Año: 2016
Editorial: Punto Didot
Género: Novela
Valoración: Está bien
Hasta que el malo no caiga, hay caso
No nos llega mucha novela negra a Libros Prohibidos. Parece ser que es uno de los géneros con los que los autores de habla hispana se sienten menos cómodos. O, al menos, no tan cómodos como con la ciencia ficción o la fantasía. Por eso, siempre que tengo entre mis manos una obra de estas características, como El caso Demichellis, se me ponen las orejas puntiagudas.
Pese a ser uno de los destinos turísticos más bulliciosos, Ibiza resulta bastante tranquila en lo referente a crímenes. Por eso, cuando de repente aparecen dos asesinatos posiblemente relacionados entre sí, el abogado Raúl Ballesteros decide ahondar en la investigación más allá de la sentencia judicial. Muy pronto comprenderá que nada encaja y se verá obligado a contar con la ayuda de un muy poco convencional detective privado.
Metidos en faena desde el principio
Nada más abrir este libro, el lector se encuentra de sopetón con un juicio. Esto es una clarísima declaración de intenciones por parte del autor, que avisa, si te gustan los juicios, los acusados, los abogados, los fiscales, los abogados, los casos complejos, etc., acomódate. Así arranca El caso Demichellis, in media res, sin perder ni un minuto. Más adelante se permite entretenerse en otros asuntos, pero lo primero es lo primero. Centrar la acción, ir al grano.
Otro aspecto muy solicitado en este tipo de novelas policíacas, y que El caso Demichellis cumple religiosamente es el de las descripciones minuciosas en su contenido pero escuetas en sus formas. No hay filigranas ni dobles vueltas innecesarias, los hechos se muestran tal cual son. Esto ayuda en gran medida a que la lectura alcance una velocidad de vértigo.
Tengo mis más y mis menos con los personajes de esta novela. Por un lado, Francisco Marín ha tratado de esquivar en lo posible los tópicos con los protagonistas, les ha dotado de su propia historia, de sus miserias, de sus motivaciones, de sus gustos… les ha hecho curiosos. Hay bastante información sobre ellos y esta casi nunca responde a lugares comunes que pudiéramos en libros o películas del género. Hasta ahí perfecto. Mi dilema empieza cuando, a la hora de ver cómo se desenvuelven en el mundo, estos no tienen una voz propia. Están bien construidos, pero a la hora de verlos actuar no dejan ver esos múltiples matices de los que hablaba el narrador. Los diálogos también pueden mejorar, y aunque en absoluto son malos, carecen de ese detalle, esa singularidad que cabría esperar al conocerlos tan bien como se les llega a conocer. Al menos en la práctica.
Pese a la ya comentada licencia que se da el autor para detenerse a tratar algunos detalles de los personajes —algunos de ellos son irrelevantes para la historia pero ayudan a dar verosimilitud y empaque a la obra—, el interés de los acontecimientos va ascendiendo de forma gradual pero constante. Y hacia final, ofrece un giro bastante interesante. Vamos, que es de estos libros que si superas las primeras diez páginas es más que probable que no tardes demasiado en ventilar.