cultura china, o la literatura de género procedente de este país, pueda disfrutarla.

En ella se alternan relatos más intimistas como «Buenas noches, melancolía», de Xia Jia, con otros de corte más épico, como «La nieve de Jinyang», de Zhang Ran. Algunos cuentos están influenciados por la cultura china, pero otros se inspiran en la cultura occidental o incluso en los mitos griegos («Bajo un cielo tentador», Cheng Jingbo). Algunas narraciones experimentan con la forma y otras optan por una narrativa más clásica. A veces están impregnadas de un tono a cuento o leyenda que les da un aire a medio camino entre la ciencia ficción y la fantasía.

El monarca decidió que la solución era encontrar a alguien aún más mentiroso que él. Del segundo de una categoría nunca se acuerda nadie. “El robot al que le gustaba contar trolas”, Fei Dao

Si hay un hilo común a todos los relatos es que todos están bien escritos, cuidados en fondo, y muchas veces son hermosos en forma. Como siempre, cada lector tendrá sus favoritos y aquellos que no le digan gran cosa; pero, al menos en mi caso, ninguna historia me hizo pensar: ¡Dios, menudo truño!

El esfuerzo de Liu por hacer una selección lo más diversa posible, que lo llevó a buscar textos fuera de las revistas de género fantástico, no solo se nota en la variedad de estilos narrativos y tonos de los relatos. Entre los 14 autores responsables de los 16 relatos incluidos en Estrellas rotas, hay tantos escritores como escritoras. Un esfuerzo y un detalle que se agradecen pues todavía abundan las antologías donde la presencia de autoras es testimonial, o se reduce a una pitufina.

Esas Estrellas Rotas

Tal y como expongo en el apartado anterior, no he encontrado en Estrellas Rotas ningún relato que me haya parecido malo. No he logrado conectar con ninguno de los dos relatos de Chen Quifan y otros textos, como la historia que da nombre a la antología, me han dejado con ganas de releerlos dentro de un tiempo, porque me que quedado con la sensación de no haberles sacado todo su jugo.

No obstante, son mayoría los relatos que he disfrutado; unas veces me han ganado por el estilo en que están narrados o cómo juegan con el lector; otras por su capacidad para emocionarme; algunos los he gozado en todos sus aspectos y hasta me han sacado una sonrisa o una carcajada.Estrellasrotas.Nebulosa.LibrosProhibidos

No es menester alargar demasiado esta reseña hablando de todos los cuentos, y en algunos casos sería difícil hacer una semblanza sin destriparlos, pero sí me gustaría hablar brevemente de aquellos que me han parecido más interesantes.

«El robot al que le gustaba contar trolas», de Fei Dao, es uno de mis favoritos. Es una mezcla perfecta entre ciencia ficción con una narrativa más cercana al cuento popular. Un derroche de imaginación que divierte y a la par invita a la reflexión. Además, el robot protagonista se hace querer.

«El restaurante del fin del Mundo. Potaje de Laba», de Anna Wu, juega con dos niveles de lectura; como historia independiente y como pieza dentro de la colección de historias que la autora ha dedicado al restaurante. En el segundo de estos aspectos, el establecimiento y sus dueños son tan fascinantes que me he quedado con ganas de leer el resto de cuentos en él ambientados. Como historia individual el cuento, tan triste como bello, es un grandísimo retrato de las inseguridades contra las que peleamos muchos escritores.

«El tren de año nuevo», de Hao Jingfang, usa muy acertadamente la entrevista como hilo conductor de la historia, en vez de la narración tradicional. La autora aprovecha muy bien una premisa sencilla, y despierta más de una sonrisa, pero también anima a reflexionar sobre lo normalizadas que tenemos las prisas.

«La caja cerebral», de Regina Kanyu Wang, es un tan breve como intenso. No es fácil hablar de él sin destripar su historia, pero sabe exprimir la premisa del dispositivo que da nombre al título para hacer un gran retrato de la capacidad de autoengaño del ser humano. También, o esa impresión me ha dejado, sirve de crítica hacia ciertos gestos románticos que de tal cosa tienen muy poco.

El restaurante era a veces grande y otras pequeño. El mobiliario de su interior cambiaba a menudo, al igual que cambiaba la vista que se divisaba por las ventanas. “El restaurante del fin del mundo. Potaje de Laba”, Anna Wu.

Los dos relatos más largos de la antología son «Bajo una luz más halagüeña lo que ha pasado verás», de Boshou, y «La nieve de Jinyang», de Zhan Ran. Ambos podríamos considerarlos novellettes, tanto por longitud como por su estructura narrativa. Son también, en palabras del propio Liu, las historias que pueden resultar más difíciles para los lectores occidentales. La primera está muy arraigada en la historia de la China del siglo XX y se disfruta más cuanto mejor se conozca esta. La segunda juega con motivos de la ficción chuanyue, un subgénero propio de las novelas de viajes en el tiempo.

Ambos me han encantado. Puede que no capte todos los matices y referencias de «Bajo una luz más halagüeña lo que ha pasado verás», pero es imposible no empatizar y dejarse conmover por su narrador. Por cómo los sucesos históricos van marcando su vida y poniéndole una zancadilla cada vez que asoma la posibilidad de que sea feliz. En cuanto a «La nieve de Jinyang», he disfrutado con sus toques de humor, la imaginación que desborda y todos los elementos retrofuturistas que impregnan la historia.

Hay más relatos que me han gustado, pero estos son los que me ha parecido más pertinente destacar en el momento en que escribo esta reseña. En general, salvo los dos relatos con los que no he conectado, el resto me han gustado entre mucho y bastante.

Los artículos de Estrellas Rotas

La antología se completa con tres artículos sobre ciencia ficción china escritos por Regina Kanyu Wang, Mingwei Song y Fei Dao. Entre los tres no solo trazan un retrato de la actual Nueva Ola de la ciencia ficción china, sino que también ayudan a comprender la evolución histórica que ha tenido la literatura de género dentro del país.

Estrellasrotas.GranMuralla.LibrosProhibidosSi algo me ha quedado claro, es que el fantástico no ha tenido un camino fácil en China; en muchas ocasiones estuvo prohibido escribir ciencia ficción por considerarla una influencia perniciosa; a los nuevos escritores les tocaba crecer sin referentes porque estos habían sido invisibilizados y, aunque desde los años noventa se ha estado creando una comunidad de aficionados al género, especialmente entre estudiantes universitarios, este estaba totalmente denostado por los aficionados a la «literatura de verdad» hasta hace muy poco. A las obras de género demasiado importantes como para ser ignoradas se les negaba su adscripción genérica.

Me ha resultado curioso comprobar cómo algunos de estos escollos no se diferencian demasiado a los que ha atravesado, y atraviesa, la literatura de género española. Aunque al menos nuestros autores pudieron seguir creando durante la dictadura, aunque fuese a costa de esconderse bajo seudónimos y recurrir a ambientaciones foráneas. Y el proceso de invisibilización de referentes también lo han sufrido autoras de todo tipo de géneros.

Ojalá las dinámicas cambien.

En China, la fama alcanzada por Liu Cixin y la trilogía En busca del pasado de la Tierra no solo ha dado fama a la literatura de ciencia ficción procedente de este país, también la ha situado como foco de interés académico. Es un paso importante.

Animaos a darle una oportunidad a esta antología. Merece la pena leerla.

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Imagen de Nebulosa, Leandro Barco en Pixabay

Imagen Gran Muralla China, Enrique López Garre en Pixabay