Solaris — Stanislaw Lem

Título original: Solaris
Idioma original: Polaco
Año: 
1961 / 2011 (reedición con traducción de Joanna Orzechowska)
Editorial: Impedimenta
Género: Novela ciencia ficción
Valoración: Muy recomendable

«Atención lectores, más allá de estas páginas hay monstruos», reza la introducción de la fabulosa edición de Impedimenta. Y tanto que los hay, pero no adelantemos acontecimientos. Tuve conocimiento de la existencia de Solaris en mis años de universidad, cuando, en mi incesante búsqueda de esas asignaturas Marías donde se aprobaba casi por la cara, fui a dar con una cuyo rocambolesco título venía a ser Historia del pensamiento político y social en los siglos XIX y XX. Con ese nombre, uno podría imaginarse algo tan interesante como difícil, pero dado que el profesor era un lunático que nos hacía ver películas de lo más variopintas, y el examen versaba sobre un tema filosófico random fuera de «temario» (que pasaría hasta un mono con unos platillos), era una de las más populares de la carrera. A cambio, aprendí algo de cine, supongo. «Solaris de Tarkovski», decía el profesor, «tenéis que ver Solaris de Tarkovski, que es el súmmun del cine y del arte en general».

Aparte de servirnos a mis antiguos compañeros de clase y a mí como broma recurrente cuando nos reunimos, se me quedó la espina clavada de la tan cacareada Solaris de Tarkovski. Así que un día me decidí a verla. La biblioteca donde la busqué, tal y como me temía, no la tenía en catálogo, pero sí que tenía la versión más moderna, de 2002, dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por George Clooney. «No puede ser tan mala», pensé, y acto seguido me la llevé. Esto se demostró como un error. Ya sabéis: libro SIEMPRE gana a película.

El error no vino tanto por ver la peli (que no estaba mal, creo), sino por ver destripado un libro cuya existencia por aquel entonces desconocía. Y es que gran parte del interés, de la magia de Solaris, reside en lo muy distinto de su argumento con respecto a otras novelas de su género. Esto, además de convertirla en una obra única, la hace muy fácilmente destripable. Por ello, pensando en aquellos que aún no la han leído y que no se han visto «contaminados», como yo, por las películas, voy a resumirla con mucho cuidado.

En un futuro en el que el ser humano domina con cierta destreza los viajes espaciales, existe un misterioso planeta que alberga vida: Solaris. Sin embargo, sólo se ha podido encontrar un único ser vivo, un gigantesco océano gelatinoso y animado que cubre casi la totalidad de la superficie del planeta. Tras casi un siglo de estudios y experimentos, la comunidad científica todavía desconoce si se trata de una forma de vida inteligente o no. Con la misión de seguir las investigaciones, desde la Tierra se envía a la estación permanente en Solaris a Kris Kelvin. A través de sus ojos se destaparán, in situ, los monstruos de Solaris.

Y no cuento más para que nadie tenga ese desencanto que yo tuve, lo que, muy a mi pesar, ha provocado que la valoración se quede sólo en muy recomendable. ¿Qué hace tan genial a esta novela? Para empezar, el enfoque. Todo se ve por los ojos del protagonista, lo que resulta vital a la hora de comprender sus sensaciones cuando va descubriendo los secretos que encierra la estación solariana y sus ocupantes. No lo sé seguro, pero supongo que aquí tenemos el verdadero arranque de la ciencia ficción antropológica. Tuvimos la ocasión de dar con otra de estas obras hace poco.

Por otra parte, nos encontramos con un argumento que, pese a presentar infinidad de detalles (especialmente sobre el complejo estudio del planeta), rebosa simplicidad. El secreto es mostrarnos este posible futuro como si en realidad fuera nuestro pasado. Los nombres, menciones, tecnología… todo rezuma tanta autenticidad y verosimilitud como cualquier obra basada en nuestro día a día.

También, y no sé si esto es un fallo o un acierto, Solaris es un libro muy bien escrito. Ya sé que muchos me dirán que «cómo no va a ser un acierto», pero es que me estoy refiriendo a que, quizás, y esto es una opinión muy personal, la ciencia ficción soporte peor que otros géneros (como la narrativa, por ejemplo) una escritura cuidada y preciosista. En este aspecto, Lem es un virtuoso que, sin llegar a sobrecargar el texto, es capaz de construir formas de enorme mérito y belleza. Vamos, que con mucho menos, a más de uno lo meten todos los años en las quinielas para Nobel de Literatura. Si a ello le sumamos el enorme acierto que han tenido los chicos de Impedimenta en buscarse las habichuelas para traducir el texto directamente del polaco al español, tenemos como resultado una lectura, a ratos, deliciosa.

Y esto es todo lo que os puedo contar sin hacer el más mínimo spoiler. Si no lo habéis leido aún (ni visto las pelis) ya estáis tardando en conseguirlo. Si, como yo, ya habéis caído en la trampa cinematográfica, sigo recomendándolo. Claro que sí.

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