Los desafortunados 一 B. S. Johnson

Título original: The Unfortunates
Idioma original: Inglés
Año: 1969
Editorial: Rayo verde (2015)
Género: ¿Novela? autobiográfica
Valoración: Recomendable

Dicen los chicos de Rayo verde en su web (entre otras muchas cosas) que tienen el acercar a lectores y autores, y el fomentar el hábito de la lectura como sus dos objetivos principales. También aseguran centrarse en autores singulares que explican buenas historias con un estilo propio. Puede sonar a tópico, en efecto, pero uno sabe que no mienten al tener entre las manos Los desafortunados, una de sus últimas publicaciones.

Esta obra, que por su singularidad no puede ser considerada una novela (apenas podría considerarse libro), trata de la visita de B.S. Johnson a Nottingham, donde debe cubrir un partido de fútbol. Una vez pone un pie en la ciudad, es abordado por ráfagas de recuerdos sobre quien fue su mejor amigo, Tony, muerto de cáncer unos años atrás. Desde ese mismo momento, sus pensamientos comienzan a vagar, a entremezclarse, siendo muy complicado diferenciar entre realidad y recuerdos.

El carácter autobiográfico de Los desafortunados hace necesario conocer, aunque sea levemente, la situación del autor en el momento de escribirlo. El texto y sus sentimientos, siempre a flor de piel debido a los recuerdos reverdecidos, son dos partes de un todo indivisible. Son tan sinceras las reflexiones de B.S. Johnson que, más allá de preocuparse por las impresiones que el lector pueda tener, prefiere optar por un formato imposible y, a la vez, descarnadamente honesto. Esto nos lleva al siguiente punto: las hojas sueltas.

Porque, si todavía no lo sabían, y como ya dije al principio, Los desafortunados no es un libro propiamente dicho, sino 27 grupos de hojas sin grapar entre sí. Cada grupo corresponde a un capítulo y todos ellos, salvo el primero y el último, fueron pensados para ser leídos de forma aleatoria. El lector es invitado a desordenar las partes a su antojo y a leer tal y como le lleguen los capítulos. Esta anti-estructura que tan fácilmente podría confundirse con un artificio propio del experimentalismo de los 60, es en realidad la forma más honesta de mostrar las sensaciones que vivió el autor en su visita a Nottingham, ya que los recuerdos nunca aparecen en orden, con presentación, nudo y desenlace, sino justo así, desarticulados, caóticos, caprichosos.

Los pensamientos de Johnson, por lo tanto, llegan puros del autor al lector, prácticamente sin haber pasado por filtros. Esta viveza tan sumamente cruda nos ayuda a adentrarnos con una profundidad impresionante en los recovecos del alma de Johnson (sus inseguridades, su sensibilidad, su tendencia al desánimo y al pesimismo…). Todo queda expuesto con una sinceridad a tumba abierta.

Este viaje a lo más íntimo hace que la experiencia de leer Los desafortunados vaya más allá de cualquier otra lectura anterior. El hecho de tener que manejar esos delicados grupos de cuartillas que amenazan con separarse en cualquier momento transmite al lector la sensación de estar cuidando de algo muy preciado que se teme perder. Eso es justo lo que pretende esta obra, trasladar esa inevitable sensación de ausencia, de pérdida, de insignificancia.

Por todo lo antes expuesto, nos encontramos con una lectura diferente, que supone un reto por el que, en mi opinión, es recomendable pasar. Eso sí, hay que saber encontrar el momento para leerlo (y el lugar, ya que, siendo verano, se corre el riesgo de abrirlo junto a un ventilador encendido y que se vuelen todos los pliegos). ¡Y pensar que un petardo de partido de fútbol fuera el origen de semejante joya!