Carmen Moreno: Mala Sangre

Mala sangre. Libros prohibidos

Año: 2017
Editorial: Apache Libros
Género: Western/Terror
Valoración: Está bien

Un western gótico

Tenía mucha curiosidad por leer esta obra. En primer lugar por conocer a su autora, Carmen Moreno, un peso pesado dentro de la literatura de género. Directora de la editorial Cazador de Ratas, es también una escritora reconocida tanto en narrativa como en poesía, literatura infantil y ensayo. Sus obras más conocidas son  Sin habitación propia y Una última cuestión. Y, en segundo lugar, por Apache Libros, una editorial que, a pesar de haber irrumpido en el mundo del fandom hace relativamente poco tiempo, ha sorprendido por el gran dinamismo a la hora de publicar obras de autores tan reconocidos como Tony Jiménez, Dioni Arroyo o David Luna, entre otros.

El resultado de esta colaboración es Mala Sangre, una novela que llama la atención, en primer lugar, por su portada. Obra de Edu Quiza, es una inquietante composición que ya empieza a anunciarnos que lo que encontraremos en las páginas interiores no va a ser precisamente agradable.

Y desde luego que no lo es.

La ley del más fuerte

El protagonista, Jesse Delany, es un adolescente que no acaba de encajar en el violento estilo de vida de Waukegan, un pequeño pueblo de Illinois. Es hijo del teniente William C. Delany, un hombre brutal que lo maltrata y ridiculiza constantemente con la intención de hacer de él un hombre, con todo lo que ello conlleva en una sociedad primitiva y brutal en la que únicamente sobrevive no sólo el más fuerte, sino también el más despiadado. 

Jesse Delany nació en Waukegan, al noreste de Illinois, el 6 de junio, el día que la vaca que más leche daba moría de la paliza que le dio el teniente, William C. Delany, el mayor ganadero del estado. Según el teniente, la vaca le había golpeado al pasar junto a los cuartos traseros. Según Donald S. Humpton, fiel amigo y compañero de correrías del teniente Delany, lo que hizo fue en defensa propia.

Pero, como tantos héroes del western, Jesse no está por la labor. Al menos, no al principio. Débil y contrario a la violencia, el chico prefiere encerrarse en su habitación para leer un buen libro que salir a beber whisky, perseguir a las muchachas y disparar tiros, como hacen la mayoría de jóvenes de su edad. Ya desde el principio, vemos que Jesse es especial y no sólo por su amor por la literatura. Hay algo dentro de él que le llevará hacia la maldad, pero una maldad mucho más terrible de la que podríamos suponer. Pero no adelantemos acontecimientos.

Entre el spaghetti western y Westworld

No tardamos en comprobar que estamos ante un western, con todos los elementos típicos del género. El caballo se llama Silver, los niños beben zarzaparrilla, los estofados son de venado, las armas son Winchester… Pero no nos engañemos, no estamos ante una novela del oeste amable y moralista, como el de las famosas películas de John Wayne, sino brutal y despiadada, más cercana al spaghetti western de Sergio Leone o a la serie creada por Jonathan Nolan Westworld. 

La narración está escrita en tercera persona, pero, al final de cada capítulo se adjuntan extractos de lo que parece ser el diario de Jesse, narrado en primera persona, un recurso original y muy efectivo que ofrece un punto de vista diferente a la trama.

Hasta el día en el que murió, mi padre no vio en mí nada más que inmundicia y debilidad. La flaqueza del hombre reunida toda bajo su apellido; la vergüenza corriendo por la sangre de su sangre.

El ritmo es ágil, los diálogos creíbles, las escenas de acción son numerosas y se suceden unas tras otra con rapidez. Todo ello hace que la novela resulte entretenida aunque hay ocasiones en la que canse tanto tópico. Llega un momento en el que nos preguntamos: ¿Todo el rato va a ser así? ¿Se trata tan sólo de una novela del Oeste,  como las que escribía Estefania en los años 70? Pero la respuesta no tardará en llegar. Y lo hace en la página 67, cuando el doctor Stevenson llega desde el lejano Londres a Waukegan y la historia da un giro tan sorprendente como inesperado.

Y llega el terror…

Mala sangre. Elvin. Libros ProhibidosNo daremos más detalles para no estropear la sorpresa. Sólo diremos que, a partir de esa llegada, unos misteriosos asesinatos se suceden con una gran rapidez. Se trata de muertes inexplicables que siembran el terror en el pequeño pueblo de Waukegan.

El western, típico y tópico, se convierte en una novela de terror, también típica y tópica. Seguimos en el Far West, desde luego, pero el escenario se transforma. De nuevo se suceden los clichés, aunque ahora pertenecientes a un género muy distinto: cruces, ataúdes, murciélagos y sangre, mucha sangre, aunque, en lugar de manar a borbotones como hasta ahora, se bebe en una copa de plata. También las lecturas de Jesse cambian: de las novelas de Sherlock Holmes y de Buffalo Bill pasamos nada menos que al Necronomicon. Y todo por obra y arte del misterioso doctor Stevenson. Un hombre refinado y culto que contrasta con la brutalidad que nos rodea.

De pronto, el cielo se llenó de unas nubes oscuras, como si estuvieran hechas de carbón, como si estuvieran a punto de descargar todos los males sobre el mundo. Sintió frío. Un frío que no podía explicar porque había amanecido con un sol que hacia arder los terrones de tierra.

No hay duda de que el giro añade interés a la trama, pero no acaba de convencer. La lectura sigue siendo absorbente, pero entramos en un registro más propio de la novela juvenil que de la obra adulta que pretende ser, si exceptuamos, claro está, el final, un final inesperadamente gore que, bajo mi juicio, desentona un poco con el tono de novela de aventuras que tiene el resto de la narración.

A pesar de estos inconvenientes, Mala Sangre lo tiene todo para convertirse en una novela de éxito, una novela bien contada que, sin descubrir la sopa de ajo, resulta entretenida y absorbente desde el principio hasta el final.

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