Alfredo Bryce Echenique: Un mundo para Julius

Un mundo para Julius Libros Prohibidos

Año: 1970
Editorial: Anagrama (2006)
Género: novela
Valoración: Así sí

Existen libros cuya importancia radica mucho más allá de su valor narrativo, ya que, o bien forman parte de un movimiento concreto, o bien se encargan de retratar una determinada época, adquiriendo un peso que va más allá de cualquier baremo. Han sido muchos y muy variados los ejemplos de literatura procedente de países de Suramérica que se han ganado su lugar en la historia de la narrativa: uno de ellos es, sin duda, esta obra del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, una novela nacida en el post-boom latino que ejerció de perfecto espejo de la sociedad limeña de los años 60; estamos hablando de Un mundo para Julius, una novela de esas que es fácil encontrar entre los libros recomendados para leer.

A través de las páginas de esta emblemática novela, Bryce Echenique expone la realidad a través de los ojos de Julius, el hijo pequeño de una adinerada familia que, a medida que va creciendo, entiende mejor todo aquello que observa y que le rodea, primero con incredulidad y dolor y, ya con el paso de los años, aceptando la inocencia perdida. Ante la mirada de este niño desfilan muchos personajes, la mayor parte de ellos imbuidos de la falsedad de una sociedad basada en el capital, en las apariencias y en la necesidad de establecer claras diferencias de clase, donde la superficialidad de sus costumbres queda sujeta a una vorágine de eventos sociales en los cuales la hipocresía supone la mejor vestimenta a lucir.

Sin duda, uno de los aspectos que han sido claves en el éxito de Un mundo para Julius es su acertado uso del tono sumamente irónico para arrancarte una sonrisa, incluso cuando estás asistiendo a un espectáculo lamentable y miserable de la sociedad. Asistir a prácticamente la totalidad de los hechos desde la perspectiva de Julius tiñe cada situación con un halo naíf que, mágicamente, añade y quita sentido a un tiempo, sirviendo de tamiz a través del cual no sólo Julius, sino también nosotros como lectores, juzgamos a los personajes a través de sus actos, de sus incongruencias y de sus mentiras revestidas de falsa intencionalidad.

El proceso a través del cual el protagonista aprende a descifrar qué llevan consigo las aseveraciones de los adultos que le rodean supone un aprendizaje de las normas no escritas de su particular mundo, repleto de falsedad pero atractivamente cómodo dado su nivel social y económico. La línea entre continuar sometiéndolo todo a cuestión o abandonarse a su condición, sin mayores complicaciones, aparece a lo largo de toda la novela: ¿será capaz de mantener esa mirada pura y justa sobre los demás o su continua exposición a este modelo de persona terminará por corromperle?

A todo esto hay que añadirle que, al margen de lo interesante que resulta asistir a este análisis de la sociedad peruana de estos años, también resulta muy disfrutable el modelo de prosa desplegado por Bryce Echenique en Un mundo para Julius: un estilo ágil, a veces rematadamente claro en sus ideas, otras veces diluyendo las líneas entre el pasado y el presente, pero siempre lúcido y revelador. Una lectura muy recomendable que forma parte indisoluble de la historia de la literatura.

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Noemí Escribano