Los tópicos más odiosos del young adult

tópicos del young adult. Libros Prohibidos

En este reportaje vamos a hacer un breve recorrido por algunos de los tópicos más molestos del young adult (YA para los amigos), un subgénero de la literatura juvenil que se dirige a chicas jóvenes (aunque actualmente es leído por un amplio rango de edades) y cuyas historias giran alrededor de una historia de amor. Comenzamos.

1. La chica fea guapa:

Este tópico suele afectar en el 99,9% de los casos a la protagonista y es muy fácil de identificar. En los primeros capítulos, siempre hay algún momento (en algunos libros mejor traído que en otros) en el que la protagonista se mira al espejo antes de salir de casa para ir al instituto o se ve reflejada en algún escaparate y aprovecha la circunstancia para describirse físicamente. Y como cualquier adolescente, tiene una pobre y distorsionada impresión de sí misma. «Mi pelo es aburrido, tengo los ojos demasiado grandes y la nariz tan pequeña como un botón, bla, bla, bla». La intención es lograr que las lectoras se identifiquen con ella y exclamen: «¡Es una chica normal igual que yo!».

¿De verdad hay gente que cae en un truco tan viejo?

He llegado a encontrarme descripciones del tipo:

Yo soy una morena de ojos grises y un pelo rizado voluminoso que se resiste a la mejor de las planchas. Y soy todo piernas, como un taburete de barra.

Dejando a un lado que como descripción es bastante insulsa, analicemos el fragmento. Es morena y tiene los ojos grises. Vale, Tópicos YA. Libros Prohibidoslas chicas morenas no se consideran tan exuberantes como las rubias, por lo que vamos a decir que tiene una belleza más bien sobria. Luego, tiene un pelo rizado y voluminoso que se resiste a la plancha. No ha dicho pelo grasiento, ni pelo reseco como un nido de pájaros, ni siquiera ha dicho un pelo ensortijado como una escarola. Pelo rizado y voluminoso equivale a pelazo Pantene. Y termina hablando de sus piernas interminables. ¿En serio, soy la única a la que todo eso le suena a supermodelo encubierta?

El tópico termina de cerrarse cuando el chico más absolutamente impresionante del mundo mundial intenta ligar con ella. Pero oye, no, la muchacha es un cardo. Lo que pasa es que el tío necesita gafas.

Sugerencia para evitarlo

Si tienes el mismo arte que Becca Fitzpatrick en el fragmento anterior de Hush Hush, mejor ahórrate la descripción física de los personajes. Los lectores no odiamos más a los personajes feos ni amamos más a los guapos. Lo bueno de los libros es que prima la personalidad sobre la apariencia. Si de todos modos quieres describirlos, te sugeriría que lo hicieras más indirectamente y a lo largo de toda la novela, para que de ese modo, el lector no vaya descubriendo únicamente su carácter, sino también otros aspectos de su persona.

Excepciones a la regla

Crónicas vampíricas de Lisa Jane Smith (más conocido por la serie The vampire diaries). Sé que los libros de vampiros ya se han pasado de moda, pero aquí la protagonista exhibe un ego tan descomunal (no por nada es la reina del instituto) que se agradece el cambio.

2. El chico perfecto

Y no solo porque Damen es increíblemente guapo, con ese cabello brillante y negro que le llega justo por encima de los hombros y se ondula alrededor de sus esculturales pómulos, sino porque cuando gira la cabeza hacia mí y se levanta las gafas de sol, me doy cuenta de que tiene unos ojos almendrados y oscuros, y unas pestañas tan abundantes que parecen postizas. ¡Y qué labios! Tiene una boca grande e incitante, con la forma perfecta del arco de Cupido. Y su cuerpo es grande, esbelto y duro, cubierto de arriba abajo por ropa negra.

Este es un fragmento de Eternidad de Alyson Noël. Y ahora admitamos una cosa: si hacemos algunos pequeños cambios, como el color del pelo y los ojos o el nombre, esta descripción le encajaría al 99,9% de los protagonistas masculinos del YA.

Seguro que no soy la única que ha oído demasiadas veces las palabras «increíblemente guapo», «escultural», «boca incitante» o «cuerpo esbelto y duro» en este contexto. Y el remate final: «¡Es tan sexy!».

¿A nadie más le aburre escuchar siempre el mismo discursito?

Pero avancemos, ¿qué más tienen en común estos individuos? Pues es muy posible que sean ricos o vivan de una inexplicable fortuna, que les gusten los coches caros y vayan por el mundo con pintas de chico malo. Se ve que también es muy atractivo ir de tío misterioso y guardar algunos esqueletos en el armario. Pero, y esto es lo más importante, no se puede ser un chico YA si no tienes por ahí una legión de fans o una exnovia psicópata.

Sin embargo, lo que más me molesta de estos chicos perfectos es que no lo son en absoluto. Estos personajes tan fantásticos que se las dan de caballeros andantes delante de la protagonista suelen tener siempre los mismos defectos. Son celosos y sobreprotectores y suelen tener arrebatos de ira irracionales o biporalidad (del tipo «ahora te hago caso y ahora me importas un bledo»). Pero centrémonos en los dos primeros y contextualicémoslos. Para ello voy a tomar como ejemplo un personaje concreto. ¿Alguien recuerda a Edward Cullen, el vampiro brillante y metrosexual? Seguro que sí.

Bueno, a las chicas nos gusta creer que el que un chico sea celoso y sobreprotector es algo romántico. Nos han dicho desde niñas que eso quiere decir que nos quiere y durante la adolescencia nos siguen vendiendo esa basura mediante libros que ensalzan un supuesto amor eterno. Pues no. Ser celoso y sobreprotector NO es romántico.

Seguro que recordaréis ese trozo en el que Jacob, el hombre-lobo depilado, quiere quedar con su amiga Bella, la protagonista palurda, y Edward, el amantísimo novio que se dedica a vigilarla mientras duerme y que la acosa desde las sombras allá adonde va, le dice que no puede dejarla ir porque su amigo el hombre-lobo es peligroso. Y a mí se me queda esa cara de: «¿Perdona? ¡Tu primer pensamiento al verla fue: «Voy a asesinar a todos los humanos de esta habitación para que así no haya ningún testigo que vea cómo la desangro». Eso sí que es ser inofensivo, amigo».

tópicos del young adult. Libros ProhibidosAsí que Edward, que es un novio muy normal, le monta un tinglado en el que interviene toda su familia vampira para asegurarse de que no le desobedece. Pero lo hace porque la quiere, así que no es siniestro, para nada.

A mí me parece un ejemplo de relación tóxica. De esa clase que empieza de un modo inofensivo, pero que termina arruinándote la vida y la autoestima.

¿Un caso aislado? Ojalá. He estado dándole vueltas y he visto muchos aspectos preocupantes que podrían desembocar fácilmente en relaciones abusivas en estas novelas. No voy a decir que soy contraria a estas historias, pero sí que me gustaría que las autoras tuvieran en cuenta esta clase de cosas al escribir.

Sugerencia

Erradicar los comportamientos a lo macho alfa de la novela YA. Niñas de trece años leen descontroladamente estos libros y aprenden a creer que los chicos celosos y sobreprotectores son sexys. ¿Qué pasará cuando se crucen con un chico celoso y sobreprotector en la vida real, uno que no sea tan caballeroso como esos que salen en los libros y que no tendrá problemas para partirle la boca de un puñetazo si le lleva la contraria? ¿Serán capaces esas chicas a las que les han lavado el coco con historias de vampiros vegetarianos de decir basta o podrán la otra mejilla mientras piensan: «Es que lo hace porque me quiere»?

Reflexionemos.

Excepción a la regla

Los Juegos del Hambre de Suzanne Collins. Si no recuerdo mal (leí los libros hace bastante tiempo y solo tengo las películas como referencia), no había hombre capaz de toserle a Katniss Everdeen. Además, no encontré ni un solo «increíblemente guapo» en los libros (en ninguno de los tres). Es prácticamente un milagro.

3. El triángulo amoroso

No creo que tenga que describir en qué consiste este tópico, pero a grandes rasgos se podría definir como esa treta, muchas veces innecesaria, que sirve para alargar la historia vendiéndonos un segundo pretendiente que no tiene la más mínima posibilidad de conquistar a la protagonista, pero que actúa como excusa para grandes y variadas escenas de celos y romance por parte del verdadero protagonista masculino. O para que la chica descubra que, de verdad, de verdad de la buena, el otro tío es con el que quiere pasar el resto su vida.

Porque, por si alguien no se había dado cuenta, la chica siempre se queda con el primer chico que le gusta. Siempre. Nunca cambia de parecer.

Este tópico últimamente se ha puesto muy de moda, tanto que me entran ganas de cerrar un libro cada vez que me encuentro al amigo de la infancia que siempre ha estado enamorado de la chica, el cálido y macizo hombre-lobo depilado sacado de una reserva india o el hermano peligrosamente desequilibrado que chantajea a la protagonista para que no le abandone y busque una relación sana y saludable, etcétera, etcétera, etcétera. Los hay de todos los colores.

Tópicos Young Adult. Libros Prohibidos¿Un ejemplo? En Cazadores de sombras de Cassandra Clare (y me refiero a la primera serie, aunque en las demás también abundan los triángulos amorosos), nos encontramos con Clary Fray y su buen amigo Simon Lewis. Otra de las máximas de la novela YA es que si hay un mejor amigo, este tiene que estar enamorado de la protagonista desde hace años. Este tipo, que siempre ha estado evitando la confesión porque tenía miedo de estropear su maravillosa amistad, aprovecha el hecho de que la chica se ha colgado de otro tipo, peligroso, guapo y rubio, para meterse de por medio. Lo siento, querido, pero tienes todas las de perder. No solo estás en la friendzone desde que tenías seis años, además quieres luchar contra el rubio con pintas de motorista que mata demonios. Para el caso, intenta declararte a Mila Kunis o Jessica Alba.

En la vida real, la historia con el motorista malote terminaría torciéndose tarde o temprano y Simon tendría una oportunidad, pequeñita y remota, de que su amiga de la infancia se fijara en él. Y seguramente su relación sería mucho más sana y natural, pero en las novelas YA, los motoristas mata demonios suelen ser chicos sensibles y maravillosos, de esos que cuando juran amor eterno, lo juran en serio.

Sugerencia

Dejemos descansar el triangulo amoroso por una temporada o démosle más juego. ¡El cuarteto amoroso! ¡La orgía! ¡El harén! No, estoy de broma. En caso de duda, mi opinión es que es mejor abandonar la idea del triangulo a no ser que sea muy novedosa o muy, muy, muy necesaria. Y que quede claro que he incluido tres «muy» en la frase.

Excepción a la regla

Todos aquellos que han leído Memorias de Idhún de Laura Gallego sabrán a qué me refiero cuando digo que su triangulo amoroso es de todo menos típico. Pero no quiero hacer spoiler para los que no conozcan la historia, así que… hasta aquí puedo leer.

4. El instituto/internado/academia

Tengo la extraña impresión de que desde la aparición de la escuela Hogwarts de Magia y Hechicería, han empezado a proliferar los institutos raros. Tranquilos, no voy a comenzar a despotricar contra Hogwarts. Como el 90% de la población mundial, yo también hubiese querido que mi instituto se pareciese más al de Harry Potter. No, las historias YA siempre han sucedido en institutos e internados. Evidentemente, estas novelas van dirigidas a un público adolescente, que pasa una gran parte de su tiempo en la escuela. Es inevitable que aparezca esta clase de lugares.

Lo que me molesta son esas academias llenas de vampiros, semidioses y otras cosas por el estilo. Porque ¿para qué necesita un vampiro una escuela? Un vampiro de verdad, quiero decir, ya que desde Crepúsculo los pobres han perdido bastante caché. Ahora los vampiros se reúnen en internados porque tienen una apariencia adolescente (aunque en edad hayan suplido ampliamente la pubertad). ¿Cuál es el sentido?

Lo sé, este tópico es un poco más general y no solo afecta al young adult, sino también al resto del género juvenil. Pero ¿cuál es el sentido de juntar a un montón de semidioses o de hacer una escuela de brujas? ¿De verdad alguien pagaría por ir a Osadía o al Campamento Mestizo? Porque a mí me suenan a Los Juegos del Hambre encubiertos.

Uno podría pensar que meter a los jóvenes en colegios es una forma de mantenerlos fuera de peligro, pero si, como yo, conocéis la paradoja del Bosque Prohibido, sabréis que esa es una suposición errada.

La paradoja del Bosque Prohibido, para aquellos que no hayan oído hablar de ella, también es de Harry Potter. En el primer libro, el director Dumbledore pide a los alumnos que no se acerquen al Bosque Prohibido porque es muy peligroso. Pero capítulos después, Harry y sus amigos son enviados allí para cumplir un castigo. ¿No era peligroso? Sí, pero ¿no lo es también tener a un perro de tres cabezas y a un basilisco en la escuela? Pues bien, siguiendo esta dinámica, ir a esta clase de institutos y campamentos mágicos es peor que meter la cabeza en una trituradora. Aunque eso sí, la experiencia es mucho más divertida… si sobrevives, claro.

Tópicos del young adult. Bosque prohibido. Libros Prohibidos

El caso es que tenemos demasiados. Empieza a haber tantas escuelas e internados para individuos sobrenaturales que deberíamos firmar una petición para que tuvieran su propio subgénero. Pero eso no es lo único. Por muy mágicos que sean, siempre contienen los mismos personajes tópicos. La pija, el musculitos tonto, la profesora antipática, el amigo simpático, la empollona… podría estar así todo el día.

Sugerencia

No inventemos escuelas secundarias para seres que no las necesitan. Sé que a primera vista funcionan, pero luego uno empieza a hacerse preguntas y termina dándose cuenta de lo inestables que son los cimientos de algunos mundos literarios.

Tampoco es malo partir de tópicos. Partir. Pero repetirlos sugiere pobreza creativa. Siempre hay que intentar buscar la forma de proporcionar algo nuevo o por lo menos fundamentar el motivo por el que el personaje es tan tópico a fin de darle profundidad y solidez a su carácter.

La excepción a la regla

Un ejemplo de escuela de magia no demasiado peligrosa es la que aparece en Crónicas de la Torre de Laura Gallego, donde, si no recuerdo mal, el momento más temido por los estudiantes era la Prueba del Fuego. Sí, bueno, también había algún que otro fantasma diabólico o dragón suelto por el recinto, pero nadie desaparecía ni corría grandes riesgos de morir prematuramente.

Respecto al otro hecho que he resaltado, la verdad es que no se me ocurre ninguna historia en la que los personajes secundarios abandonen los tópicos. Es mucho menos costoso para los escritores centrarse en los personajes principales y esbozar pobremente los que no tienen especial relevancia para la historia. Sin embargo, esto puede llegar a suceder incluso con los personajes importantes. Como excepción, aunque creo que no lo consideraría como tal, puedo mencionar Anna desde el infierno de Kendare Blake, una historia de fantasmas en la que la pija del instituto sorprende revelándose como algo más que una cara bonita.

¿A alguien se le ocurre alguna excepción mejor?

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