Huis clos: no escaparás

foto de Eric POUYET

Lugares encerrados en la literatura de terror actual

¡Pues bien! Éste es el momento. La estatua está ahí, la contemplo y comprendo que estoy en el infierno. Os digo que todo estaba previsto. Habían previsto que me quedaría delante de esta chimenea, oprimiendo el bronce con la mano, con todas esas miradas sobre mí. Todas esas miradas que me devoran… (Se vuelve bruscamente.) ¡Cómo! ¿No sois más que dos? Os creía mucho más numerosas. (Ríe.) Así que esto es el infierno. Nunca lo hubiera creído… ¿Recordáis?: el azufre, la hoguera, las parrilla… ¡Ah! Qué broma. No hay necesidad de parrillas; el infierno son los Demás.

[Escena V, A puerta cerrada, Jean-Paul Sartre]

El infierno son los demás. No es porque sean portadores de la lanza o la llama, ni porque nos hagan sufrir o nos atormenten, es así porque a través de los ojos de los demás llegamos a conocernos. Los otros nos descubren quiénes verdaderamente somos. Pero si alguien viene a hablaros o a pediros explicaciones, sería muy fácil irse, alejarse es la solución a no tener que dar la respuesta. Ahora bien, si nos encontramos encerrados en un lugar o situación sin escapatoria, ahí es cuando no tenemos más remedio que ser quienes somos, pues el tiempo quita cualquier máscara. Y como Sartre nos indica en su A puerta cerrada, en esa habitación donde ya no estaremos nunca solos, eso es el infierno.

Hoy os propongo un tema candente de la literatura de terror: el lugar encerrado. No tenemos escapatoria, estamos frente a una situación imposible con un grupo de personas. ¿Qué pasará? ¿Cómo funcionan las dinámicas de grupo? ¿Qué personaje es el superviviente y quién la víctima? Os traigo de nuevo tres libros actuales en los que el encerramiento juega un papel esencial: Alone at the top de Carlos Sisí (Obscura editorial), Miasis de Mª Carmen Copete (editorial El Transbordador) y Pronto será de noche de Jesús Cañadas (editorial Valdemar). 

Tres novelas que explotan el aislamiento desde puntos de vista muy diferentes pero las tres con una ambientación contemporánea. Pueblos, habitaciones, carreteras, lugares desiertos pero tan poblados que la convivencia se hace imposible. Infiernos demasiado reales por lo parecidos a la vida misma, porque los desconocidos que nos acompañan son la llave de nuestros secretos y los conocidos la de nuestras mentiras.

Atrapado en la memoria en Carlos Sisí

Abres los ojos y te encuentras en una habitación que no recuerdas, sales de la habitación y ves a personas olvidadas que parecen saber quién eres mejor que tú mismo. Las ventanas no se abren, las puertas no tienen pomos, mientras tanto todos comen huevos con bacon. Vuelves a abrir los ojos y te despiertas en una habitación blanca, un hospital o un laboratorio, de nuevo gente que no conoces pero que saben perfectamente quién eres: un escritor de éxito. Solo en la cumbre. Es así como Carlos Sisí nos sumerge en una espiral de recuerdos imbricados de los cuales no conseguimos distinguir realidad de ficción, verdad de invención. En Alone at the top, el protagonista, Elk, cual Alicia a través del espejo, se adentra en los oscuros agujeros de la mente y la memoria. Está atrapado. Atrapado en una casa en ningún lugar. En un complejo de lujo. Atrapado entre personas que le indican quién es en todo momento. Atrapado en sí mismo.

Alone at the top, Libro de Carlos Sisí, literatura de terror

A lo mejor todo el mundo se irá a casa al finalizar el día, y él podrá… bueno, simplemente poner distancia entre él y todo ese mundo. […] ―Que qué gracioso ―explica Ron―. Salir. Ahí fuera. Ahí fuera no hay una sola maldita cosa. Nada. […] Pero no tiene pomo. Ni cerradura. Y ese hecho le tiene ocupado pensando desde hace un rato. ¿Cómo se abre entonces? ¿Se empuja, y ya está? ¿Se abre desde fuera? ¿Son todos ellos… prisioneros? 

[Alone at the top, Carlos Sisí]

Un pueblo en el desierto de Mª Carmen Copete

Estar encerrado en uno mismo y sin poder discernir la verdad es frustrante, pero si decidimos aislarlos a un pueblo remoto por dinero, eso ya es otra cosa. Lo hemos elegido nosotros. De esta manera nos adentramos en el desierto de Tabernas, tenemos una casita, un huerto comunitario y todo lo que queramos. La única pega: no puedes irte. 

Klaus no tiene más remedio que escapar de su vida e irse a este recóndito lugar para poder pagar su deuda con la sociedad. Lo que parece una oportunidad, se convierte en un infierno, no solo por aquello de estar en el desierto. Descubrirá que todo es un proyecto llevado a cabo por una organización sospechosa que parece haber provocado una catástrofe natural: unas moscas antropófagas que además usan los cadáveres como nido. Pero esta Miasis no solo infecta a humanos sino que arrasa cualquier cosa que encuentre por su camino creando el vacío, la nada. ¿Será esto un experimento humano o es que Mª Carmen Copete rinde culto a algún ser primigenio?

Miasis libro de Mª Carmen Copete. Literatura de terror

La presencia del cadáver despertó la curiosidad de los pocos vecinos que todavía quedaban en el pueblo. Klaus percibió su escrutinio a través de los tablones de madera que tapiaban de mala manera algunas de las ventanas. El silencio era un tentáculo húmedo que se retorcía a su alrededor. En la penumbra interior del otro lado de los tablones se dibujaban a retazos figuras inmóviles de ojos expectantes. No saldrían para ayudarlos. 

[Miasis, Mª Carmen Copete]

El atasco interminable de Jesús Cañadas

Del pueblo olvidado en ninguna parte pasamos a otro espacio claustrofóbico, pero al aire libre. ¿Es posible sentirse encerrado en el exterior? Con esta premisa de aislamiento exterior móvil, Jesús Cañadas nos sitúa en un atasco. No es posible imaginar un lugar más enfermizo en el que asistir al fin del mundo que un atasco que dura días y días. Escasea el agua, a un grupo de desconocidos les ha tocado esperar en la misma fila y comparten el reducido espacio que ocupan sus vehículos en el asfalto. Pronto será de noche, la noche trae horrores y muertes. Pero lo más aterrador no es el apocalipsis, tampoco unos seres extraños, lo que más miedo da no es el calor, ni la falta de comida y agua. El horror es el otro, el vecino del coche de al lado, la profesora que reza a Dios, la madre, el taxista. ¿Quiénes son esas personas? 

Pronto será de noche, libro de Jesús Cañadas. Literatura de terror

Por su propia definición, un coche debería ser lo más alejado a una prisión. Aquí es lo más parecido. Cándido podría abrir la puerta, salir y echar a andar en cualquier dirección. Pero cualquier dirección es la dirección equivocada. No hay manera de escapar. Las paredes son de aire. Los barrotes están hechos de noche. El sol se está poniendo y no han regresado. La llanura es un perro abandonado, molido a palos por un cinturón acostumbrado a la carne de niño.

[Pronto será de noche, Jesús Cañadas]

Existencialismo, conflicto social, secretos desvelados, el Huis Clos nos genera preguntas, ansiedad, incluso locura. Un grupo de personas que hacen frente a un peligro juntos pero que no pueden huir, que están obligados a colaborar, no nos engañemos, suele acabar con más muertos en la literatura de terror. Pensad en la Niebla de Stephen King. Agatha Christie bien lo sabía: mete un grupo de personas en un lugar encerrado, dadles un misterio que resolver y/o algún muerto y ya tendréis jaleo para rato.

Nos vemos el mes próximo con otros textos y otras metáforas en este vasto espacio que es el de la literatura de terror española e hispanoamericana.

Si quieres ver u oír las entrevistas a los tres autores puedes encontrarlas en el programa A grito Pelao en Ivoox y YouTube o seguirme en Instagram donde hacemos las entrevistas en directo.