Series y literatura: la revolución de las adaptaciones

Han pasado 17 años desde que se estrenaran El señor de los anillos y Harry Potter y la piedra filosofal, quizá las dos franquicias que más han dado que hablar durante la primera década del siglo XXI. Su importancia radica ya no solo en haber conseguido llegar a millones de fans, sino también fuera del fandom, y haberse mantenido hasta la actualidad. La subcultura es cada vez más mainstream por la influencia que tiene la gran pantalla sobre la ciudadanía moderna. Sin embargo, la relación de esta con la literatura siempre ha parecido depender del éxito de la segunda. Cuando una obra se convertía en bestseller, las productoras compraban los derechos y, con el estreno de la película, las salas se llenaban y las ventas crecían de forma exponencial. Aunque esta tendencia no ha desaparecido, desde 2010 se vienen dando unas circunstancias diferentes en la apuesta por las adaptaciones. Libros y series están muy ligados en la explosión de las plataformas de streaming, y el fantástico parece dirigir gran parte de la orquesta.

Cine en TV: las plataformas de streaming y el cambio de perspectiva

Las series de la BBC siempre han destacado por su buen hacer y su reparto: Colin Firth en Orgullo y prejuicio, Natalie Dormer y Henry Cavill en The Tudors o, ya del lado de la ciencia ficción, Matt Smith o David Tennant en Doctor Who. Sin embargo, diría que fueron Benedict Cumberbatch y Martin Freeman quienes dieron el gran campanazo con Sherlock en 2010. La estructura de la temporada (tres episodios de hora y media), así como la calidad de ejecución y el carisma de los personajes hicieron que millones de personas se animaran a seguirla, incluso fuera del público anglosajón. De hecho, en España se retransmitió por primera vez en 2011 en TV3 y en 2012 en Antena 3. Junto a esta adaptación se estrenaron muchas otras con perspectivas muy diferentes, confirmando que el clásico de Conan Doyle no deja de estar de moda.

Por la misma época se estrenó The Walking Dead, basada en el cómic de Robert Kirkman, y que ya va por la novena temporada. Cuando se emitió el primer episodio ya se había puesto en marcha la maquinaria de Juego de Tronos, que se estrenaría solo un año después, en abril de 2011, y que finalizará con su octava temporada este año. Ambas series pueden verse en la plataforma de HBO, que llegó a España en 2016 tras el aterrizaje de Netflix.

Sin entrar en un análisis pormenorizado, poca duda puede haber de que la implantación de estos servicios (y que ya existían previamente en otros países y EEUU) ha supuesto un gran cambio en nuestra forma de disfrutar la televisión. Aunque el público es un tanto volátil, estas plataformas ofrecen un contenido que ya se demandaba con anterioridad de forma fácil, rápida y, quizá lo más importante, a la hora que desee el espectador.

Por otra parte, las producciones para estas plataformas (incluyendo Amazon o Movistar +) han aumentado su presupuesto. Las series tienden cada vez más a tener mejores efectos especiales y actores que previamente solo encontrábamos en películas (Matthew McConaughey en True Detective, los ya mencionados Cumberbatch y Freeman en Sherlock, o Reese Witherspoon y Nicole Kidman en la más reciente Big Little Lies). De este modo, las producciones para televisión han dejado de ser una opción de segunda en el mundo cinematográfico, tanto para el público como para la crítica. Y esto permite que las adaptaciones de novelas del fantástico a este formato sean mucho más atractivas, pues ahora tienen los medios que antes solo se podían permitir los grandes blockbusters.

Las adaptaciones reviven los libros

Con tantos espacios ávidos de aumentar su catálogo, no es de extrañar que las adaptaciones sean las grandes favorecidas. Historias ya construidas que dan un trasfondo, unos personajes, una trama. Todo ello es material susceptible de ser llevado a la pequeña pantalla, aun siendo transformado en el proceso. Pero sigue siendo un proceso más rápido que crear una historia de cero. Y, además, tiene un apoyo en otros mercados, que siempre es una ayuda.

Este podría ser el caso, por ejemplo, de Penny Dreadful, serie de tres temporadas estrenada en 2014 que contó con Eva Green como protagonista. El nombre procede de los penny dreadfuls, historias de terror seriadas que se publicaban semanalmente en Reino Unido durante el siglo XIX y costaban un penique (penny). La serie se sitúa precisamente en un Londres victoriano y entremezcla algunos de los monstruos fantásticos más famosos: Drácula, Frankenstein o Dorian Gray.

Si hablamos de clásicos, cabe mencionar El hombre en el castillo, producida por Amazon, y que adapta la novela homónima de Philip K. Dick. También se puede decir que American Gods, de Neil Gaiman, es un clásico dentro del género, y su adaptación en 2017 no ha hecho más que acentuarlo. Cuando se publicó allá por 2001 consiguió alzarse con los premios Hugo, Nebula, Locus y Bram Stoker. Publicado inicialmente en Norma, Roca Editorial lo rescató diez años después y desde entonces no ha desaparecido de las librerías. Quizá el tirón de la serie no ha sido tan grande como el de otras, pero sin duda refuerza el éxito de esta novela, que ahora cuenta con una edición de lujo en España (en la imagen). Hablando de Gaiman, tampoco podemos dejar de nombrar Lucifer, adaptación del cómic spin-off de The Sandman y que ha conseguido renovar por una cuarta temporada gracias a la insistencia de los fans después de que FOX anunciara su cancelación.

Aunque en esta ocasión no ha conseguido la publicación en España, Wynonna Earp sí ha logrado seguir sumando tomos tras la producción de Emily Andras (Lost girl, Killjoys). Desde su creación en 1996 por Beau Smith, esta serie de cómics había pasado por tres etapas, mientras que la cuarta ha estado estrechamente ligada con la serie protagonizada por Melanie Scrofano.

Ahora encontramos en las librerías novelas como El cuento de la criada, Carbono modificado, El despertar del Leviatán o La maldición de Hill House gracias, en parte, a sus adaptaciones en series.

La diferencia principal con la situación que mencionaba al principio consiste en las características que reúnen los libros que se adaptan. Estos ya no necesitan ser éxitos de ventas. De hecho, algunos de ellos no podríamos leerlos con comodidad de no ser porque se han adquirido sus derechos.

Es lo que ocurrió, por ejemplo, con El cuento de la criada. Antes de emitirse en Hulu (y ser trasladada a España por HBO), la última edición que se tenía de la novela más famosa de Margaret Atwood era de 2008. Los precios en las webs de venta de segunda mano eran inabarcables. Salamandra la reeditó en 2017, coincidiendo con su estreno.

El caso de Carbono Alterado es bastante similar. Cuando se conoció su adaptación, Gigamesh reeditó  la novela de Richard Morgan bajo el título de Carbono modificado. La edición anterior databa de 2005. Menos años hacía de la última publicación de El terror, de Dan Simmons. Aun así, volvemos a tenerla en librerías tras el estreno de la serie en AMC.

En el caso de El despertar del Leviatán, de James S. A. Corey, esta historia no se había traducido en España hasta que Syfy estrenó The Expanse en 2015. La novela se publicó en inglés en 2011 y fue nominada al año siguiente por el Hugo y el Nebula, pero no la tuvimos en castellano bajo la traducción de David Tejera hasta 2016. Aunque, lamentablemente, el proyecto fue cancelado tras su tercera temporada, el pasado año Amazon anunció que se encargará de producir la cuarta. Mientras tanto, podemos disfrutar de los siguientes volúmenes de la saga: La guerra de Calibán y La puerta de Abadón (Nova).

Con Shirley Jackson la situación es diferente, pues Editorial minúscula ya apostó por ella cuando recuperó Siempre hemos vivido en el castillo en 2012 y publicó los Cuentos escogidos en 2015. En 2018 se publicó una nueva colección de relatos, Deja que te cuente, pero ahora, tras la serie de Netflix basada en su novela La maldición de Hill House, lo que los lectores esperamos en una reedición de la misma, que ya ha sido confirmada, aunque sigue sin fecha de publicación ni título definitivo.

Menos éxito ha tenido la novela corta «1922», de Stephen King, incluida en la colección Todo oscuro, sin estrellas (Plaza y Janés, 2012), que fue adaptada por Netflix en 2017. Aun así, con la cantidad de adaptaciones con las que cuenta King (Carrie lleva ya cuatro, por ejemplo) y la expectación que hay ante La Torre Oscura (a pesar de que, tras ser comprada por Amazon, sigue habiendo problemas con la producción), que 1922 haya pasado más desapercibida puede que solo sea circunstancial.

La era de los superhéroes

En una época donde las adaptaciones y retellings están a la orden del día, es fácil imaginar por qué los superhéroes y las adaptaciones de los cómics están teniendo tanto éxito.

Si atendemos al universo cinematográfico, Marvel fue la primera en aprovechar los tiempos. DC llegó más tarde, pero parece haber tenido más éxito con sus series (Arrow, The Flash, DC Superhero Girls, Supergirl, Legends of Tomorrow), a excepción de Wonder Woman.

La nueva etapa de series de Marvel comenzó en 2013 con Agentes de S.H.I.E.L.D., continuó en 2015 con Agente Carter y se afianzó con The Defenders en Netflix, sobre todo gracias a Jessica Jones y Daredevil, que ha protagonizado la última cancelación de este cuarteto, a pesar de las buenas críticas de la última temporada. Sin embargo, no todo han sido éxitos y buenas palabras: Iron Fist o Luke Cage no terminaron de convencer e Inhumans obtuvo pésimas valoraciones desde su estreno, y se canceló en pocos meses debido a la escasa audiencia.

Hay quien augura que, llegados a este punto y con Avengers: Endgame a la vuelta de la esquina, la burbuja de los superhéroes ha explotado, pero me parece un análisis bastante simplista. La última fase del MCU (Marvel Cinematic Universe) no solo se encaminó a las Guerras del infinito, sino que también está poniendo sobre la mesa nuevos personajes o perspectivas. Lo que se prevé es un cambio de elenco, pero un cambio previsto y medido, no alargado inconscientemente por el éxito abrumador. El tiempo dirá si este cambio resulta positivo y se traduce en una década menos explosiva pero estable dentro de las adaptaciones de superhéroes o si acaban desapareciendo por un tiempo. Lo que sí ha dejado claro Disney es que la franquicia está lejos de agonizar y tiene previsto estrenar miniseries de Bruja Escarlata y Loki en su futura plataforma de streaming.

De momento, lo que nos espera son las películas de Capitana Marvel (marzo 2019), Avengers: Endgame (abril 2019) y Spiderman: Far from home (julio 2019). Me da que quedan superhéroes para rato.

Las series que vienen

Las adaptaciones siguen su curso y el año pasado asistimos a numerosos anuncios de compra de derechos.

En 2017 ya se anunciaron los proyectos de Who fears death, de Nnedi Okorafor (Crononauta, 2019) y La Tierra Fragmentada, la trilogía multipremiada de N. K. Jemisin (Nova). Y ya hemos mencionado el proyecto de La Torre Oscura. Pero quien parece haberse liado la manta a la cabeza es Amazon, que ha anunciado adaptaciones para Conan, La rueda del tiempo y El señor de los anillos. Casi nada.

La que está dando mucho que hablar ya es la adaptación de The Witcher, aunque parece que va a tirar más del videojuego que de las novelas de Sapkowski. Ya se conoce gran parte del reparto, encabezado por Henry Cavill (Superman, The Tudors), y hasta hemos podido verlo caracterizado (en la foto).

Mundodisco también está en el punto de mira, pues la BBC ya anunció hace meses una adaptación centrada en el grupo de la Guardia de Ankh-Morpork, uno de los pilares de la famosa saga de Terry Pratchett. No es la única obra de este autor que la cadena ha prometido desarrollar, también está trabajando en Buenos presagios, novela coescrita con Neil Gaiman. Él mismo ejerce de guionista y showrunner. La serie podrá ser vista también a través de Amazon.

Más lejanas e imprevisibles son las adaptaciones de Dark One, ambientada en el Cosmere de Brandon Sanderson, o Crónica del asesino de reyes. La historia de Patrick Rothfuss sobre Kvothe lleva desde 2015 danzando entre películas y series y este mismo mes ha sufrido un nuevo varapalo: la baja de Sam Raimi como director del proyecto.

De lo que sí podemos disfrutar desde el 2 de diciembre en Syfy es de Nightflyers, la adaptación de la novela corta homónima de George R. R. Martin que podemos encontrar en Híbridos y engendros (Gigamesh, 2013) bajo el nombre de Nómadas nocturnos. Ciencia ficción y terror en el mismo lote.

A pesar de algunas malas noticias, está claro que los sueños de los fans de ver a sus personajes favoritos en una pantalla tienen ahora más probabilidad de cumplirse que hace unos años. Y, con ello, la posibilidad de que lleguen a mucha más gente. Si el hecho de que el fantástico se esté convirtiendo en mainstream es positivo o negativo lo dejamos para otra ocasión. Ahora lo mejor es coger un libro (o encender el televisor) y disfrutar.

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